By Joan Spínola -FOTORETOC-

By Joan Spínola -FOTORETOC-

Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



sábado, 27 de febrero de 2016

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 84

Los beneficios y la distribución de gastos

En vistazo  al cuadro en que se reflejan los beneficios para la Hacienda Real en la mina de  Guadalcanal revela que en los años de más elevada producción, 1556-1560, el remanente que queda para el Rey, una vez reducido el monto de los gastos, es realmente muy alto, nada menos que 550 millones de maravedíes —casi un millón y medio de ducados—_ La importancia de la cifra, sólo puede aprehenderse poniéndola en relación con otros ingresos reales en esos mismos años. Como un ejemplo, las rentas ordinarias, tal como se  presupuestaban para el año 1560, ascendían en su totalidad a 605 millones, de maravedíes,  a los que había que añadir 17.437.500 que había de pagar el Fúcar por el arrendamiento de los Maestrazgos, 400.000 ducados —168.750.000 mrs. — que se espera venga de Indias, todos ellos entendidos como ingresos extraordinarios 5. El total de rentas ordinarias y extraordinarias se calculaban en los “presupuestos” —excúseseme el anacronismo- en 1.003 millones de maravedíes para 1555; 1.235 para 1556; 1.129 para 1557; 1.201 para 1558 y 980 para 1.559. Respecto al total de ingresos de los cinco años, los precedentes  de la mina de Guadalcanal ascendieron a prácticamente el 10 % de todos los ingresos de Su Magestad, proporción que se eleva aún más si consideramos que se incluye aquí 1555, año en que sólo un mes estuvo la mina en producción organizada. Sólo así se e el terremoto que en la administración de las finanzas del reino produjeron esos años de extracción en la mina 6, aún más patente si se pone en relación el output de Guadalcanal con las remesas que proceden de Indias en esos mismos años.
Los beneficios experimentan una flexión a la baja de grandes proporciones, en paralelo a la que aparece en la producción, al doblarse el cambio de década, hasta el punto de que ya en 1561 las libranzas para gastos ascendían a una cantidad superior a la de los beneficios. El déficit se repite, agravado, en 1563, lo que impulsa a la drástica reconversión de 3564 y a partir de este último año puede decirse que, sin que jamás se vuelva a las cifras de los años 50, la mina produce siempre beneficios —con la excepción de 1567 en que el desajuste es realmente ínfimo y, en algunos años, éstos ascienden considerable.
Y es precisamente la reconversión de 1564 la que explica en parte el destino de la mina años más tarde. La reducción de lo librado para gastos es tan brutal —de 26.250.000 a 6.967.854 mrs. - que no puede explicarse sólo por la reducción del personal administrativo que sufre la mina, ahorro que supone una cuantía mucho menor —vid, capitulo X—es evidente que se está produciendo al mismo tiempo una drástica reducción de las inversiones       —supresión de la importación de técnicas y técnicos costosos a corto plazo pero rentable a largo, menor cuidado en la entibación y el desagüe, etc. — que produce como consecuencia de una disminución de la rentabilidad a medio plazo y abocará a una inundación en los pozos que resultará irreversible sin una inyección de cantidades muy importantes de numerario. La comparación en el cuadro del gasto en 1559 y en 1564 —tras la reforma— es muy significativa y las variaciones porcentuales apreciables nueve años más tarde, puesto que se producen ya sobre unas cifras de gasto muy pequeñas, no son significativas 7
Ahora bien, no es únicamente ésta la causa de la disminución de la rentabilidad de la mítica mina. Hay que considerar también el tan mentado enriquecimiento que produce menor riqueza del mineral en las capas más bajas del yacimiento, la progresiva profundización, que aumentaba progresivamente los costes de producción –vid capítulo XI—, aunque éstos también se veían elevados igualmente por factores derivados de la revolución de precios y además porque el incremento de plata americana en los años 60 y 70 hace disminuir igualmente el precio del producto final de la explotación 8.
De todas maneras, éstos últimos factores hubieran sido compatibles con el mantenimiento de la explotación, ya que se puede comprobar que, si bien disminución de los beneficios siguen produciéndose hasta la fecha del cierre, si la urgencia de las necesidades de la Real Hacienda hubiera permitido un mayor desvío de recursos para unas inversiones que no tienen lugar y las propias libranzas se hubieran producido con una mayor puntualidad. Pero los desajustes entre necesidades, no ya de inversión, sino de los puros gastos corrientes y disponibilidad de numerario produjeron un caos en la marcha de la explotación que constituyó el factor principal en el planteamiento de su clausura y posterior paso a manos privadas. La opinión de un extranjero, técnico en la mina en los años de vacas flacas —1570— es muy reveladora: 
“En la mineta que se diçe de la Gran Conpaña sabe y ha visto que va descubierta la caxa de metal e nunca ha dejado de. y sacarse della un metal sordo (carente de ley de plata) que no se halla en él plata; pero que este testigo sienpre sería de paresçer que se fuése siguiendo la dicha cara, porque le paresçe que tiene señales que, próçediendo adelante, se toparía con buen metal; pero que los señores de la corte no quieren proveer dineros para elllo (...) porque dizen que tiene grande costa; pero si fuera en Alemania, o tocara a algún mercader o persona particular, gastará toda su hazienda por seguidilla (...). Le paresçe que se debe seguir (la veta mineral en un momento en que la ley ha descendido mucho) y trabajar en ella, porque hay grande esperança de haber metal y que no se debe dejar por temor del gasto, porque hay buenas señales y que se paresçiera esto en Alemania, todos los vezinos a quien tocare venderían sus haziendas para seguir e buscar el metal”.
Brun —así se llamaba el técnico— aprecia claramente las diferencias de inversión entre presas de su Centroeuropa originaria y la Real Hacienda. Al morisco Francisco Blanco se le preguntaba en una información
“si de parte de los ofiçiales de S. M. que aquí residen se ha puesto en esta labor y en el sacar y benefiçiar los metales toda la diligençia que ha sido nesçesaria o si por descuido suyo se ha dejado de sacar o benefiçiar alguna parte dello, o si, poniendo más diligençia sacarán más metal; dixo, que después acá que se descubrió este metal los dichos ofiçiales han puesto toda la diligencia que ha sido nesçesaria y proueido todos los trabajadores que se requerían en todas las labores sin que se pudiera hazer más de lo que ellos han hecho, pero que antes de aquello harto más se pudiera hazer y se hubiera descubierto más presto aquel metal si hubieran proveido de dinero para ocupar en ellos la jente que se requeria, pero que sienpre responden que de la corte les atan las manos para que no gasten más de aquello donde entendieren que se sigue prouecho, lo qual no puede saber otro antiçipadamente sino Dios del çielo” .
El estado de la Hacienda Real no permitía inversión alguna que no tuviera una inmediata rentabilidad.
Los retrasos en la percepción de lo asignado para gastos encarecían los abastecimientos  y paralizaban los trabajos durante largas temporadas. En 1565, los oficiales de la Casa de Contratación sevillana tenían estrictas órdenes de no proveer de fondos a la mina, más que de  lo procedente de su propia producción, lo que hacía que hubiera que esperar
Hasta cuarenta días hasta poder regresar de Sevilla con dinero. A causa de ello,
“por no ayer un real en esta fábrica para conprar almártaga, an estado hartos días parados los hornos, y aún los mismos trabaxadores andavan nesçesitados por no tener con qué conprar de comer...”.
En la mina de Aracena, dependiente de la de Guadalcanal, su administrador informaba
“Fuera bien y a menos costa que se siguieran las venas antes que vinieran las aguas del ynbierno y yo hobiera, desde que dí en agua, dado orden para que se trabajase en ella de día y de noche, como se suele hazer y no lo he hecho porque no tenía con qué hazerlo, porque desde prinçipio de mayo pasado que començo a entender en la labor y benefiçio desta mina que se me enviaron 100 ducados, no me han querido dar más los ofiçiales de V.M. de las minas de Guadalcanal          (...) antes dizen que no los tienen ni de qué sacarlos” 9.

5 AGS- Estado, Leg.° 142, fol. 144. En los legajos consultados de la sección de Estado, aparecen meados presupuestos de gasto para los años 1556 a 1570.
Sobre este balance de la mina, cfr. entre otros muchos: A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Leg.° 1, 2-3 A.G.S. Estado, Leg.° 137, fol. 283, Leg.° 138, fols. 2 a 9; Leg.° 143, fols. 61-157-158; Leg.° l .: a 6; Leg.° 46, fol. 99 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 28, fol. 38 a 41; Leg.° 34,  fol. 273; Leg.° 48, fol. 57; Leg.° 52, fol. 88-90; A.G.S. Contadurías Generales, Leg.° 3.072, libranzas  sobre Sevilla para la mina de Guadalcanal.
6 A.G.S.. Estado, Leg.° 146, fols. 199-247. ULLOA, M.: La Hacienda Real..., p. 129.
7 Cfr. A.G.S. Estado, Leg.° 138, fols. 5-7; A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, 1
A.G.S: Diversos de Castilla, Leg.° 8, fol. 62; Leg.° 46, fol. 17.
8 Los informes reiteran continuamente que la plata de Guadalcanal alcanzaba precios que cualquiera otra cuando se vendía sin amonedar, porque es “plata muy fina y buena”. Y toda la plata en un mismo momento alcanzaba el mismo precio; éste se fijaba en el mercado en función de su Ley. En 1557 escribía el alcalde Salazar al Rey desde Sevilla —el 17 de enero— haciéndole ver que en las Casas de la Contratación y de Moneda de Sevilla, la plata de Su Majestad alcanzaba un precio más bajo que la de particulares y que la diferencia era “muy notable”: mientras el marco de 1ª plata real valía          2.100 maravedíes y a 2.200, la de particulares se pagaba a 2.400 e igualmente sucedía en el metal que procedía de Nueva España, mientras que en el Perú el precio era igual para el parte para el particular y para el Monarca. La razón estribaba en la aparición de una cantidad de plomo mayor en la mejicana que en la peruana; cfr. A.G.S. Estado, Leg.° 120, fol. 198.
En 1568 la depreciación del metal blanco era ya acusada; un informe a la Corte indicaba que la venta, los precios “no llegan a la ley”; cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg. 90 fol 59. De igual forma, el mecanismo de la oferta y la demanda hacían bajar el precio de la plata en relación con otros lugares; cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 265, s.f_ informe de Andrés de  Tolosa, año 1557.
Un memorial de 1567 proporcionaba curiosas soluciones para limitar la especulación con la plata cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 78, fol. 230.
9 Cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 103, fol. 12; Leg.° 52, fol. 90; Leg, 19-23-49; Leg.° 57, fols. 105-106; Leg.° 156, fol. 3; Leg.° 68, fol. 121. Iguales problemas en Almodovar en A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 57, fol. 118.

De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez

miércoles, 24 de febrero de 2016

Cartas un amigo


Villa de Guadalcanal

Amigo y recordado Pablo, en mi caminar por los polvorientos caminos de nuestra piel de toro, he detenido mis cansados paso en la sevillana Villa de Guadalcanal; Villa porque lo quiso la realeza y Guadalcanal nombre gallardo de altanera historia, me recibe su magnífica plaza de los naranjos, paraje de reunión de los lugareños.
En las estribaciones de los montes marianos, entre las sierras del Agua y del Viento y entre sus abruptas escabrosidades, que riegan el río Bembezar, al que desagua el Sotillo, la rivera del Benalija, con su puente romano de igual nombre y los arroyos Guaditoca, Esteban Yañez y el Moro, todas cuyas aguas van á engrosar con las del padre Betis, se halla emplazado este pueblo de remotísimo abolengo como demuéstralo su nombre primero griego, á 83'325 kilómetros, 16,8 leguas según caminos de la Metrópoli andaluza, en los límites de cuya jurisdicción se halla confinado, como faro visor de dos regiones y tres provincias. Extremeña primero y andaluza desde 1833 con la nueva división provincial de Javier de Burgos.
Alcornoques, encinas, olivos, frutales, jaras…, dan un coloridos esencial todo el año en contraste con sus simétricas calles de casa blancas.
Su importante cabaña ganadera, rebaños de vacas, ovino y caprino  pastan en sus  tierras de erial, manadas de cerdos campean en sus dehesas.
Su fundación es de los primeros pobladores de raza ibera, seiscientas centurias antes de la Era Cristiana, conociéndose por los historiógrafos primeros con el apelativo de Teresii ó Tereses y algunos Tereja, habiéndose también querido reducirlo á Canani, prevaleciendo por último el arábigo, Guadalcanal  río de creación que tan propio y ufano ostenta, para los que niegan las influencias del arabismo en nuestra patria.
Pueblo riquísimo en minas que fué por su cuenca argentífera y plúmbea, fué muy apreciado por las diversas razas que dominaron al país, para su explotación que datan del siglo XVI  a nuestros días, siendo la más importante y garante para las arcas reales.
Después de la reconquista que la ganó Don Rodrigo Iñiguez, fué Encomienda de la Orden de Santiago, de la Vicaría de Santa María Tentudia. Posee tres templos parroquiales principales, Santa María de la Asunción, Santa Ana y San Sebastián, otras iglesias y ermitas en la población y aledaños siendo el primero muy notable por su época. Venerase en el primero la antiquísima imagen de la Virgen con el título de Guadítoca del lugar donde está erigida ermita, a dos leguas y poco de la villa, la primera que debió ser morabito arábigo. La imagen á causa de los toques y repintes que ha sufrido en distintas restauraciones ha perdido todo su carácter de época, aun conservando su belleza.
Importante edificio conocido como La Almona, siendo la construcción la civil más antigua de la zona datando de 1307, construida como casa del bastimento del Maestre de la Orden de Santiago, constituyendo su almacén de provisiones y morada de Comendadores.
Igualmente existieron y existen conventos de varias órdenes religiosas.
Crisol de culturas que fue en la edad media, conviviendo dentro de su recinto amurallado, cristianos, árabes y judíos, templos, mezquitas y sinagogas convivieron en el tiempo.
Encontrándome parado frente a la solemne  fachada de la Iglesia de San Sebastián se me acercó el canónigo D. Antonio Muñoz Torrado hijo e ilustre historiador de esta villa,  tras departir una animada charla me regala unas magnificas fotos de la localidad para ilustrar mi carta.
 Cuenta entre sus hijos ilustres al descubridor Pedro Ortega valencia, destacado hombre en el asentamiento español del nuevo mundo y miembro de varias expediciones, lugarteniente en una de ella  de  Álvaro de Mendoza que en 1568 descubrió en el océano Pacífico las Islas Salomón, dando nombre a la mayor de ellas como Guadalcanal, en honor a su localidad natal, el Almirante de Castilla D. Alfonso Enríquez, hijo bastardo del gran Maestre de la Orden de la Orden de Santiago y una judía de la servidumbre conocida como “La Paloma”, Señor Medina de Rioseco, de real linaje, abuelo y nieto de Reyes de Castilla y Aragón.
El insigne político y literato D. Adelardo López de Ayala, académico de la lengua, famoso dramaturgo, y político, fue ministro en varias ocasiones y  parte activa en tramas y gobiernos provisionales, redactó el manifiesto de la Revolución del 68 y miembro del gobierno provisional del 69, entre sus obras se encuentran El tanto por ciento, Rioja, Consuelo, Un hombre de estado, El nuevo Don Juan y otras.

Finalizo mi jornada andariega impregnado de jazmín y azahar, prosigo mi rumbo hacia la Extremadura medieval y monumental, el tren entra en el túnel del puerto de Llerena y mi cerebro lleno de imágenes y repletos nostalgia ordena notas y perfiles para confeccionar la carta sobre Guadalcanal, villa y museo estático.


Cartas de un andariego, libro III Andalucía
Sixto Gómez de Ainoza
Madrid, 1923 

sábado, 20 de febrero de 2016

Adelardo López de Ayala o el figurón político-literario 19

General Malcampo
Capítulo XIX
Paz y aventura

Y ya fué feliz Ayala, con dicha que había de durarle hasta la muerte. Un poeta ha dicho que:
Hay plumajes que cruzan el pantano y no se manchan
y cualquier zoólogo puede explicar que hay pieles para las que el lodo constituye balsámica untura. Ambas condiciones se dan en la especie humana, que no es sino una de tantas especies animales. Tuviese la primera o la segunda condición —nosotros creemos que ésta— Ayala, entre el barro restaurador vivió siempre venturoso.
No había de combatírsele más. El ataque de que le hizo objeto Sardoal fué único. Se consideraba al nuevo fiel de Alfonso XII como una de las fatalidades de la Restauración. Y con él transigieron amigos y enemigos.
Del Rey abajo. El propio hijo de Isabel II encargó que la pluma infamadora de su madre fuese la destinada a cantar los éxitos que obtenía. Y a petición del Monarca, Ayala redactó la alocución que leyó Alfonso XII ante las tropas reunidas en Somorrostro a la terminación de la guerra contra los carlistas. Es un curioso documento que merece copiarse íntegro.
Decía así don Alfonso con palabras de Ayala, o Ayala por boca de don Alfonso, que "tanto monta":
"Soldados: No puedo alejarme de vuestra presencia sin manifestaros la profunda gratitud de mi alma. Merced a vuestro esfuerzo ha sucedido a la proclamación de mi nombre, primero, el predominio de vuestras armas; después, la terminación de la guerra civil.
"Vuestras virtudes militares han restablecido la paz y me han alcanzado el título más glorioso a que puede aspirar un Monarca.
"Cuando ayer, en tierra extranjera, contemplaba, lleno de angustia, la discordia y la ruina de España, sólo me consolaba el considerarme en todo punto ajeno a tanta desventura. Hoy aquel triste consuelo lo habéis convertido en inmenso júbilo, dándome ocasión de remediar desgracias acontecidas en mi ausencia, y de enjugar lágrimas que, gracias al cielo, no han corrido por causa mía. Debo a la Providencia el haber permanecido lejos del mal, y a vosotros, la pura satisfacción de haber contribuido a su remedio.
"Gracias, soldados. Grabados quedan en el corazón de vuestro Rey los rudos sacrificios de que habéis dado tan constante ejemplo en la presente guerra. Dios hará que no sean estériles para el bien. Su recuerdo no se apartará nunca de mi memoria; él me estimulará constantemente a cumplir como bueno los altos deberes que la Providencia me ha confiado, y mantendrá viva mi fe en el porvenir de la patria, que bien merece y puede alcanzar un poco siquiera de bienestar y sosiego la que es madre de tan honrados hijos; y harto demuestran los recientes sucesos que las enconadas pasiones, contrarias a la salud de la patria, no han infeccionado el corazón del pueblo español, que, afortunadamente, en los grandes conflictos aparece siempre, como hoy en vosotros, valeroso y sencillo. lleno de abnegación y de bravura, sensible a los estímulos del pundonor y de la gloria, y enriquecido, en fin, de todas las cualidades que forman soldados dignos de este nombre y capaces de garantizar el progreso y la prosperidad de las naciones.
"Mejor asunto merecían vuestras proezas que el funesto que os ha dado la guerra civil. Horrible guerra en que el golpe que se da y el que se recibe, todos, causan dolor: desgracia superior a todas, y que, para mayor amargura de vuestros corazones, sólo España le ofrece ya en el mundo frecuentado teatro.
"Espero en Dios que no ha de repetirse, y si común ha sido la pena, los beneficios de la paz que habéis conseguido alcanzan en cambio a todos los españoles, y a ninguno debe humillarle la derrota, que, al fin, hermano del vencedor es el vencido.
"Soldados: Los ásperos trabajos que habéis soportado; las continuas lágrimas que vuestras honradas madres han vertido; el triste espectáculo de tantos compañeros que gimen en el lecho del dolor, o descansan en el seno de la muerte, todos estos males, aunque espantosos y por todo extremo lamentables, quedan reducidos al espacio de una generación; pero fundada por vuestro heroísmo la unidad constitucional de España, hasta las más remotas generaciones llegará el fruto y la bendición de vuestras victorias.
"Pocos ejércitos han tenido ocasión de prestar un servicio de tal importancia. Tanta sangre, tantas fatigas, merecían este premio.
"Soldados: Con pena me separo de vosotros. Jamás olvidaré vuestros hechos. No olvidéis vosotros, en cambio, que siempre me hallaréis dispuesto a dejar el palacio de mis mayores para ocupar una tienda en vuestros campamentos, a ponerme al frente de vosotros y a que en servicio de la patria corra, si es preciso, mezclada con la vuestra, la sangre de vuestro Rey."
Al regocijado espíritu de los lectores dejamos el comentar esta alocución, en que el ex desterrado Príncipe se alegraba de haber permanecido ausente, con las frases del que le hizo ausentarse siguiendo a su madre al destierro, y en que el principal autor de la Revolución y ministro de Amadeo hacía declamar al nuevo Rey por los dolores que la guerra desatada con el movimiento, liberal .y la proclamación del de Saboya provocó.
Y volvamos al objeto del capítulo. Ayala era dichoso en puesto preeminente y sin que nadie le combatiera. Contra su misma gestión ministerial no se alzaban voces.
Varias veces, claro está, ya en el Congreso, ya en el Senado, fué interpelado sobre los asuntos de Ultramar; pero lo fué con toda, cortesía y t do respeto, empleándose para ello esos torneos de fineza que constituyen las partes de las sesiones parlamentarias dedicadas a "ruegos y preguntas".
Por lo demás, la tercera etapa de la vida ministerial de Ayala fué tan equivocada como la primera y segunda. En Ultramar seguían las cosas tan mal como siempre y aun el ministro las empeoraba todo lo posible. Así, por ejemplo, autorizó al general Malcampo para que encendiese una nueva guerra, marchando a combatir contra los moros de Joló.
En la isla de Joló no se nos había perdido cosa ninguna. Siempre fué independiente, bajo el gobierno de sultanes, con su población musulmana. Cierto que de Joló partían barcos piratas; pero lo mismo ocurría de otras muchas islas de los diversos archipiélagos próximos y de todo el vecino litoral chinesco. La misma razón había, pues, para ir a conquistar Joló que para emprender la conquista de Malasia y de China. Sobre que, naturalmente, no conquistamos Joló ni mucho menos.
El pretexto para la expedición fué que un sultán de Joló, muchos años antes, reconoció- la soberanía de España, comprometiéndose a tener enhiesta la bandera española. Y. hacía cinco años, su sucesor, porque se le hubiese estropeado el lienzo rojo y gualda o porque se cansase de ver esos dos colores tan chillones, dejó de enarbolar nuestro pabellón. Nadie se preocupó por eso ni nadie de eso se ocupó siquiera; pero, al cabo de un lustro, el general Malcampo juzgó que debía vengar tal injuria.
A Ayala le pareció muy bien. Autorizó una expedición que costó sangre y dinero. Se obtuvo, según el ministro dijo en el Congreso, "gran gloria para el general Malcampo y para España". Y fueron construidos un fuerte y una factoría en Joló, que nunca sirvieron para nada. Esto, de momento. Luego se perdieron la factoría y el fuerte, siguiendo la piratería jolones como siempre. Pero se pasó el rato.
También siguió pasándose el rato en Cuba, con la insurrección ya hecha crónica, y en Puerto Rico, donde iba fomentándose el descontento. Cánovas del Castillo, partidario de gastar en las luchas coloniales "hasta el último hombre y la última peseta", apoyaba a Ayala en su política intransigente. Y como en el Gobierno, Cánovas,  más .que presidir, imperaba, y como en las primeras Cortes de la Restauración contra Cánovas no había quien alzase la voz, Ayala tan a. gusto. Seguía su sistema funesto para la conservación de las colonias, bien respaldado por el que todo lo podía y sin que nadie se atreviera a oponerse en serio.
Además, Ayala no era hombre que sintiese sus ideas con esa enorme fe a la que ninguna concesión satisface y cualquier contrariedad exaspera. Contento de gobernar, gobernaba a su modo mientras esto podía hacer, y cuando no podía gobernar así, pues gobernaba de otro modo, tan tranquilamente. Por ejemplo, la República había abolido la esclavitud. Según recordaréis, Ayala fué el portavoz de los que contra el proyecto clamaron desesperados. Y llegó a decir que "eso sería para España la mayor desgracia posible: una ruina y una vergüenza. Pero al volver a ser ministro de Ultramar y encontrarse con que los esclavos habían sido declarados libres y la libertad había quedarles, lo hizo sin pena. ¡Qué sin pena! Lo hizo honrándose de hacerlo... Palabras suyas son éstas: "El Gobierno actual ha tenido la honra de realizar la ley de abolición de la esclavitud."
Dos años casi completos fué ministro así, plácida y venturosamente. Y al dejar de serlo no sufrió el dolor del despido ni el golpe de la caída. Empeorado el estado de su salud, abandonó voluntariamente la cartera, en la que no se le dio siquiera substituto. Un compañero, el ministro de Gracia y Justicia, Martín de Herrera, quedó encargado de la firma de Ultramar. Ayala permanecía, pues, siendo como miembro honorario del Gabinete.
Y podía ocuparse de cuidar su dolencia, y dedicarse a lucir y figurar, sin trabajos ni fatigas y con influjos y glorias. Le fué dado entonces el placer de contribuir a la boda de Alfonso XII, apoyando la elección que éste hizo de novia. Y obtuvo la satisfacción, al cabo, de ver sentar en el trono de España a una hija de Montpensier. Ahí debieron de colmarse las aspiraciones del nuevo alfonsino y antiguo montpensierista.
La Revolución de Septiembre y el golpe de Estado de Sagunto hacían más que darse la mano: se casaban. Y si de esto no se alegraba. Ayala, después de los contrayentes no sabemos quién podía alegrarse más. De aquella luna de miel, rayos luminosos y dulces gotas correspondían de derecho a nuestro biografiado.

Luís de Oteyza
Vidas Españolas e Hispano-Americanas del Siglo XIX

Madrid, 1932

miércoles, 17 de febrero de 2016

Expediciones de Mendaña, Ortega, Quirós y Torres

El hallazgo del gran archipiélago melanesio de Salomón

Entramos en una nueva fase de la expansión española en el Pacífico. Si las posibilidades de nuevos hallazgos se habían reducido mucho en el hemisferio norte, ahora se tienta la fortuna bajo la línea equinoccial. Los puertos de Nueva España seguirán sosteniendo la comunicación y el comercio con las provincias filipinas, mientras que la base de nuevas exploraciones oceánicas se traslada al virreinato peruano. El régimen de vientos intuido por Urdaneta era eficaz para la navegación septentrional, pero los intentos de regreso por latitudes subecuatoriales, desde los de Saavedra y Ortiz de Retes hasta los de Thompson y Mourelle, demostrarán que la vuelta, a tenor de los vientos reinantes, sólo podía hacerse por latitudes mucho más australes.
El primero de estos viajes, organizado por Lope García de Castro, gobernador y presidente de la Audiencia del Perú, llevaría como capitán general a Álvaro de Mendaña, un joven de veinticinco años, sobrino del gobernador, amparado por la experiencia del navegante y cosmógrafo Pedro Sarmiento de Gamboa, uno y otro gallegos. Las dos naos que integraban la flotilla se hicieron a la vela en el puerto de Callao el 19 de noviembre de 1567, con unas 160 personas a bordo. Los expedicionarios no volverían a ver tierra americana hasta mediados de diciembre de 1578, en que recalaron sobre la península de California, para seguir luego hasta el mismo puerto perulero de salida.
El resultado más espectacular e importante de esta larga campaña fue el hallazgo del gran archipiélago melanesio de Salomón, el lugarteniente de Álvaro de Mendaña, Pedro Ortega Valencia, tuvo especial relevancia en esta expedición, detallemos las islas entonces descubiertas, fuera o dentro del citado grupo: atolón de ?fui, en el archipiélago de Ellíce [hoy Tuvalu]: bajos de Roncador, al norte de las Salomón; islas de Santa Isabel [hoy Isabel]. San Jorge, Ramos, Malalita. Kombuana, Vatilau, Florida, Mbokonímbeti u Olevuga, Mangalon;a, Soglionara, Ndalakalau, Sayo, Guadalcanal, Choiseul, Ulawa, Tres Marías [hoy Olu Malau, o Three Sisters], Uki Ni Masi [hoy Ugi, San Cristóbal, Renneli, Santa Catalina y Santa Ana, todas en el archipiélago de Salomón; atolones de Maloelap y Aur, en las Marshall orientales, e isla de Wake, en l9"N., Muy distante de otros grupos insulares.
Si atendemos a la realidad política y económica inmediatas, la expedición fue un fracaso; la leyenda en torno a la riqueza de las islas del rey Salomón se vino entonces por tierra. Sin embargo, no ocurrió lo mismo en cuanto a los adelantamientos geográfico y náutico. Mendaña lleva a cabo el primer viaje redondo al Pacífico meridional, y en alguna de sus relaciones se refleja la intuición de que al sudoeste del archipiélago salomonense hay grandes tierras, o acaso un gran continente. Además, las informaciones redactadas por los cronistas de aquella empresa tienen un considerable valor para antropólogos, etnólogos y naturalistas. Curiosamente, y aunque lo intentaron unís y otra vez, los navegantes europeos tardaron dos siglos en dar nuevaniente con las Salornón (Bougainville en 1768 y Seville en 1769).
El ansia de llevar a cabo un firme asentamiento en las Salomón no dejaba de hormiguear en la frente de Álvaro de Mendaña, pero hasta casi treinta años después-no pudo realizar este sueño, que iba a costarle la vida. El propósito de hacer población explica que embarcasen ahora varias familias dispuestas a iniciar una nueva vida sobre una nueva tierra. Contaba Mendaña con dos naos, una galeota y una fragata. en la que también torno plaza su propia esposa, Isabel de Barreto, asistida por la compañía de tres hermanos. En total, partieron del puerto del Callao unas 368 personas, entre las que iba corno piloto mayor el portugués Pedro Fernándes de Queirós (el Quirós de los españoles), que al correr de los años adquirirá notable celebridad. Zarpó la flotilla el 9 de abril de 1595 y, después de descubrir dos grandes archipiélagos en el Pacífico sureño y de sufrir muchísimos lutos entre su gente, dos años y medio más tarde llegaría doña. Isabel con la nao capitana al puerto mejicano de Acapulco (agosto de 1597).
Ni Mendaña ni su piloto pudieron encontrar nunca las Salomón, pero después de haber descubierto los grupos de las Marquesas y de Santa Cruz, el capitán general y adelantado pasó a mejor vida con otros muchos de sus hombres, entre ellos 182 que se fueron al fondo del océano en el naufragio de la nao almirante, Santa [sabe!. Las adversidades forzaron a la Barreto, que sucedió a su marido cono gobernadora, a buscar el refugio de Filipinas, donde consoló pronto su viudez casándose con Fernando de Castro, apuesto pariente de su anterior marido, con quien luego embarcaría camino del Nuevo Mundo.
La expedición última de Mendaña y sus sucesores tiene en la historia de los descubrimientos una significación especial, porque cierra el ciclo de los grandes viajes llevados a cabo en el mar del Sur durante el reinado de Felipe II muerto en 1598. Lo que viene después, incluidas las estupendas campañas de Quirós y Váez de Torres, son destellos de un panorama decadente cuando España, agotada por un esfuerzo apenas concebible, pierde su protagonismo en el mayor de los océanos. He aquí los hallazgos de la empresa que acabamos de recordar: islas de Fatu Diva, Mohotani, Hiva. Oa y Tahuata. en el archipiélago de las Marquesas; islas de Pukapuka, Motu Koe y Motu Kavata, con el cavo de Toka, en el grupo de las Danger; la isla de Nurakita, la más meridional del archipiélago de Ellice o Tuvalu; las islas de Nendo, Tinakula, Tomuto Neo. Tomuto Noi y el grupo de Swallow. todas en el archipiélago de Santa Cruz, y las islas de Ponape [hoy Pohnpeí], Pakin, Pagenema y otras menores, en el grupo de Senvavin, zona oriental del archipiélago de las Carolinas.
No es posible condensar en pocas líneas la vida del portugués de Évora Quirós, un personaje singular y contradictorio, realista y soñador, abnegado y ambicioso, de una tenacidad que le llevaría a. escribir más de medio centenar de memoriales al rey Felipe HE proponiéndole nuevas campañas oceánicas. Este fue el hombre que capitaneó la expedición compuesta de dos naos Y un patache, con unos 130 hombres de mar y guerra, hecha a la mar desde el Callao el 21 de diciembre de 1605. Los fines de esta empresa no eran otros que la población y pacificación de las islas próximas al archipiélago salomonense, así como el descubrimiento del gran pedazo de tierra firme, o cantidad de islas que se continúan desde el estrecho de Magallanes hasta la Nueva Guinea y la Java Mayor, es decir, el gran continente austral incógnito, tal y como lo concebían los geógrafos de la segunda mitad del siglo XVI.
1...as naves no darán nunca con el buscado archipiélago de Santa Cruz, descubierto por Mendaña en el viaje de 1595, bien conocido de Quirós, puesto que él había actuado entonces corno piloto mayor. liarán, sin embargo, los españoles otros descubrimientos que en seguida puntualizaremos, el principal de los cuales será el importante grupo de las Nuevas Hébridas o Vanuatu, llamado por el capitán general Áustrialia del Espíritu Santo, topónimo en el que parecía evocar la casa de Austria reinante en España y un supuesto continente austral en el que creía encontrarse.
En la principal de estas últimas islas, Espíritu Santo, sucedieron cosas curiosas, pintorescas y desdichadas, como la fundación de la ciudad de Nueva Hierusaletu, la creación de una ridícula Orden del Espíritu Santo y la súbita y poco esclarecida desaparición de Quirós en su nao capitana, que pondrá proa al norte hasta dar, muy por encima de los 30 boreales, con vientos que le llevarán hacia la Alta California y, finalmente, a la bahía de Acapulco (noviembre de 1606). Del memorable viaje que desde Nuevas Hébrida:s emprendió el capitán de la almiranta, Luis Váez de 'Forres, hablaremos pronto. Reseñemos ahora los resultados de la campaña de Quirós.
Aparte de la precisión en los datos náuticos anotados por los pilotos y en una perceptible mejora de la higiene a bordo de los buques. la expedición halló nuevas islas y archipiélagos muy distantes entre sí, como Ducie, Henderson, Marutea, el grupo de Acteón, Vairaatea, Tauere, Rekareka y Raroia, toda ellas en el archipiélago de Tuanmotu en sus proximidades Caroline, atolón del grupo Southern; Rakahanga, en el disperso grupo de Manihiki o Roggeveen; Taumaco, Treasurers y Tikopia, en el grupo Duff o sus cercanas; Mera Lava, Merig, Maewo, Santa María, Vanua Lava, Saddle, Mota, Espíritu Santo, Ladhi y Ureparapara, en el archipiélago de Nuevas Hébridas o en el Bataritari, en el extremo noroccidental del archipiélago de Gilbert.
Luis Váez de Torres se había quedado solo en Espíritu Santo, al mando de la almiranta y de la zabra o patache, embarcación de unas 20 ó 30 toneladas, muy apta para la exploración en aguas someras. Entre otras personas, le acompañaba el capitán entretenido Diego de Prado y Tovar, autor de una interesantísima crónica del viaje, que terminaría sus días en el convento madrileño de San Basilio.
Desde allí, estos españoles van a tentar rumbos de poniente con el fin de hallar las filipinas y descubrir, al paso, todas las tierras nuevas que aparezcan en aquellas latitudes. El relato de la jornada es apasionante y no exento de curiosísimas observaciones geológicas y etnológicas.
Torres anotará en su haber logros tan importantes como el hallazgo del estrecho que hoy lleva su nombre, el primer avístamíento documentado del continente australiano, la determinación de la insularidad de Nueva Guinea con el descubrimiento de su costa meridional y, por fin, el fondeo en las Molucas y las Filipinas.
Desde Nuevas Hébridas, al son de su marcha hasta las aguas noroccídentales de Nueva Guinea, cabe a Torres la paternidad de los hallazgos de las siguientes islas o accidentes geográficos: Tagula; Sideia, Doini, Bonarua, Brumer, bahía de Orangerie, Bona Bona, Delami, Inmuta., Bonarua, Mainu, Laluoro. Lopom, Nanaubada, Langava, Parama, Dungeness. Turtle Backed, Gabba, Long, Twin, estrecho de Endeavour. Príncipe de Gales, montañas de Australia, cabo Vals. Dramai, Aiduma, Baronusu, Lakahaia, Adi, bahía de Serakor, Panjang, Ekka, Batu Putih, Pissang, Shildpad y Yef Fam. Con razón el historiador Ernest T. Hamy calificó esta campaña como la más atrevida y mejor manejada que han llevado a cabo los españoles en las ignoradas aguas del gran océano Pacífico.

Adrián B. Fernández de Otamendi
Ciudad de Lima 

sábado, 13 de febrero de 2016

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 83

Balance de la mina y destino de la plata

El destino inmediato de la plata

Una vez depositada la plata en el almacén específicamente dedicado a ella en la mina, preparaba, su expedición a Sevilla, normalmente urgida por la Corte que, mucho antes,  no ya de que se enviara, sino incluso de que se extrajera de los pozos, había actuado abundantes consignaciones presupuestarias sobre ella. La plata se introducía normalmente en dos cajones de acero “de Alemania” y a lomos de acémilas —lo agreste del camino no permitía el empleo de vehículos de rueda—, confiada a personas que desempeñaban ese trabajo por contrata y que depositaban por ello una fianza
“para que si alguna cosa le subtendiere, lo paguen con su persona e bienes”,
emprendía un viaje que duraba habitualmente tres días en dirección a la metrópoli hispalense a través de una ruta que cruzaba el Guadalquivir a la altura de Cantillana por medio de una barca de peaje y seguía después por la margen izquierda del río hasta la ciudad l. Las ordenanzas expedidas para lamina especificaban que la conducción de la plata producida debía esperar a que se hallara almacenado un total de metal de 1.200 a 1.500 marcos, pero normalmente la Corona, que era quien había redactado las ordenanzas, urgía a que se hiciera antes, lo que evidentemente incrementaba notablemente el coste anual del conjunto de los transportes 2. El porte de la plata se aprovechaba a la vuelta para llevar a la mina el dinero para los gastos de ésta.
Llegada la plata a Sevilla, quedaba allí bajo la jurisdicción de los tesoreros de la Casa de Contratación, con lo que entraba en un proceso idéntico al de la plata real proceso de las colonias americanas. El destino inmediato del metal era la hornaza real de la de Moneda sevillana, donde se pesaba y se entregaba el ensayador, quien estudia la liga de cobre que era preciso alearle para que alcanzara la ley conveniente 3. A continuación se convertía en reales, salvo la escobilla y la denominada “plata de relaves”, que se vendía en pública subasta al mejor postor.
Parece que la técnica que se había alcanzado en España en relación con la calidad la acuñación a mediados de siglo era relativamente avanzada; al menos, los costes menores que en Flandes, lo que evidentemente sólo podría atribuirse a un mejor procedimiento, ya que ni los salarios, ni los materiales empleados eran aquí más barato:
Sin embargo, no se había logrado una rapidez suficiente en el proceso, algo que sólo conseguirá el célebre “ingenio” de Segovia. Ello provocaba estrangulamientos y enormes retrasos en la acuñación de la plata de Guadalcanal, a pesar de que la Casa de la Moneda tenía estricta orden de atender de forma prioritaria a la plata real por delante de cualquier particular. Ello obligó en algunas ocasiones de especial urgencia a desviar de Guadalcanal hacia otras casas de moneda, como la de Toledo, con el consiguiente incremento de gastos, o a efectuar algunos pagos directamente en plata, lo que significar pérdida 4.

1 Sobre el transporte, cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 52, fol. 89.
2 Cfr. A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 1, fol. 5. El precio del transporte ascendía 1560 a 7.249 maravedíes; cfr. A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 1, fol. 4. El paso de )arca era una fuente constante de problemas, en 1556 informaba A. de Zárate:
“Desde que estoy aquí ando en porfía con los arrendadores de la barca de Cantillana y con la justiçia de allí sobre las molestias que haçen a las personas que llevan plata y traen dinero, sobre el pedirles barcajes de las cargas, y aunque han sido amonestados sobrello y a la contina va con la plata un alguazil, ninguna cosa aprovecha, sino que los quieren pasar y los detienen allí aunque se les dice y ellos ven que esta es haziendo de V.M. y no debe derechos y que los arrieros pagan el barcaçe de sus mulos, continuándose estos malos tratamientos. Yendo un uezino de Sevilla, llamado Françisco Marmolejo, a los 14 del presente con 4.000 y tantos marcos de plata y llevando vara de justigia teniendo ya las cargas en el barco, vino el arrendador, ques alcalde de la hermandad, y se las quiso hazer sacar, y sobresto vinieron a reñir y juntándose mucha jente del pueblo en fabor del arrendador, trataron muy mal de obra y de palabra al dicho Marmolejo, dándole viertas bofetadas o moçinetes, e diçiendole palabras feas e injuriosas (...). Yéndose a quejar a un alcalde mayor no solamente no le remedió ni castigó pero prendió al dicho Marmolejo y a las guardas que con él iban, dejando sin guarda las de plata, lo qual al paresçer es cosa digna de castigo ejempla”;
Cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 28, fol. 37.
3 La amonedación de 2.500 marcos de Guadalcanal se hizo con 2 arrobas y media de cobre, cantidad que puede aceptarse como promedio, ya que no era fija, sino que dependía de la calidad de plata amonedada; cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 27, fols. 1-7.
4 Sobre el proceso de amonedación de la plata, Cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Le fols. 1-7; Leg.° 28, fols. 66 y 173; Leg.° 29, fol. 197; Leg.° 38, fol. 149. A.G.S. Estado, Leg.° 129, fols Leg.° 147, fol. 271, Leg.° 112, fols. 3 a 6, 190 y 192. A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, leg. 1, fol. 10; A.G.S. Contadurías Generales, Leg.° 3.072, s.f. Archivo General de Indias, Contadurías 285, 286, 287. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 32, fol. 101 bis: el licenciado Salazar planteaba en 1557 la posibilidad de una mayor ventaja para la Hacienda Real vendiendo la plata en almononeda en lugar de amonedándola.
Los gastos de amonedación de cada partida ascendían a aproximadamente el 0,21 %:
24 de febrero de 1556:
— Plata llegada de Guadalcanal ..........................................................7.676 marcos:
— Se amonedó por valor de  .............................................. 12.225.714 maravedíes
— Se vendió escobilla por     .......................................................... 87.495 maravedíes
TOTAL.................................................................................            17.313.209 maravedíes
Coste del transporte y gastos de acuñación: 13.879 mrs. —0,21 % —:
14 de marzo de 1556:
— Plata llegada de Guadalcanal ..........................................................       2.182 marcos
— Se amonedó por valor de  .........................................................  6.311.004 maravedíes
 Se vendió escobilla por .................................................................. 75.000 maravedíes
TOTAL.........................................................................................    6.386.004 maravedíes
Coste del transporte y gastos de acuñación: 13.879 mrs. —0,21 %—:
1 de abril de 1556:
— Plata llegada de Guadalcanal ..........................................................4.957 marcos
— Se amonedó por valor de .......................................................11.163.746 maravedíes
— Se vendió escobilla por     .......................................................... 75.000 maravedíes
TOTAL.................................................................................            1.1.238.746 maravedíes
Coste del transporte y gastos de acuñación: 23.660 mrs. —0,21%—:
Los gastos de la acuñación incluían:
-- Arrieros que trae las cargas (realmente es este un gasto que podría no incluirse ya resano al proceso) ......................................................................... 2.907 maravedíes
-- Contraste de Sevilla, por pesar las cargas .............................................272 maravedíes
-- 8 sopladores a 3 reales diarios ....................................................  816 maravedíes
-- Partidores por partir planchas............................................................ 1.112 maravedíes
-- Fundidor de la  Casa de la Moneda, por sus derechos a 2 maravedíes por marco, precio muy bajo por ser plata de Su Magestad ......................................5.264 maravedíes
-- Ayudante de la Casa de la Moneda ........... ….............................            187 maravedíes
-- Pregonero que pregonó lá escobilla para su venta en almoneda ............. 68 maravedíes –Escribano de la casa de la moneda...........................................................306 maravedíes –2 arrobas y 1/2 de cobre para la liga .....................................................2.577 maravedíes
Cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 27, fols. 1 a 7.
Parece que el sistema de acuñación en España era no sólo más barato, sino también más rápido que según la información que proporciona el alcalde Salazar en carta al Rey de 4 de abril de 1557:
“aquí se benefiçia, a lo que soy informado, muy a menos costa que en Flandes, lo otro, porque se labra con más breuedad”;
Crf A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 32, fol. 101 bis.

De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez
  

miércoles, 10 de febrero de 2016

Fonética y habla en Guadalcanal en los siglos XVI al XVIII (6/6)

Lamina 7
Sexta parte
Materiales documentales ara la historia del Andaluz. Análisis filológico de textos Guadalcanalenses (1527-1783)
  
En una tercera fuente que he despojado no cabe, desde luego, ningún género de duda acerca del origen guadalcanalense de los autores y, con ello, de la autenticidad de los rasgos dialectales patentes en los documentos. Se trata de una serie de cartas particulares redactadas en Guadalcanal hacia el año 1607. Sólo una de ellas lleva fecha de 18 de noviembre de este año, mientras que en otra de las tres restantes consta como única datación el día veinte de noviembre. Deben ser todas estas cartas del mismo año, puesto que, además de la coincidencia del mes, dos van firmadas, respectivamente, por las hijas de un tal Alonso Ramos (apodado el Rico), María e Isabel, que comentan la enfermedad del padre 149. Alonso Ramos el Rico era un personaje ilustre de la localidad por aquellas fechas, y su sobrenombre es elocuente respecto de su condición social. Las cuatro cartas han sido halladas en muy curiosas circunstancias: en septiembre de 1986, durante el derribo de una casa de la calle Altozano Bazán de Guadalcanal (precisamente la casa que habitara antaño la familia Ramos) 150, apareció, entre los ladrillos de un muro, este lote de cuatro cartas, enrolladas y atadas con una cuerda 151 En el presente trabajo transcribo y examino sólo tres de estas epístolas, puesto que la cuarta -si bien perteneciente a la misma correspondencia- fue escrita no en Guadalcanal, sino en Belalcázar, por un tal Alonso Carrillo, quien se dirigió a Alonso Ramos para tratar de asuntos de negocios; por ello carece de interés para mi estudio, relativo al habla de Guadalcanal.
Doy seguidamente la transcripción de las tres cartas redactadas por las hijas Alonso Ramos, de Guadalcanal 152
I
v.m. me haga md. de traerme cuatro baras y v-/2na cuarta de picote, y si fuere del angosto an/3 de ser siete y la cua(l)rta, y si la hallare v.m. [h]ge-/4 cha, como sea A gusto rrecibire mas merced;/5 el color sea frailesco, que no sea craro, y si vbi-/6ere otro color mehor, lo dexo a su gusto de v.m.,/7 mas a de ser color que se pueda poner con el tien-/8po en que esta Aora; tanbien me hara md. de tra-/9 erme vnas mangas [h]gehas negras, y no sea lla-/10 no el tafetan. v.m. perdone, que mas quisie-/" ra vbiera Abido ocasion de dezir esto de/ 12 palabra/13 serbidora de v.m./14 si no biniere la [ba]squina [h]geha benga con el pico-/15 te dos baras y vna cuarta desterlin de color.

II
Señor y padre de mi alma. fatiga-/2 da quedo de su falta de salud y/3 con muncho cuidado dencomen-/4 dar a dios a v.md. y asi v.md. no/5 me olbide ni me desedede ny me/6 dexe de ygualal con doña ana/' de leiba, que tan yja soi de v.md./8 como todas, porque si no sera un/9 dolor que no se me acabara asta/10 quebaya a la tierra. La niña al-/'1 go buena y esta mui contenta/12 y sus primas con ella que estan/13 en la casa de la madre de dios el/14 cual guarde a v.md. y le de/ 15 la salud que y sir mui fer-/i6 biente yja le desea/" doña magia/18 ramos.
Lamina 8

III
Y vista esta carta, v.md. precure luego benirse luego,/' Porque mi padre a esta muy malo, que a desbaria /3Do, y decea muncho ve a v.md. y hablalle/4 y a su nieto, y asi no aya dila~ion ninguna/5 En viendolo, sino venirse Luego. ya a con-/' fesado y recevido el santisimo sacrame-P nto. y no se fie de otra cosa sino que con/8 salud venga v.md. y toda la gente de guadalcanal. a venyte de nobienbre/10 Doña ysabel ramos/1' De Agrea..
A la vuelta: al Ldo. Lorenzo Vazquez/ Presbitero que dios guarde.

Como se ve, los tres manuscritos redactados por las hermanas Ramos concuerda con los de los sacerdotes y escribanos civiles y de protocolos de Guadalcanal e presentar el mismo tipo de errores gráficos:
a) aparece la grafía c por s en el decea de la carta III, línea 3 153
b) se da la confusión gráfica de g por h en los tres casos de [hlgecha, [hlgeha [b]geha de la carta I, líneas 3, 9 y 14. Debe subrayarse el curiosísimo hecho indocumentado hasta ahora 154, de que la amanuense haya corregido una  h escrita primero, trazando encima una g en los tres casos mencionados, 1o mismo que arregla una inicial l en cualta, con una r colocada encima (vid. m; abajo) 155. Además, confunde también las grafías en el mehor que a continuación cito;
c) aparece h por x o j en mehor `mejor', de la carta I, línea 6 (cf., en el misma texto y la misma línea, la forma dexo);
d) se elide la -d- en Agrea `Ágreda' (carta III, 1. 10; cf. la forma correcta A Ágreda en documentos notariales de la localidad, fechados en 1633). Muy probable mente la forma esta de la carta III, 1. 2, representa un participio de pasado este `estado', constituyendo una falta significativa de la caída de la /-d-/, que en misma carta se documenta otra vez en el Agrea citado;
e) se verifica la confusión de -1 por -r. en la forma cua(l)rta `cuarta' de la carta I, 1. 3, puede percibirse cómo la r va escrita encima de una 1 trazada con anterioridad. En la carta II, sin embargo, no llega a corregirse el lapsus cometido al grafiarse ygualal `igualar' (1. 6);
f) se elide la -r en el caso de ve `ver' de la carta III, 1.-3.
g) la forma craro (carta I, 1.5) refleja el cambio /kl/>/kr/, rasgo característicamente occidental que se produce en todas las hablas leonesas -entre ellas, las vecinas extremeñas- y en las gallegoportuguesas l56
h) otros rasgos de fonética vulgar se adivinan en los deslices gráficos de las voces muncho (carta II, 1.3 y carta II, 1. 5), precure procure' (carta III, 1. 1) y desedere `desherede' (carta II, 1. 5).
Creo que los tan abundantes y fidedignos materiales que he aducido e interpretado en lo que precede no dejan lugar a dudas de que, bien lejos de lo que ha venido suponiéndose hasta ahora, ya, al menos, desde mediados del siglo XVI, se verificaban en esta apartada localidad de Sierra Morena los mismísimos rasgos fonético-fonológicos tipológicamente meridionales -y, en parte, también occidentales- que caracterizan hoy el habla local de la población serrana. Parece demostrado, incluso, que por aquellas fechas los citados rasgos estaban ampliamente difundidos por todos los estratos de la sociedad. Pero esta asombrosa generalidad con que se daban tales fenómenos, unida al hecho de que los hablantes-escribientes eran mayoritariamente de edad avanzada, hacen suponer que tales rasgos de pronunciación relajada se habían introducido en el habla de Guadalcanal ya con considerable anterioridad.


Guadalcanal, noviembre de 1986 

149 Otra de las cartas (la correspondiente al texto 1, que adjuntamos como lámina VII), de la que parece faltar el comienzo, muy probablemente haya sido escrita también por una de las hermanas Ramos, que pediría le trajesen diverso tipo de telas para la confección de sus vestidos (véase mi artículo citado en la nota 152)
150 Según consta en el Padrón Vecinal del año 1673 del Archivo Municipal de la localidad.
151 Don Ángel Fontán Calderón, vecino de Guadalcanal, tuvo la amabilidad de cederme copias de las cartas en cuestión. Todavía en la actualidad obran en su poder.
152 Las cartas corresponden a las láminas VII y VIII. La última de ellas (texto III) está muy deteriorad, tinta es muy clara, por lo que la xerocopia resulta difícilmente legible; tal es la razón por la cual he decidido no incorporarla en facsímil a este trabajo. En la transcripción añado los signos de puntuación que no están los originales. Los corchetes señalan partes borrosas o letras sustituidas por otras. En la palabra base `basquiña' de la carta I falta la tilde de la ñ. En la carta II pongo en cursiva las letras que he repuesto, que el original aparecen abreviadas. Para la grafía h por ch de geha, cf. haves `Chaves' en textos de 1607.
Dado el interés lingüístico de estas epístolas privadas, he realizado un estudio léxico-semántico morfosintáctico de las mismas, que viene a completar el análisis fonético-fonológico. El trabajo lleva el título “Análisis léxico-semántico y morfosintáctico de tres cartas guadalcanalenses de hacia 1607" (en prensa en Historia. Instituciones. Documentos).
153 Naturalmente, este ejemplo no es sino prueba de la confusión de sibilantes en el habla de la persona que escribe, concretamente de Isabel Ramos, pero, lo mismo que otras grafías con c por s de los documentos parroquiales, municipales y notariales, puede ser tanto un signo de pronunciación ceceante como seseante. Pero, como en el habla local actual no se conoce otra solución que, la seseante, lo más probable es que sucediera otro tanto en aquella época.
154 Véase mi obra Toponimia de la Serranía de Sevilla (citado en la nota 1), capítulo VI, n. 11.
155 Ocurre en estos tres casos de [hlgecha quizá igual que en el de íhlgiha, de texto de 1609 (si es q se trazó primero la h, y no la g, cosa difícil de averiguar; véase supra y n. 63), y al contrario de [g/hebrn de texto del año 1579 (vid. supra y n. 59).
156 Sobre la huella leonesa en el habla de Guadalcanal trato más arriba(vid. n. 2).



Este trabajo fue redactado por vez primera en noviembre de 1986, y presentado para su edición en la revista Archivo Hispalense. Como al cabo de tres años se desestimara su publicación, por considerarse, únicamente aptos para la revista los trabajos de Historia, Literatura y  Arte, lo presenté como comunicación: al X

IX Simposio de la Sociedad Española de Lingüística (celebrado en Salamanca, los días 18 al 20 d diciembre de 1989) con el título inicial de "Andalucismos fonéticos en documentos inéditos locales de Guadalcanal (siglos XV, XVII y XVIII)", y se ha publicado un resumen del mismo en la Revista Español de Lingüística, año 20, fasc. 1 (1990), pp. 185-186 (conste que de las cacografías de la impresión no soy la responsable, por muy guadalcanalense que sea). Ahora, más de cuatro años después de la primera redacción del texto, por fin puede ver la luz, si bien ampliado con notas en las que añado las referencia bibliográficas de los estudios que en este tiempo he ido publicando, y en los que, de una manera u otra utilizo materiales citados aquí.

María Dolores Gordón Peral
Problemas y Métodos en el Análisis de Textos
Universidad de Sevilla 1992 

sábado, 6 de febrero de 2016

Adelardo López de Ayala o el figurón político-literario 18

Capítulo XVIII 
Revolcándose en la indignidad

Cánovas del Castillo, jefe del partido restaurador, no deseaba  traer al Príncipe Alfonso más  que por la vía pacífica. La consigna que daba era esperar.
Aquella situación absurda, ni monárquica ni republicana, había de cesar fatalmente. El país se inclinaría hacia la Monarquía o hacia la República, y como inclinarse hacia la República llevaba donde nadie se atrevería. a volver... Esperando, llegaría Alfonso a serlo XII.
Ayala, creyéndolo así también, viajaba por Badajoz. Acaso buscaba solamente en aquel clima templado alivio a su dolencia crónica, y todo lo más se preparaba algún distrito para cuando, hubiese elecciones de nuevo. Pero en que, de momento, pudiese ocurrir nada, ni pensaba.
Y ocurrió todo. El día 28 de diciembre de 1874 efectuábase en un olivar de los campos de Sagunto, bajo la sombra del histórico algarrobo, la proclamación del Príncipe Alfonso como Rey de España. El general Martínez Campos había producido un alzamiento militar con la brigada Dabán. Y al grito de restauración dado por esta tropa respondieron seguidamente los soldados del general Jovellar. Pronto secundó ese grito todo el ejército español, que con la restauración tanto había de lucirse.
El Gobierno, que presidía Sagasta, ni intentó siquiera oponerse, entablando una lucha, sin duda estéril, pero indudablemente honrosa. Y se formó otro Gobierno, bajo la presidencia de Cánovas, que con Castro, Cárdenas, Jovellar, Molins, Salaverría, Romero Robledo y Orovio, llevó al Consejo de ministros a Ayala. El autor del manifiesto de Cádiz, el alma de la revolución que hizo saltar del trono a Isabel II, al primer Gabinete de. Alfonso XII pertenecía. Nada más, ¡ y nada menos!
Cuentan que cuando el nuevo Soberano entró en Madrid, entre los que le aclamaban entusiásticamente se hacía notar por sus estruendosos gritos un hombre del pueblo. Alfonso XII, medio ensordecido y medio halagado, escuchaba a aquel vociferador, y quiso felicitarle por su lealtad y por su garganta.
—Bien grita usted —le dijo.
Y el. interpelado así, contestó:
Pues esto no es nada comparado con lo que grité cuando echamos a la madre de Vuestra Majestad.
¡Se trataba, por lo visto, de. un avalista! Estaba el ciudadano en su caso, al menos...
Ayala debió de gritar igualmente. Lo que ocurre es que no se le oyó. Éncontrábase, según dicho queda, en los extremeños campos. Allí le llegó el número de la Gaceta que publicaba su nombramiento de ministro de Ultramar. Con que estaba en la Restauración, y restaurado, además, se vio sorprendido. Y de que su sorpresa fué grata no cabe dudar. Se le escaparon, sí tuvieron que escapársele gritos de júbilo.
De lo que pudiera haber de inconsecuencia en su conducta, ¿qué pensó?... Probablemente no pensó nada, pues tras de cometer tantas inconsecuencias en su vida, es de creer que las cometía sin pensar. Sin embargo, tenemos ante los ojos. un escrito que trata de reflejar los posibles pensamientos de Ayala en tal trance. Y vamos a. reproducirlo, por si, como su autor había creído, sirve de descargo.
"Ayala trabajó por la revolución para derrumbar, no a una dinastía, sino a una Reina que había levantado contra sí el encono de toda la nación. Ayala no había combatido nunca a la Monarquía, sino a la persona que, ocupando el trono, no acertó a servir los altos intereses de la patria. Ayala no fué jamás enemigo de los Borbones, y prueba de ello dio con su simpatía y su lucha en favor de la candidatura de la Infanta Luisa Fernanda para ocupar el trono que dejase vacante Isabel II. De aquí los trabajos de Ayala en pro de Montpensier, que sólo hubieron de cesar cuando la esperanza cesó de que el país acogiera con beneplácito la elevación al solio de aquellos Príncipes”.
"Votó Ayala a don Amadeo y gobernó con aquel Rey, siempre consecuente con el principio monárquico. Y cuando la propia voluntad del de Saboya, forzada por la campaña de injusticias y desprecios, que atacaba su doble condición de extranjero y demócrata, de intrigas y ambiciones en pugna, que anulaban sus buenos deseos, renunció al trono español más con sentimiento de impotencia que con gesto de despecho, Ayala, convencido de que la República llevaba a España a la bancarrota, por faltas del temperamento español y de la educación del pueblo, indignado ante hechos que repugnaban a su conciencia de hombre leal y a su levantado patriotismo, pensó en la necesidad de cambiar aquel estado de cosas, que faltamente arrastraban a una catástrofe”.
"Demasiado noble para exigir que las culpas de los padres caigan sobre los hijos, demasiado perspicaz para no darse cuenta de los inconvenientes que tiene un trono desocupado, Ayala volvió los ojos a la realidad y vio una esperanza salvadora únicamente: un joven Príncipe, un hombre nuevo, que traería el estímulo de hacer olvidar con virtudes propias ajenos pecados."
Si pensó así o de otra manera Ayala, puede dudarse. De lo que no cabe dudar es de cómo habló. En el Diario de Sesiones está el discurso que se decidió a pronunciar... ¡año y medio más tarde! Y eso, acosado para que se justificase.
Se discutía sobre la situación creada a la Prensa para evitar los ataques de algunos periódicos contra la Restauración. Tratábase de hacer aprobar un voto de confianza al Gobierno por el ejercicio de la dictadura a fin de imponerse a los elementos mal avenidos con el nuevo, estado de cosas; de que la Cámara se rnanifestase conforme con la suspensión de las garantías constitucionales. Y para evitar aquella conformidad, tan parecida al conformismo, el marqués de Sardoal acometió al Gobierno con crudeza.
En su acometida arremetió contra Ayala, deseoso de causar el mayor daño posible a la situación. De los antecedentes del ministro de Ultramar se deducía todo lo indigno del Ministerio en que aquel hombre estaba. Y Sardoal sacó a relucir esos vergonzosos antecedentes y hasta otros antecedentes que se pudieran considerar gloriosos. Aludió a los triunfos escénicos de Ayala, citando los títulos de tres de sus obras: El tejado ¡de vidrio, Un hambre de Estado y El tanto por ciento. Para hacer entender, claro está, que el ministro era un hombre de Estado, que de nada podía resguardar por tener el tejado de. vidrio, y que para cobrar el tanto por ciento se incorporaba a todas las situaciones. Así, hasta de la labor teatral del político sacaba frases críticas para sus farsas, ya revolucionarias, ya gubernamentales.
El atacado se defendió hábilmente. Defenderse de otro modo le hubiera sido imposible. Comprendiéndolo, acudió a la habilidad. Y consistió ésta en hacer entender a quienes le oían la conveniencia de no pasarse de listos. Comenzó su discurso como terminó Carrier, el convencional, aquel desesperado alegato para escapar de la guillotina. Lo mismo, sino que colocando al principio lo que el otro no encontró hasta el fin.
El convencional Carrier, más conocido por el tigre de Nantes, durante el terror de la Revolución francesa actuó como delegado del Comité de Salud Pública, realizando verdaderos horrores. Y a la caída de Robespierre, los termidorianos pidieron para él a la Convención la pena de muerte, porque no había penalidad mayor que aplicarle. Se le acusaba de crueldad, y Carrier, tras de haber intentado justificarse inútilmente, acabó gritando: "¿Juzgarme y condenarme aquí por crueldad?... Aquí es culpable de crueldad hasta la campanilla del presidente."
En las Cortes primeras de la Restauración, era culpable de inconsecuencia la propia campanilla presidencial. Acaso sólo se habían salvado de caer en ese delito Cánovas y algunos pocos borbónicos siempre fieles. Pero ésos habían acogido a Ayala entre ellos... Respecto a los republicanos, a los que por la República lucharon desde el primer momento, con la República cayeron, y no tenían asiento en los escaños, ni siquiera lugar en el país. Desterrados o escondidos, ni para interrumpir desde las tribunas podían asomarse al Congreso. Y 1os demás, todos los demás, si no tanto como Ayala, estaban también manchados de inconsecuencia.
Por eso Ayala, apenas alzado para hablar, colocó el párrafo siguiente: "Por grandes azares ha pasado nuestro país: grandes perturbaciones han ocurrido. Desgraciadamente hemos visto en el campo de batalla alternativamente a todos las partidos con las armas en la mano. En semejantes circunstancias es más ardiente que nunca el amor a la patria, es más vivo el deseo de su bien, como también es más difícil distinguir el camino que directamente conduce a realizarlo. No es posible que ningún hombre que haya intervenido en tan varios y accidentados acontecimientos políticos; no es posible que ningún hombre que conserve la integridad de su sentido moral esté igualmente satisfecho de todos los actos de su vida; no es posible que esté contento por igual de todos los detalles y accidentes de su conducta. Si hay alguno que se jacte de tan íntima y constante satisfacción, no le envidio. De seguro es un monstruo de soberbia o de maldad”
La apostilla puesta aquí en el Diario de Sesiones dice: "Sensación." Y dice seguramente la verdad. Sensación, y sensación grande, debió de producir en todos los tránsfugas de las situaciones pasadas que se acogieron la presente verse así acusados; más todavía ver que, si no fuesen como eran serían monstruos nada menos. Escucharon, pues, desde entonces decidido a no encontrar monstruoso a Ayala.
El orador pudo decir que había escrito efectivamente el manifiesto de Cádiz. Añadiendo que no estaba  "plenamente satisfecho dé la revolución de Septiembre”. ¿Era esto suficiente en clase de rectificación? Por si o por no, puso un latiguillo detrás. Del banco azul no saldrían en todo caso elogios a la revolución:  “En este sitio, con respecto a todas las revoluciones, no hay más que un deber: el deber reprimirlas o de morir”  Lo que, en otras palabras, era decir que mientras ocupase el puesto de ministro no se revolucionaría.
Le aplaudieron, no obstante. Y siguieron ya aplaudiéndole, cuando continuó reseñando todo lo que tras escribir el manifiesto de Cádiz hizo. Entrar en el Gobierno Provisional “para abogar por sus ideas de siempre”; salir de él “viendo que llegaba algo con lo que no podía estar conforme”, y entrar a  servir a  Amadeo “por las circunstancias críticas en que la patria se hallaba”. Después ¡le aplaudieron más y más!
Ayala decía: Proclamada la República, no creo que, en concepto de todos los monárquicos constitucionales, pudiere haber otra salvación para la patria que el restablecimiento de la Monarquía legitima.” Por eso conspiró con los alfonsinos y ministros de Alfonso XII.
Y no tuvo más que decir: Ni aludir siquiera a que pugnó por la liberta de imprenta, defendiendo el Padre Cobos cuando someter a censura los periódicos era de lo que se trataba. Ya dijo que la salvación de la patria estribaba en haber traído al Borbón, por parte de madre, con todas sus consecuencias. Explicado que hizo eso, y admira la explicación, ¡ni una palabra más!

Así se revolcó Ayala en la indignidad. Los escombros de lo caído, con sangre y lágrimas, formaron una ciénaga. Y allá se tendía y volviase, buscando cómodas posturas, el  ex revolucionario. Pero como en aquel cieno tantos chapoteaban…


Luís de Oteyza
Vidas Españolas e Hispano-Americanas del Siglo XIX

Madrid, 1932