XIII Guadalcanal manantial de vida
Durante mucho tiempo y hasta los
años cincuenta del siglo XX, se pregonaba y vendía el agua de nuestro pueblo en
los trenes que iban de aquí a Sevilla. Esto sucedía principalmente en verano, y
de ello se encargaba una mujer mayor que ofrecía un trago de agua fresca por un
real (veinticinco céntimos de peseta)
en un búcaro rojo hecho en la alfarería del Coso.
Siempre ha tenido mucha fama
nuestra agua por su calidad, frescura y sabor agradable. Es rica en hierro y
otras sustancias beneficiosas para nuestro organismo.
Guadalcanal tuvo muchos pozos,
pilares, fuentes y abundantes veneros que acreditaban el gran caudal y la
riqueza de su agua, hasta que se canalizó para llevarla a todas las casas del
pueblo.
Hubo pozos en las calles Pozo
Berrueco, Moro, Cervantes, Berrocal Chico, López de Ayala y San Francisco,
que fueron tapados por encontrarse en la vía pública. Aún hoy día existen
numerosos pozos particulares en la casas, aunque, por el poco uso que se hace
de ellos, el agua no es apta para el consumo humano y su sabor es “salobre”.
Existieron también varios pilares
y fuentes, de los que aún quedan algunos. El "Pilar Grande" desapareció en
1943, encontrándose en el Coso, donde hoy existe la caseta municipal. También
quitaron unos años después el “Pilarito Chico”, que estaba junto
al que existe hoy día en el Coso. Este era un pilar muy largo y bajo, utilizado
especialmente para que bebieran ovejas y cabras.
En la actualidad existen los
pilares del Coso, de la Cava, en la calle Pilar, y el de Santa Ana.
También existen actualmente
cuatro fuentes: la más pequeña, en la calle Berrocal Chico, la del Jurado, la de
la plaza y la del Coso. La existente en la plaza tenía gran caudal de
agua y surtía al antiguo matadero situado en el lugar que hoy ocupa la Biblioteca Municipal, así como a la
tenería que estaba junto a él, por unas cañerías subterráneas.
La fuente del Coso fue inaugurada
en 1944, siendo yo testigo de aquel evento a pesar de mi corta edad. Al acto
asistieron el cura, revestido de capa, varios acólitos portando Cruz Alta, el
alcalde y demás autoridades, acompañados todos ellos de banda de música y
tiradas de cohetes. La inauguración de la fuente del Coso fue un gran
acontecimiento al que acudió numeroso público.
Existieron tres lavaderos
públicos, de los que solo queda, aunque no está en uso, el del Jurado, siendo el
único subterráneo que existió.
Otro fue el del Coso, el
mayor de todos. Se trataba de una nave cubierta a dos aguas, de grandes
dimensiones, ocupándose prácticamente toda ella de pilas a ras de suelo, donde
las mujeres lavaban de rodillas. Fue derribado hacia el año 1943.
El tercer lavadero fue el más
famoso de todos, llamado “la Poza”,
el cual se encontraba a final del Palacio, junto a la carretera, donde, además
de lavar la ropa, se comentaban “las cosillas”
del pueblo.
Copyright.- Rafael Rodríguez
Márquez
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