By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



sábado, 31 de enero de 2015

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 48

Metal de plomo-plata
Los procedimientos de obtención del metal 2 

En Guadalcanal se construyen ocho hornos, instalados todos en una sola pieza, la “casa de los hornos”, una larga nave de fundición que albergaba a estos y a los instrumentos  auxiliares de soplado La  amplitud de aquella construcción industrial y su novedad planteo, por la necesidad de abrir un vano de una luz con pocos precedentes en estructuras de madera para instalaciones industriales, problemas arquitectónicos que fueron satisfactoriamente resueltos. En 1556 informaba A. de Zarate a la Princesa Gobernadora:
“Como quier que para hacer lugar capaz del contorno que ha de traer el caballo fue nescesario hacer el quarto de los ocho ornos que están hechos de largura de 208 pies y de anchura de 29 “58,24 por 8,12 metros” +-, cosa que pocas veces se ha visto en este rreino, porque nos hemos visto en gran trabajo en traer la madera, así para las tijeras como para los tirantes, y no se hallara con trabajo ni sin el si no tuviéramos tan a mano el robledo de Constantina, y con todo ha costado hartos dineros” 77.
Cada horno era servido durante su funcionamiento por dos fuelles de madera y cuero de grandes dimensiones; la presencia de dos fuelles por horno permitía un soplado continuo, ya que cuando uno de ellos estaba realizando una función impelente, el otro efectuaba la expelente. Para ayudar al movimiento de los fuelles se habían instalado dos “ingenios de soplado” movidos por mulas que proporcionaban la corriente de aire necesaria a cuatro de los hornos, mientras los correspondientes a los otros cuatro se confiaban a la fuerza humana sin ayuda de máquina. Una información de 1558 refiere la utilización que se hacía de la introducción de aire en los hornos de fundición:
“Los yngenios de los hornos de fundir metal son dos. Trae cada yngenio una acémila por sus quartos a remuda. Este yngenio sirue en los hornos de traer los fuelles y hacer el efecto que si los honbres lo truxesen, y aim tiene experimentado que mejor, por ser el soplo mas apriesa y mas igual y menos costosa la acémila que no los honbres, y hacer mas fundiciones que no con los hornos de manos que traen los honbres los fuelles. Para estos dos yngenios hay cuatro ornos y los dos están en una parte y los otros dos en otra. En los dos de la una parte funden una semana y en los otros dos, otra y para fundir con los ornos que no han fundido aquella semana vuelven los cánones de un horno al otro y la acémila a la mano contraria que la semana antes anduvo y con esto hacen sienpre un efecto” .
La solución de aplicar los dos fuelles a un mismo horno se resuelve mediante un ingenioso mecanismo “capital-saving” que permite deslizar los fuelles en sentido longitudinal.
“Hay otros cuatro ornos como los sobredichos; en estos cuatro fuellan los honbres en lugar de lo que arriba dijimos que hacen las acémilas y hay por cada fuelle de estos, cuatro honbres que se remudan por sus cuartos” 78.
El tratamiento del mineral por fundición y, por tanto, la capacidad de cada una de estas, es diferente según la clase de mineral de que se trate. A efectos de fundición se distinguían los siguientes tipos y sus correspondientes tratamientos diferenciales:
”Metal rico”, es decir, los minerales que tienen un alto contenido en plata y que además son “secos”, es decir, su proporción de sulfuro de plomo es mínima o despreciable. Si el mineral tiene una ley de plata excepcionalmente elevada, no se somete a fundición, sino que, sin haberse previamente molido ni lavado, se lleva directamente a los denominados "hornos de afinación", es decir, de separación de plomo y plata.
Pero, cuando la riqueza, aun siendo alta es menor, la fundición de esta clase de mineral se efectúa preparando el suelo del horno con escoria de las fundiciones anteriores e introduciendo en cada operación 30 arrobas —330,6 Kg. +- de mineral, a las que se añaden 14 arrobas de la Ramada “greta” —litargirio, oxido de plomo en pedazos— y 10 arrobas mas de “cendrada” —igualmente oxido de plomo, en este caso en forma de cenizas más  menudas procedentes de las operaciones en los hornos de afinación—. La función de estas s dos últimas cargas es la de actuar como fundente, un papel que los mineros del XVI conocen bien y que describen así:
“flujos que se añaden a los mineros, no solo para los ensayos, sino también para fundirlos:
1) cuando se han mezclado con el mineral y se funden, bien en el ensaye o en el horno de fusión; algunos, debido a que se funden fácilmente, funden en parte el mineral.
2) Otros, debido a que hacen el mineral muy caliente o penetran en el, ayudan considerablemente al fuego en la separación de las impurezas de los metales y mezclan la parte fundida con el plomo.
3) 0 bien parcialmente protegen del fuego al mineral, cuyo contenido de metal podría consumirse en el fuego o irse con los vahos y desaparecer del horno.
 4) Algunos fundentes absorben los metales. A la primera clase pertenecen el plomo, el litargirio y la galena (...). El plomo de solera, para aquellos que se derriten con dificultad y la galena para los que se derriten aún con mayor dificultad. A la segunda clase pertenecen las limaduras de hierro (...)” 79.
Sólo los fundentes antes citados se usan en Guadalcanal, ya que en 1556 se ordena que  no se añadan las escorias de hierro que antes se incluían en los procesos de fundición, que su empleo es absolutamente inútil. El oxido de plomo se obtenía como subproducto de la operación de separación de plomo y plata en minas como la de Valverde de Mérida o Aracena, pero en la de Guadalcanal, donde los minerales son “secos”, es preciso adquirir plomo y someterlo a un posterior proceso de oxidación de horno, lo que       suponía un importante coste adicional. El consumo de plomo como fundente en Guadalcanal llega a ser tan alto en la época de mayor bonanza, en relación con el que es posible tener del propio mineral de aquel yacimiento, que comienza a buscarse una mina de plomo cercana con objeto de obviar las cuantiosas compras de mineral que es preciso realizar, tanto en la lejana explotación de Madridejos como en el mercado de importación de Sevilla. El resultado concreto de esta demanda y de la búsqueda de una reserva cercana de mineral de plomo será el hallazgo y puesta en explotación de la mina denominada “Cotorrillo”, en las proximidades de Los Ahillones —hoy Badajoz 80.
Se introducen, por tanto, en el horno para cada operación un total de 54 arrobas,  595 Kg+-
“En el horno echan este metal con la liga dicha todo rebuelto y para echarlo tienen los fundidores una medida de madera y cada vez echan dos medida de aquella y para cada dos medidas de metal y liga se echa una espuerta de leña y carbón junto y también echan por si escoria lo que les paresce ha menester el horno, que de esto no hay quenta, y esto echan de tienpo en tienpo hasta ven que es menester sacar el plomo que esta ya derretido a donde viene envuelta la  plata que el metal tiene. Este plomo se derrite en una pileta que esta de dentro de él y para sacarlo esta un caño que se hace en una forma de madera, y por allí entran un espetón de hierro y destapan el caño hasta dar en la pileta donde ha caído el dicho plomo plata y sale por allí y va a caer en otra pileta (exterior) que está junto al horno. Caído que es en esta pileta, la dexan estar hasta que se yela (solidifica) y a medio elar le incan un picacho en medio hasta que se ha elado y con el picado sacan la plancha del plomo plata. En sacando esta plancha, un guarda que está siempre en el horno toma la plancha y con un cuño que está con las armas reales la sella y la pone en un cajón con su llave que está en la pieza donde los hornos”. 

77 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 28, fol. 36.
78 Sobre fuelles y sus ingenios, cfr. A.G.S. Diversos de Castilla, libro 6, fol. 21. A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 23, asiento con Francisco Ocampo, vecino de Ubeda, para construir ingenios de fuelles para fundir
“que anden con más facilidad y menos trabajo de las acemilas y con mayor fuerza y echen mas aire y anden mas apriesa”;
año 1560.
79 AGRICOLA, G.: Op. cit., p. 241.
80 En 1557 escribia Diego López a la Corte sobre la necesidad de “armar cerca de Guadalcanal una fábrica de metal probe” y que
“por falta desto se deja de sacar mucha plata, y sacarse ha menos si el metal sale despoblado —falto de ley de plomo— como conmienza, proque es menester ayudalle con mas que almartaga, y con el dicho metal pobre se hará gran hazienda y de no echarlo se perderá lo que no se puede creer”.
Con igual fecha, escribía López a Mendoza:
“Yo vine a estas minas y veo quel metal va despoblado y revestido de aquella quija, y aún agostando la vena, y convenía mucho armar la fábrica de metal pobre para ayudalle a correr y robar la plata” ;
cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fol. 45 y A.G.S. Diversos de Castilla; Leg.°. 4

De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez 

miércoles, 28 de enero de 2015

Adelardo López de Ayala, amores y desventuras y 2

Carmen de Ortega y de Castilla
Amores que marcaron el rumbo de su vida e ignorados en su biografía.

Segunda  parte
 Amores que le acompañaron desde que llegó a la corte, recomendado al conde de San Luis, desde el pueblo de Guadalcanal, hasta que muriera, ya en la cima de todas sus actividades. Amores que fueron marcando las veleidades políticas que le llevaron a ser ministro, con el último Gobierno de Isabel II, con el provisional y con el primero de la Restauración.
Pese al chabacanismo, más justamente diríamos que sus frecuentes "cambios de casaca", obedecieron al odio a la presunta suegra, tía suya y madre de su adorada.
Era ésta su prima Carmen de Ortega y de Castilla, natural de Osuna, que poseía una extraordinaria belleza y un espíritu impregnado de las esencias románticas que ambientaban la época de aquella España sórdida de comienzos del siglo XIX.
El lirismo exaltado del poeta, que cirteramente enviaba sonetos y madrigales al corazón de su prima, prendieron en la romántica damisela la llama de un fogoso cariño, al que salió al paso desde los primeros aleteos el egoísmo materno, con dura oposición.
Se le prohibió al poeta la entrada en casa de su tía, y fue entonces cuando Adelardo, que únicamente soñara con ambición en glorias literarias, pensó en herir, vengativo, las ideas inquebrantablemente leales de su tía a la Reina—a "mi Reina" —, como decía la madre de Carmen, azafata de la Corte.
Y a partir de este momento sobreviene una larga serie de incidentes. El obstinado galán persigue a su dama por todas partes: ya en salones y en teatros, como en el Prado o en los baños de Alzola, a los que fuera a medicinarse la grave señora, que en guardia cerrada contra el que llama desdeñosamente "bohemio, botarate y escritorzucho", no permite que entre los enamorados se crucen más que miradas o algún papelito entregado por discretos intermediarios.
Pero en el corazón de López de Ayala va ganando el coraje, y entre vasos de ajenjo conspira contra el trono en alguna taberna de Moresias. Y el poeta siempre con el pensamiento en su Carmen, va saltando del partido moderado a la Unión Liberal, acaudillada por O'Donnel, y más tarde, a redactar el manifiesto firmado un 19 de septiembre por los generales duque de la Torre, Prim, Dulce, Serrano, Nouvilas. Primo de Rivera, Caballero de Rodas y Topete.
Carmen, ya azafata también, ve cómo su madre va a morir, y piensa con horror en su soledad. Adelardo continúa amándola; pero ella está seriamente ofendida en su orgullo de mujer enamorada, por las relaciones que se han hecho públicas, del autor de "Consuelo" con una notable primera actriz. Y Carmen se casa con el caballeroso coronel de Infantería D. José de Soroa; pero aunque fidelísima esposa, aún envía a Adelardo, anónimamente, recortes de periódicos, en que se dice que el tabaco, unido al ajenjo, produce la muerte.
Y Adelardo contesta al anónimo envío con sonetos maravillosos, en los que asegura que su muerte tiene la raíz en el corazón de Carmen. 
Anuncio de la revista

Así pasan los años. Ya Adelardo es presidente del Congreso, y Carmen, que conserva toda su lozana belleza, ha enviudado.
Pero... el poeta ha muerto. Ya no queda más que el hombre de Estado y visita a su prima con frecuencia, para hablarle de su tertulia política y de su tos, Carmen llora... Ha llegado el otoño. 


Odas a sus amadas

A Carmen

Nací, soberbio en miserable cuna;
volé al combate y alcancé renombre:
mí salvaje valor y mí fortuna
me hicieron luego despreciar al hombre.
El ronco son de la batalla hírvíente,
el bosque solitario con su calma,
ni un pensamiento levantó en mi mente
ni un sentimiento despertó en el alma.
Tú solamente, Carmen, vida mía,
tú, como Dios que arranca con su mano
agua sin fin del pedernal que toca,
sacaste amor y sentimiento humano
de este desierto corazón de roca.


Dos madrigales en uno

Yo a Enriqueta le diría
que su gracia me subyuga,
que me encanta su talento,
y hasta su nombre me gusta...
Mas temo que Margarita,
al escucharme, presuma
que la agravio, y el respeto
me deja la lengua muda.
Yo también a Margarita,
en más feliz coyuntura,
de sus muchas perfecciones
pudiera elogiarle algunas...
Pero temo que Enriqueta
me diga con faz adusta,
que requiebros duplicados
no tienen gracia ninguna.
Niñas: ¿queréis que un momento,
para hablaros, os desuna?
Dos tórtolas en un árbol
están muy bonitas juntas...;
pero, al volar, si son libres,
toman diferente ruta...
Y no es mucho mirar luego
cómo encuentra cada una
su dulce compaña, y cómo
se dan el pico y se arrullan



 
POR R. ORTEGA LISSON
La Voz Española, Editada en Manila, 25 de Julio de 1931

sábado, 24 de enero de 2015

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 47

Los procedimientos de obtención del metal 1

Una vez obtenido un mineral ya liberado de impurezas y clasificado por tamaños, este es apto para su tratamiento en los hornos a fin de obtener mediante diversos procedimientos de metal. Interesa entonces practicar un test sobre la calidad del mineral que se va a tratar para aplicarle el proceso más correcto y conocer un avance de la cantidad de metal que de él va a proceder; es el denominado “ensaye”, especie de fundición a pequeña escala, quizá la técnica metalúrgica más avanzada a la altura del siglo XVI. Agrícola proporciona una buena explicación del procedimiento:
“Mediante ellos (los ensayes), los mineros pueden determinar con certeza si los minerales contienen o no metal en ellos; o si el mineral contiene uno o más metales, las pruebas pondrán de manifiesto si es mucho o poco; los mineros también averiguan mediante tales pruebas el método por el cual se puede separar de aquella parte de mineral que está desprovisto de él; y demás, mediante tales pruebas determinan la parte en que hay mucho metal, separándolo de aquella otra en que el metal es poco. Por ello, es conveniente primero proba los minerales mediante ensaye para que el material de la mina pueda ventajosamente fundirse, o para que las escorias o impurezas puedan eliminarse y obtener el metal puro (...). El método de probar mineral utilizado por la gente dedicada la explotación de minas, difiere de fundir solamente en usar una pequeña cantidad de material, tanto más que fundiendo una pequeña cantidad tiene conocimiento de si la fusión de una gran cantidad de metales compensaría del gasto que originaria; de ahí que si no hacen hincapié en emplear los ensayes, pueden fundir algunas veces el metal del mineral con una pérdida o, algunas veces, sin beneficio, porque pueden probar el mineral con muy poco gasto y fundirlo solamente con un gasto elevado. Ambos procesos, no obstante, se llevan a cabo de la misma forma, porque en la forma en que ensayamos mineral en un horno pequeño, así lo fundimos en un horno grande” 68.
Los hornos de ensaye son pequeños, como corresponde a la pequeña cantidad de mineral que se precisa para la operación —Agrícola proporciona como medidas normalizadas 1 codo de alto, 1 pie de ancho y 1 pie y 2 dedos de largo— y se construyen con un material lo mas refractario posible, generalmente arcilla, aunque también, menos corrientemente, se emplea hierro, con el fin de aprovechar al máximo las posibilidades del calor en su interior se coloca el crisol, hecho de arcillas o escorias de fundición, que evita el nocivo contacto directo del mineral con el carbón vegetal que se emplea en el proceso, y en él se inserta la carga con el fundente más adecuado, previo molido en un almirez de hierro. El fundente será el que luego se añada en las operaciones de fusión. Nuevamente es Agrícola el que ofrece la mejor descripción de las operaciones de ensaye:
“en el horno de ensaye, cuando se ha preparado, se coloca primeramente un, mufla de arcilla 69. Sobre ella se ponen trozos de carbón vegetal encendidos para a continuación se colocan los crisoles en la mufla utilizando las tenazas y se poner carbones incandescentes por debajo de la parte delantera de la mufla para calentar los crisoles más rápidamente. Cuando los crisoles brillan al fuego, se pone una bola pequeña de plomo con las tenazas y cuando este plomo ha comenzado a convertirse en vahos y a consumirse, se añade a ello el mineral preparado. A calor, el plomo absorbe el metal que está mezclado con el mineral. Cuando la mezcla ha tenido lugar, la escoria se adhiere parcialmente por su circunferencia al crisol y forma una especie de anillo negro y parcialmente flota en el plomo en el que están mezclados ya el oro o la plata, debe extraerse entonces la escoria, (...). El plomo utilizado debe estar completamente libre de todo indicio de plata; pero si no pudiera obtenerse esta clase, el plomo se ensayara antes por separado para determinar con seguridad la proporción de plata que contiene, de forma que pueda deducirse del cálculo del mineral y el resultado ser exacto”.
Una operación posterior de copelación, igualmente a escala reducida, dejara libre la plata. El proceso de ensaye debe repetirse más de una vez con el mismo mineral, a fin de evitar posibles errores 70.
Enseyes se efectúan también para vigilar las operaciones de fusión y separación de plata y plomo, no solo con fines exclusivamente metalúrgicos, sino para evitar que los operarios falsifiquen los resultados a fin de hurtar metal.
Junto al procedimiento anterior se emplean otros, de los que el más usual es la aplicación de la de toque 71, menos fiable en sus resultados, pero también de preparación menos laboriosa y, por tanto, más rápido, normalmente utilizado cuando no es necesaria una gran precisión de resultados.
El ensaye constituye constituye una de las operaciones más delicadas de la metalurgia, ya que marca una pequeña escala el tratamiento que habrá de practicarse después a escala grande. Se ha confiar por tanto, a personas muy expertas, que ocupan uno de los lugares de mayor preeminencia y mejor remunerados de la escala de los técnicos, por lo que en los primeros años se contrata, como para tantas operaciones, a alemanes. Al igual que en el caso de otros técnicos, su escasez conduce a la oferta de mejores salarios en otras empresas a hacer enormemente atractiva para ellos la emigración a Indias. Así, en 1572 los oficiales de Guadalcanal trataban de encontrar un ensayador en el reino para aquella mina ya que el puesto se hallaba vacante por haber emigrado a Indias el ensayador anterior; las negociaciones que aquellos entablaron con el ensayador de Almadén, David Lucas, que antes lo habían sido de Guadalcanal, habían fracasado. Ante la dificultad de hallar otro ensayador en el reino la administración se ve obligada a contratar a un platero sevillano para que desempeñe aquel oficio, lo que, si por una parte ilustra sobre la extrema escasez de esta clase de técnicos —como de tantos otros— en el reino, hace ver también que los secretos del ensaye eran también conocidos por los profesionales de la orfebrería y la joyería. No en balde la imposibilidad de encontrar técnicos en ensaye, las pruebas para averiguar la rentabilidad futura de una mina recién descubierta son comúnmente encargadas a plateros y joyeros vecinos de la ciudad más próxima 72.
Tras la operación de ensaye, se conoce ya la forma como ha de efectuarse el tratamiento a gran escala, la fusión. El por qué de esta operación, las transformaciones que como consecuencia del proceso afectan al mineral y lo imprescindible de aplicar tratamientos diferentes , en virtud de las diferentes clases de mineral, eran algo perfectamente conocido de los contemporáneos:

“aunque todos aquellos que queman, tuestan y calcinan el mineral le despojan de algo que está mezclado con los metales y aquellos que lo trituran con pisones le quitan también mucho, y aquellos que lo lavan, lo pasan con el tamiz y lo dosifican, todavía le quitan aun mucho mas; sin embargo, aun no pueden eliminar todo aquello que oculta a la vista el metal y lo hace crudo y deformado. Por consiguiente, la función es necesaria, ya que por este medio las tierras, los líquidos solidificados y las piedras se separan de los metales, de forma que obtengan su color apropiado y se hagan puros y puedan resultar de mayor beneficio y utilidad a la humanidad en muchas formas. Cuando el mineral se ha fundido, todo aquello que estaba mezclado con el metal de su fundición queda eliminado, mientras que el metal queda perfeccionado de esta manera. Puesto que los minerales metalíferos difieren considerablemente entre si, en primer lugar respecto a los metales que contienen, después respecto a la cantidad del metal que hay en ellos y por último, por el hecho de que algunos se funden rápidamente con el fuego y otros lo hacen lentamente, existen muchos métodos de fusión 73.
 Los hornos de fundición se construyen preferentemente de piedra, material que ofrece mayor resistencia que el ladrillo, en sillares rectangulares con unas dimensiones que en Guadalcanal estaban establecidas en una vara de lado por media de altura 74. La resistencia es obligada, no solo por la acción del fuego, sino por la precisión de raspar continuamente las paredes interiores para arrancar el metal que al queda incrustado en las operaciones de fusión. Los hornos denominados castellanos, los utilizados en América en los primeros tiempos tenían una altura de “un poco más de un estado de alto”-+ dos metros de altura suficiente dado el punto de fusión del mineral que tratan, son circulares y están dotados de una boca cuadrada y dos orificios en la parte contraria para la entrada de los caños de los fuelles, mientras que los descritos por Agrícola “de tradición germana” son ligeramente más bajos y de forma rectangular, con unas dimensiones en el exterior de no más de 1,5 metros por algo menos de un metro. Ambos modelos fueron empleados en Guadalcanal 75. Para conseguir un menor escape de calor a la hora de comenzar una fundición se recubren las paredes interiores y el fondo con la llamada “carbonilla” una mezcla
“que se haze de cierta cantidad de barro requemado y envuelto en cierta cantidad de brezo que para ello hay, y molido todo junto (...) en uno como alfange de moler aceituna y para molerlo sirve una acémila” 76.

68 AGRÍCOLA, G..: De Re Metallica pp.229 ss.
69 Hornillo semicilíndrico o de forma de copa se coloca dentro de un horno para concentrar el calor en un punto determinado.
70 AGRÍCOLA, G..: De Re Metallica, pp. 240 y ss.
71 Se entiende por piedra de toque una rota silícea, generalmente de color negro, que se emplea para valorar la riqueza en oro o plata de una aleación por el color que este deja al frotarla contra un trozo de ella: crf. MOLINER M.: Diccionario de use del español. Agrícola la denominada también “basanita” y asegura que fue utilizada ya por los antiguos; cfr. AGRICOLA, G.: Op. cit., p. 263.
72 Sobre ensayes y ensayador en Guadalcanal, cfr. A.G.S. Contadurías Generales, Leg.° 851, s.f., relación de los ensayes de terreros, lamas, escorias, cochizos y desechos de Guadalcanal, 9 de octubre de 1576. GONZÁLEZ, T.: Noticia histórica... minas de Guadalcanal, vol. II, p. 389. A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 14, fol. 5. A.G.S. Conse.jo y Juntas de Hacienda, Leg.° 67, fol. 53: a pesar del perfeccionamiento alanzado por la técnica del ensaye, estos a veces fallaban; esto sucede por ejemplo en 1565 en Cazalla, desde donde se informa que, tras un ensaye, su resultado había sido:
“cosa muy diferente de lo que se pensó rrespeto de algunos ensaies que antes se avian hecho, aunque estos entiendo devian ser de algunos cochizos muy rricos".
Crf también A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 28, fols. 3-4-5
73 Agrícola, G.: Op. cit. pp. 367 y ss.
74 En 1562 se obligó Domingo de Azcuna, vecino de Llerena, a labrar las piedras de la “pedrera”-cantera— de Guadalcanal y se le exige que tenga esas dimensiones; cfr. GONZALEZ, T.: Noticia hist6ria®ws, de Guadalcanal, vol. II, p. 84.
75 Cfr.AGS. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 126, fol. 5 y AGRÍCOLA, G.: Op. cit., pp. 368 y ss.
76 A.G.S. Diversos de Castilla, Leg.° 46, fol. 21. El informe del licenciado Murga relataba en 1557: 
“habia un yngenio con una rueda de moler carbonilla. Habia un rocín atado a la rueda y presto para mover la rueda, e otro comiendo junto a él en una pesebrera. Los rocinos eran de un sobrino del administrador y molían a ratos la carbonilla, quitando uno y poniendo otro y ganaban cada día medio ducado”AG.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fol. 48.
El empleo de carbonilla es muy criticado por un experto que había trabajado en Nueva España: “Todos estos géneros de benefícios son diferentísimos del que en Guadalcanal se usa, porque allí se funde por la carbonilla, cosa aborrecida y no husada en la Nueva España, porque con ella no sale el metal bien fundido y requema y consume la plata la gran violencia del fuego que en ella anda”;
G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 126, fol. 5.
 

De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez
 

miércoles, 21 de enero de 2015

Adelardo López de Ayala, amores y desventuras 1

Teodora Lamadrid
Amores que marcaron el rumbo de su vida e ignorados en su biografía.

Primera parte
 Sin duda, y en esto coinciden todos los historiadores y conocedores de la vida y obra de López de Ayala, tuvo varios amores y otros tantos desamores.
El primer y tal vez gran amor de su vida fue Carmen de Ortega y de Castilla, una belleza andaluza, natural del pueblo sevillano de Osuna,  prima de Adelardo y azafata de la corte, (de este primer amor nos ocuparemos en la segunda parte de este articulo), que finalmente y sintiéndose despechada por los comentarios en la capital de la corte Isabelina sobres los escarceos de su amado y primo con  bellas señoritas del ambiente nocturno y bohemio de la noche madrileña y la oposición de su madre, a la postre tía de López de Ayala,  decide emprender una nueva aventura y  se casa con el coronel de infantería D. José de Soroa.
Adelardo López de Ayala hay varios autores e investigadores de su vida como mi amigo
Ignacio Gómez Galván que en su blog de la Asociación Cultural Benalixa en una referencia del 05/07/13,  dicen que murió soltero, aunque estuvo a punto de casarse con la bella actriz Elisa Mendoza Tenorio, hay otros, entre los que se encuentra el escritor Justo Fernández López, coinciden en que se casó con la primera actriz del teatro Español.
En 1850 marchó a Madrid para estrenar su obra “El Tanto por Ciento” en el Teatro Español de la villa y corte, fue allí donde conoció a su esposa, la primera actriz y protagonista de dicha obra, Teodora Lamadrid.
Teodora Hervella Cano, conocida como Teodora Lamadrid, nacida en Zaragoza el 26 de Noviembre de 1820,  actriz de amplio registro, tuvo ocasión a lo largo de su carrera de interpretar algunas de las más representativas piezas de teatro clásico, en prosa y en verso, y probar suerte también como cantante lírica de  ópera y zarzuela.
Nueve años mayor que el autor de la obra, fue una de las figuras más destacadas del panorama teatral del siglo XIX, era habitual en las obras representadas en los teatros Príncipe, Español y De La Cruz,  apenas con doce años se traslado junto a su hermana a Madrid y fueron contratadas por el empresario teatral Juan Grimaldi.
Sobre los escenarios madrileños fue consolidando su prestigio hasta que en 1851 interpretó una de las obras cumbre de su carrera, Adriana Lecouvreur, que supondría su consagración definitiva. En años sucesivos, su repertorio se fue engrosando con obras como Locura de amor de Manuel Tamayo y Baus, El tanto por ciento de López de Ayala, La campana de Almudaina, Lo positivo, Virginia, La villana de Vallecas, El desdén con el desdén, Don Juan Tenorio, Los Amantes de Teruel o El Trovador. Su faceta como cantante lírica incluye una de las primeras óperas españolas, El novio y el concierto (1841), compuesta por Basilio Basili, y Los solitarios (1842), con música de Basili y textos de Bretón de los Herreros. Como era habitual en los actores de la época, realizó también una exitosa gira teatral por diversos países de Latinoamérica.
Del matrimonio entre la actriz y el dramaturgo no hay mucha información, si bien parece que no fue muy dilatado en el tiempo, en una publicación de la revista Argentina “El Plata Científico y Literario”, publicada en Buenos Aires en 1853 aparece la siguiente noticia:
“Ha llegado a la capital federal del Plata la cantante lírica Teodora Lamadrid, desposada del político y dramaturgo español D. Adelardo López y de Ayala, para actuar en el teatro el Coliseo Principal y representar varias óperas de insignes escritores españoles…”
Después de este aparente nuevo fracaso amoroso se le conocieron otros amores, la mayoría relacionados con damiselas de la farándula o actrices de teatro relacionadas con las representaciones de sus obras que frecuentaban el Café de La Ibería de la Carrera de San Jerónimo, lugar de reunión de políticos, escritores y actores, famoso por sus tertulias y donde Ayala encontraba el escenario perfecto para desarrollar sus dotes de figurón literario y político conspirador.  El café era famoso por tener un pequeño jardín en un patio interior situado al fondo en el que se celebraban actuaciones musicales, además de una sala de billares. Las reuniones políticas se realizaban en el Salón Central.
Elisa Mendoza Tenorio
En el ocaso de su vida, conoció y ocupó su corazón Elisa Mendoza Tenorio, artista dramática de origen vasco nacida en Barcelona en 1856. Debutó en Cádiz en el papel de niña de la obra Hija y Madre. En 1872 estrenó la obra de Tamayo El hombre de bien y más tarde Consuelo (º), tal vez la mejor obra de López de Ayala; La esposa del vengador, de Echegaray, y  todas las obras de Cano. Se hizo famosa en el teatro español hasta 1889, año en que se retira en pleno éxito y fama y se casa con el doctor Tolosa Latour, viviendo consagrada a las obras benéficas de su marido. 
(º) Consuelo (1878), como hemos comentado, tal vez su mejor comedia dramática. La obra intenta demostrar que el posponer el amor al interés conduce a la infelicidad. Es una defensa del matrimonio y del amor. Es su obra principal y muestra el conflicto de una mujer mimada entre dos hombres. Desprecia el amor de Lorenzo, pobre y sincero, y se cara con un rico y egoísta que la engaña. Consuelo acepta un matrimonio por conveniencias económicas y bienestar social, no por amor. Al fin es abandonada por ambos.
Con esta obra el autor pretende dar una enseñanza moral y demostrar cómo los intereses materiales se vuelven contra los mismos interesados, pues al final Consuelo se queda sola y se arrepiente de su decisión inicial. Exalta el matrimonio y el amor, de forma opuesta a la exaltación pasional del Romanticismo. Es un ataque al tema de Don Juan, tan grato al Romanticismo anterior.
“Sería curioso plantear en torno al tema de Consuelo el de la tradición de la fidelidad conyugal en la mujer, de nuestro teatro. Notemos el tipo y las reacciones de Consuelo: abnegación, sacrificio, heroísmo. Sucumbe, perece, pero no deja nunca de amar al marido. Menos se concebiría, sin otro amor, llegar a la separación espiritual del original desenlace de Casa de muñecas de Ibsen. En nuestra literatura se comprende la “locura de amor”, no la de desamor. Notemos que, al plantearse un drama histórico, Tamayo había en Locura de amor, entendido a doña Juana urdiendo una apariencia de celos, para interesar al esposo, análoga a la que empleó Ayala en las costumbres coetáneas. De este orden, al no despreciar ni olvidar al marido, se podía llevar la descendencia a Benavente (El nido ajeno) y su escuela Mamá y Corazón ciego de Martínez Sierra. Como antecedente, en el Siglo de Oro, citaría el carácter de Leonor, esposa de Benengiuel, en El Caín de Cataluña, de Rojas.
Elisa, estrenó la obra de Adelardo López de Ayala, Consuelo, y este autor, célebre cual ninguno en su tiempo, poeta lírico y dramático, ex ministro y eterno diputado del Congreso, requirió de amores a Elisa Mendoza Tenorio, quien, como discreta que era, negó al maduro galán su blanca mano, poco después, es decir., el 30 de diciembre del año 1879 fallece el dramaturgo, sus restos se encuentran  en el cementerio de San Justo de Madrid, dejando obras inacabadas como La novela “Gustavo” o “Las cartas cruzadas entre López de Ayala y Teodora Lamadrid”.

Biografía.- Revista Mediavalía, Escritores ORG, Historia de la Literatura de España, Vidas españolas e hispano-americanas del siglo XIX, Semanario Pintoresco de España, El Plata Científico y Literario y Voz española de Maníla


sábado, 17 de enero de 2015

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 46

Las técnicas de explotación (continuación)

A esas alturas, el desagüe por medio del ingenio había dejado de ser rentable y se imponía la búsqueda de nuevas soluciones: la posibilidad de abrir nuevos socavones chocaba con el límite inferior impuesto a estos, el fondo del valle contiguo, más abajo del cual esta solución no era posible. Se intenta también la renovación de la maquinaria; se hacen ensayos para sustituir la madera de álamo o de encina de que estaban construidos por material menos fungible y entonces novedoso en la construcción de este tipo máquinas; incluso se llama a Guadalcanal al mas famoso ingeniero de su tiempo, Juanelo Turriano, para que aplique allí sus conocimientos a la construcción de nuevos de desagüe o se recibe la oferta de Christopher Tassis que, desde Viena, ofrece una maquina de su invención que es capaz de desaguar satisfactoriamente a grandes profundadas con muy bajos costos. El problema con que se tropieza no es técnico, sino de inversión. A partir de mediados de la década de los 70, la rentabilidad de la mina ha descendido y la situación de la Hacienda Real no la predispone a las inversiones a largo plazo por lo que el problema de la inundación ira progresivamente agravándose.
La insatisfactoria, o al menos parcial, solución al desagüe en Guadalcanal, obliga a organizar la explotación de forma diferente en invierno —época de máxima inundación y verano época de minima—. Durante esta última estación se trabaja en las zonas mas profundas y se deja el mineral de las partes altas sin extraer, de forma que no se obligue a la mano de obra a permanecer inactiva durante una buena parte del año 52.
El trabajo de derribo en el interior y extracción al exterior del mineral, estaba regulado según una estricta división del trabajo, una innovación igualmente aportada por los técnicos alemanes. En los pozos de los que se extraía mineral —nunca llegaban a estar  activos todos los pozos abiertos; en época de máxima actividad se solía trabajar en tres o cuatro, mientras que en el resto se efectuaban obras muertas— los trabajadores se organizaban en cuadrillas de cinco hombres en turnos de ocho horas; dos de ellos cavaban el interior del pozo, dos manejaban el torno que extraía el material derribado y el quinto se cuidaba de vaciar en el punto superior a donde ascendía la maroma del torno la saca de cuero cargada de mineral con una capacidad para tres arrobas. Los tornos eran sencillos e idénticos a los que se empleaban para el desagüe, de forma que su  ambivalencia hacia que en ocasiones de necesidad o en aquellos momentos en que en un pozo no se extraía mineral, se emplearan para achicar el agua. En circunstancias en que el derribo de mineral era laborioso por la dureza del material, la extracción se efectuaba  solamente los sábados y el total de los componentes de la cuadrilla se convertía durante el resto de la semana en picadores, mientras que cuando se juzgaba preciso, se sacaba el mineral día y noche, si bien la capacidad extractiva máxima, a diferencia del desagüe difícilmente se agotaba.
Al igual que en el caso de desagüe, la extracción vertical del material derribado planteaba el problema del empleo de una gran cantidad de mano de obra, lo que lleva a la administración a buscar de forma continua medios para reducirla en lo posible. En 1560 se contrata a Francisco de Ocampo, vecino de Úbeda, para que instale un instrumento de su invención que reduciria en proporcion de dos a uno el número de personas que debían accionar cada torno; después de dos años, Ocampo da fin a su invención, de la que infortunadamente no hemos hallado datos que indiquen en que consistía.
Una vez elevado el mineral hasta la galería más próxima con salida directa con salida directa al exterior, aquel se cargaba en unos carretones de madera arrastrados por caballerías o por trabajadores. Los carretones son una innovación introducida en 1556 para sustituir a las bestias utilizadas hasta entonces y que habían sido el método habitual de transporte interior de las minas españolas. No aparecen sin embargo noticias de que se conociera en España el  uso de vagonetas guiadas sobre un carril, ya utilizadas en Centroeuropa y descritas por  Agrícola. Evidentemente, en las galerías secundarias de dimensiones reducidas el transporte interior solo podía efectuarse a hombros de los propios trabajadores 53.
Ya en la superficie, el material extraído se sometía a una primera clasificación en dos partes:
La ganga, entonces llamada “gaborro”,
“que es la peña que va arrimada al metal, la qual, en sacándose, se echa en los torronteros —escombreras— junto a los pozos".
“la otra, es la tierra que sale entre el metal y el gaborro, que llaman lavadura”..
La mena,
“la beta del metal que se llama cochizo, que es lo mas rico”.
“La qual dicha lauadura y cochizo, en sacándolo de los pozos se pone en dos montones, cada cosa por sí aparte, y en cada pozo esta puesta una guarda para que lo guarde, aunque esta dizen que se podrá escusar en los pozos que labran los alemanes porque son muy fieles. (...) Desde los dichos montones se lleua la dicha lauadura y cochzco por dos onbres, una espuerta de cada cosa, acompañándolos una guarda a una casa que esta hecha para guardarlo, en la qual ay un apartamiento donde se pone y sierra con llaue” 54.
El ritmo de extracción de mineral era muy variable, ya que dependía, como antes hemos apuntado, de varios factores, centrados fundamentalmente en dos tipos, unos relacionados  con el propio yacimiento: dureza de la roca en la que se trabaja, mutabilidad de mineral, capacidad de desagüe, etc., y otros vinculados a los ritmos productivos tonal laboral, numero de días festivos, estacionalidad de los trabajos, interés o no de los destajistas por sobrepasar los mínimos de subsistencia, etc., y a pesar de que lo escaso y fragmentario de los datos permite pocas conclusiones, logró llegarse a una extracción  de hasta 400 arrobas de mineral rico diario —4.410 Kg. —, es decir, después de haber apartado de él la ganga y la denominada “lavadura” o a 2.400 arrobas por semana 5 Kg.—. Si bien estas cantidades son máximos, ilustran muy bien sobre la capacidad de extracción y evacuación desde el interior, cuyo máximo absoluto debieron ser los 500 quintales —23.000 Kg.— extraídos en un solo día del año 1557, evidentemente derribados en un plazo más largo, seguramente la semana —cinco dais— anterior 55. Igualmente, son  muy llamativas las 20.302 arrobas —casi 224 toneladas- que se sacan de un solo en un plazo de seis meses.
A la hora de referirnos a la capacidad de derribo y extracción al exterior, no puede olvidarse que las cantidades se refieren a mineral ya escogido en la superficie, al que habría que añadir la ganga, con lo que la capacidad de extracción hay que multiplicarla al menos por tres.

52 Sobre el problema del desagüe, cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 28. fol. 5; Leg.° 6; Leg.° 512, fol. 21; Leg.° 68, fols 123 y 129; Leg.° 94, fol. 121; Leg.° 96, fols. 38 y 41; Leg.° lg.° 120; Leg.° 155, fol. 3.
A.G.S. Diversos de Castilla, Leg.° 46, fol. 14. A.G.S. Contadurías Generales, Leg.° 851, s.f., relación que están las minas de Guadalcanal del 31—XII-1568 y relación que enviaron Rodrigo Díaz de la nueva mina de Aracena, de 4 de Junio de 1556.
Gónzalez , T.: Noticia histórica..., Vol. II, pp. 12 y 404. Sobre la llamada de Juanelo Turriano, cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 121, fol. 9.
El técnico alemán Maestre Hanz había emigrado a las minas de Almadén, cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg:° 115, fol. 5.
Respecto al problema de filtraciones planteado en los terrenos blandos:
“agua que en aquel ualle era de temer es muy en la haz y en el valle y lo uno por la hondura o otro por el viage de la mineta se euita y remedia y el pozo que se ha de hazer en la ualle el que hizo D. Francisco lo estorbo el agua ni lo estorbara a este otro, porque, aunque es en lo más hondo del valle, es en peña dura y cuanto mayor dureza, menos agua y si esta al presente lleno, es de las lluvias antes que de manantiales que el tenga”;
Crf A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 121, fol. 9.
En 1569 s habían empleado 23 encinas para construir un ingenio de desagüe; A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 96, fol. 38. Innovaciones en el sistema de desagüe: Baltasar Jiménez, vecino de Toledo, se obliga en 1561 a construir un ingenio de hierro para el desagüe por el que se le pagan 11.390 mrs. y en cuya construcción invierte dos meses; cfr. GONZALEZ, T.: Noticia histórica..., Vol. II, p. 82. En 1573, Juan Bautista Porrtejuane  envía memoriales al Consejo Real y al de Hacienda proponiéndoles la introducción de un nuevo ingenio para desaguar que él ha inventado, pidiendo que por diez años él solo y no otro pueda beneficiarse de su rentabilidad; cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 122, fol. 7
Antes de construirse el  ingenio de maestre Hanz, se habia construido uno de mucha menor capacidad de desagüe, según técnica antigua, por un tal Fray Gabriel ermitaño; cfr. A.G.S. Estado, Leg. ° 113, Fol. 36 y 37.
Cfr. también A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 103, fols. 12: en las labores de construcción de una lumbrera para dar respiro a las nuevas labores de extracción, se da noticia de que
“se descubrió un caño de agua, que es de gordo de un dedo, y, al parecer, es la mina  que solía  haber en el Pozo Rico que esta encima de esta mineta, porque, como han ido cavando, ha acudido a lo bajo. Y ansi paresce que en lo alto se ha sacado, pero que esto no estorba para la labor del metal, porque la dicha agua se ha dado horden como caiga por su pie en su propio pozo  que llaman del Catalán, de donde se va subiendo arriba por sus tiros hasta echarla en la mineta  del agua, y se saca con todo lo demás”.
Cfr. otros problemas relacionados con la inundaci6n de los pozos en A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fols. 43 y 56; Leg.° 50, fol. 34; Leg.° 103, fol. 12. A.G.S. Contadurías Leg.° 851, s.f. relación del estado de la mina el 31-XII-1568; Leg.° 3.072, s.f. carta de la Princesa Gobernadora a F. de Mendoza de 29 de julio de 1556. La oferta de C. Tassis, en A.G.S. Estado, leg. 650 fol. 71.
53 Cfr. A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 1, fol. 10; Leg.° 14, fol. 5; “Asiento con Francisco de Ocampo”. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 103, i 104, fol. 9.
54 fr. A.G.S. Contadurías Generales, Leg.° 3.072, s.f., “La orden que se tiene en beneficiar las Guadalcanal después que fue a poner a buen recaudo en ellas el contador Agustín de Zárate”
El tipo de laboreo en las minas del siglo XVI es muy diferente del que se produce tras el descubrimiento de la dinamita. Entonces, se seleccionaba el mineral en el propio interior de la mina, con lo que, lo que se extraía  era mineral prácticamente puro, sin apenas ganga. La dinamita será la que haga derribar grandes masas sin escoger. Por ello, las leyes y porcentajes no son comparables entre minas de entonces y la actualidad. De todas maneras, esa  selectividad interna será la que permita beneficiar yacimientos muchos más pequeños y marginales, que solo volverán a ser rentables con la técnica de concentración del siglo XX y cuando  los precios sean muy altos.
55 Sobre extracción, cfr. A.G.S. Estado, Leg.° 124, fols. 51 y 55; Leg.° 137, fols. 247 y 248; Leg.° 138, 1 12. A.G.S. Contadurías Generales, Leg.° 3.072, s.f., carta a los oficiales de Guadalcanal de 31 de 1563. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 46, fols. 189 y 195; Leg.° 52, fol. 88; Leg.° ~7; Leg.° 64, fols. 97 y 98; Leg.° 66, fols. 14 y ss., 22-27-46-49-86-187; Leg .° 67, fol. 53; Leg .° 68, Leg.° 75, fol. 11 Leg.° 101, fol. 10; Leg.° 103, fol. 12; Leg.° 46, fols. 86 y 187 ; Leg.° 45, fol. 268; fol. 90. A.G.S. Hacienda, Minas, Leg.° 8, fol. 1.


De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
ulio Sánchez Gómez
 

miércoles, 14 de enero de 2015

Un imperio para el mundo


David Sánchez Fabra acaba de publicar “Un imperio para el mundo” su segunda novela de la trilogía ‘Yo, Conquistador’.

Todos los conquistadores que llegaron tras Hernán Cortés trataron de imitarle” 
Once meses después de la aparición de Los hijos del hierro y el fuego ya está a la venta Un imperio para el mundo, la segunda parte de la trilogía Yo, conquistador, en la que el escritor de Fuentes Claras David Sánchez Fabra narra la peripecia de Hernán Cortés y la conquista de México. Una novela vibrante, reveladora, exquisitamente documentada y absolutamente recomendable.
- El primer libro termina en el momento en el que comienza propiamente la conquista de México, tras todas las vicisitudes que tuvo Cortés para llegar desde Cuba... ¿qué se narra en el segundo?
- Retoma la historia donde lo deja el primero. Es más dinámico porque ya no se presentan a los personajes, que son muchos. Cortés se encuentra en México y comienza un juego diplomático entre él y el gobernador de Cuba, que es enemigo suyo, para ganarse el favor del Rey y lograr la legitimidad. Y también narra el encuentro de Cortés con los diferentes caciques de la zona, con los que también tiene que tratar con mucho tacto. Hay episodios importantes como la quema de las naves o la entrada en Tenochtitlán, y termina justo antes de la Noche Triste, una terrible derrota que sufrieron los españoles en 1520.
- Cortés iba en un primer momento con 500 hombres para conquistar el imperio mexicano, y entre ellos había sediciosos partidarios del gobernador de Cuba. ¿Cómo lidió con eso?
- Fue uno de los aspectos que más me sorprendieron de esta aventura. Había gente que no toleraban que Cortés estuviera al mando, pero el demostró una y otra vez estar más capacitado.
- Sorprende del primer libro el hecho de que Cortés tuviera que salir de Cuba rumbo a México casi en la clandestinidad, aprisa y corriendo para no ser relevado de la misión. ¿Qué aspectos poco conocidos revela de su peripecia en Un imperio para el mundo?
- Para empezar la exquisita diplomacia que tuvo que emplear Cortés para hacer lo que hizo con solo 500 hombres. Y el hecho de que esos españoles nunca se vieron como superiores a los indios, nunca les vieron como salvajes. Los trataron como una civilización muy poderosa y les causaba mucha curiosidad sus huertas, sus tropas o sus mezquitas, como llamaron a los templos. Hasta entonces los españoles solo habían tratado en América con pueblos primitivos de cazadores recolectores, pero a partir de ahí van a encontrarse con grandes imperios al estilo de Europa.
- ¿Qué significó la conquista del imperio Mexica por parte de Cortés?
- Fue todo un precedente. Hasta entonces España había tocado un poco las Antillas o Panamá, nada más. Cortés fue el primer gran conquistador, y todos los que llegaron después le imitaron para conquistar el resto del continente.
Fue como el Gran Capitán, pero al otro lado del mundo.
- ¿Qué virtud destacaría por encima de las demás en Cortés?
- Su capacidad diplomática.
Fue la figura perfecta que había retratado Maquiavelo en El Príncipe, más incluso que Fernando de Aragón.
- ¿Y cuál fue su error imperdonable?
- Según los cronistas, la derrota de la Noche Triste fue tan traumática para él que pasó varias semanas en las que no supo estar a la altura de las circunstancias.
No supo ser el líder frío e inteligente que había sido hasta entonces.
- ¿Es necesario haber leído el primer libro para disfrutar el segundo?
- Yo creo que es muy recomendable, porque entiendo que el lector ya conoce a los personajes y no hay que redibujarlos.
- ¿Qué acogida tuvo el primer volumen de la trilogía?
- Muy buena. Hice 500 ejemplares en papel que están agotados. Y en libro electrónico se han vendido 700 ejemplares, así que estoy muy satisfecho porque es mi primera novela.
- Usted es un defensor de la auto publicación...
- Sí, porque hay muchos escritores y pocas editoriales, que además se mojan poco con los que empezamos. Así que es una forma para darte a conocer que antes no existía. Es un puente a trabajar con una editorial, o incluso para seguir auto publicándote y ganando lectores.
- Y además un éxito de ventas siempre dará más beneficios al escritor si está auto editado.
- El problema es que para que un libro sea un éxito de ventas tiene que ser una buena novela, y además tener una buena campaña de marketing. Y un escritor solo no puede costearla a no ser que tenga mucho dinero.
Un imperio para el mundo
Comuniter-Teruel

sábado, 10 de enero de 2015

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 45

Las técnicas de explotación (continuación)

A la hora de sopesar ventajas e inconvenientes de uno u otro procedimiento, la galería suponía una inversión inicial mucho mayor que la maquinaria, pero el gasto en mantenimiento era nulo, lo que no sucedía con las maquinas, que precisan el constante empleo de fuerza, ya animal, ya humana, en cualquier caso; igualmente eran precisas constantes reparaciones en una maquinaria cuyo material constructivo era la madera y en la que las averías eran constantes, a lo que había que sumar un inconveniente añadido: la absoluta novedad de estas maquinas en España hacia que no existiera un solo técnico hispano capaz de construirlas y hacer frente a sus reparaciones. Construcción y mantenimiento debe encomendarse entonces a especialistas alemanes que, por su rareza, exigen salarios desmesurados e incluso en ocasiones son atraídos por otras empresas que les ofrecen estipendios mas elevados, con lo que las operaciones de desagüe, amen de resultar mas costosas, quedan a veces desatendidas durante largas temporadas. Las ventajas e inconvenientes de uno u otro sistema las resume una carta de los contadores reales a la administración de la mina de Guadalcanal:
“Con el yngenio que hico en ellas maestre Hanz, alemán, para desaguarlas se tiene mucha costa y trauaxo, porque además de ser nescesario para traerle y guouernarle 8 y algunas uezes 12 acémilas con escesiuo trauajo, la mayor parte del tienpo se ocupa un herrero en concertar y reparar el dicho yngenio, demás de la obra de la carpintería y los peones y la gente que anda ocupada en el sacar el agua, en que hay mucho gasto hordinario y que lo peor de todo es que, por subir el agua de muy ondo y con gran fuerza y uiolengia, se teme que ell dicho yngenio se ha de desbaratar y hundir, de que resultaría, no se desagua do las minas, como en este caso nescesariamente había de suceder, hundirse todo”.Por el contrario, la apertura de una galería de desagüe ofrecía ciertas ventajas, entre ellas la posibilidad de sustituir el gran ingenio de desagüe por tornos de menor complicación constructiva:
“y que esto se podría preuenir e remediar abriéndose una contramina aria un ualle con su paso y corriente por donde se podría desaguar con bonbas, tornos u otra manera mas fácil, segura y menos costosa y aún podría ser que por la parte donde se ha de abrir la dicha contramina se topase metal, por haberle habido encima della en aquella derechera y que la costa y gasto desto, dándose a destajo a personas que se obliguen a hacerlo y dar seguridad dello, podría llegar a los dos mil ducados poco mas o menos" 47.
La galería general de desagüe, cuya construcción se había acometido en 1557 y abandonado “por su dureza y dificultad” se reanuda en 1.569 y finaliza en 1572 con una longitud de 53 estados. Frente a los 2.000 ducados de gasto calculados, el gran ingenio de desagüe ocupaba ordinariamente a ocho acémilas y dos hombres, que en el tiempo de máximas lluvias —cuatro meses al año— debían reforzarse hasta doce acémilas y cuatro hombres, lo que suponía un gasto medio semanal de 17.000 maravedís —unos 2.360 ducados— anuales, mientras que, tras la apertura del socavón, el coste anual de los tornos ascendería a 9.000 maravedís; por tanto, la construcción de la galería quedaba en 1.570 amortizada en poco tiempo, lo que no sucedía donde años antes, cuando se paralizo su apertura. En 1558, los gastos de inversión del socavón se calculaban en 1.300 ducados, pero el gasto semanal del desagüe por medio de maquinas —la profundidad era entonces mucho menor y además, los costos de mantenimiento de las caballerías y los salarios se habían elevado en esos doce anos— se calculaba en solo trece ducados semanales 48. En cualquier caso, la escasa profundidad a la que se practico el socavón —poco más de veinte estados en una mina que había alcanzado ya una hondura de cerca de ciento veinte—, lo hacen obsoleto ya antes de su terminación. En 1580, ya se planeaba la apertura de otro a 100 estados que superara las insuficiencias del anterior 49.
De las numerosas maquinas de desaguar conocidas en Centroeuropa y de las que G. Agrícola proporciona prolijas descripciones y excelentes dibujos, en las minas reales españolas solamente se emplearon dos que, pese a todo, representaron una enorme novedad y un gran paso adelante en la renovación tecnológica. En un principio, cuando las labores eran superficiales, se emplearon simples tornos de tipo manual denominados «devanaderas», ya antes conocidos en España. Pero cuando aquellas profundizan más y mantener ese sistema exigiría un incremento insoportable de mano de obra, los especialistas alemanes recomiendan que se llame a un renombrado técnico de aquella nacionalidad, Maestre Hanz, a quien la Corona hace venir para trabajar en la mina real atraído por un salario excepcionalmente elevado. Este construye en 1560 el primer <> de elevación que se instala en España y que consistía en un mecanismo movido por hasta seis mulas, que podían ser reforzadas en caso de necesidad, fundamentalmente en época de máximas lluvias, según la mayor o menor precisión de desagüe, y que representa un notable ahorro de mano de obra humana, de mucho mayor coste, lo que preocupaba especialmente a la administración de la empresa. El movimiento de las acémilas se aplicaba a una rueda colocada de forma horizontal que, a través de una serie de ruedas dentadas, se transmitía a una vertical situada sobre un pozo, dotada de una gran cadena de eslabones de hierro que, mientras por un lado recogía y hacia ascender un recipiente de cuero cargado, por el otro hacia descender un nuevo receptáculo dispuesto para ser llenado. Como auxilia es de esta maquina se utilizaban también un conjunto de pequeños tornos —diecisiete en 1568— accionados manualmente por dos hombres y consistentes en un simple cilindro con una manivela a cada lado que hacia descender dos sogas, al cabo de las cuales se colocan recipientes de cuero. Por medio de este sistema de tornos se reunían las aguas en una galería de una profundidad de 40 estados, de donde eran extraídas a través de un pozo por medio del ingenio.
El conjunto de estos sistemas parece que result6 relativamente satisfactorio, salvo en momentos de lluvia excepcionales o avenidas, hasta finales de la década de los años 60, especialmente si consideramos que el clima de estas zonas mineras es seco. Se logra un ritmo de extracción de hasta 50 a 55 litros por minuto por cada ingenio instalado, que representa un gran adelanto sobre las posibilidades anteriores, si bien la comparación con las primeras maquinas de vapor —instaladas en España en el primer tercio del siglo XIX—, que alcanzan a desaguar hasta 3.250 litros por minuto, explica el que el verdadero salto adelante frente a la inundación en las minas se produzca solo cuando se aplique a ellas el nuevo maquinismo 50
A fines de la década de los 60, la mayor profundidad alcanzada en Guadalcanal aumenta la afluencia de agua y además produce continuas averías en el ingenio de Maestre Hanz, incapaz de trabajar satisfactoriamente cuando se intenta aplicarlo a grandes profundidades. En 1570, el administrador Zarate informaba:
“el ingenio se mueve por medio de machos y tienen dos cadenas en que están fixadas ciertas sacas y con ellas se saca del poco grande abundancia de agua, caso que tiene la hondura el pozo cuarenta estados, y por esta razón, siendo las cadenas, tan largas, ,se ronpen muy de hordinario y se desbarata todo el yngenio muy a inenudo, como lo esta de presente y por no hallarse carpintero que lo haga bien (...) nos vemos cada dia en grande aprieto para remediarlo” 51

47 A.G.S. Escribania Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 24, s.f.
48 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 121, fol. 9.
49 A.G.S. Contadurías Generales, Leg.° 850, s.f., cedula at licenciado Coronel para que haga averiguación en las acusaciones contra el administrador Hernando Delgadillo.
50 Los cálculos de extracción proceden de RANDALL, R.W.: Real de Monte..., p. 123, nota 24.
51 A.(1,S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 115, fol. 5. Anadía a esta información G. de Anuncibay: «es también nescesario prouer en esta fabrica de cadenas en cantidad para los pozos del agua y tierra donde de ordinario se ponen, porque las que había están ya gastadas y es costa esorbitante seruielos con maromas. Estas cadenas se han de traer de Biscaya” ;
De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
ulio Sánchez Gómez
 

miércoles, 7 de enero de 2015

El señor marqués de Guadalcanal 2

Portada del cuaderno 1
Don Fernando de Rivas y Luisita, su hija casadera (segunda parte)
 
Las promesas del capitán Don Juan de Velazquez.-
Doña Engracia de Avendaño, condesa de Riotinto, es el verdadero protector de esta comedia sentimental, mujer de fortuna cuantiosa, su justificadora misión sobre la tierra consiste en el prurito de proteger los amores de todas sus amistades jóvenes. Luisa ha visitado a la de Ríotinto. Esta ampara el amor del capitán y presta su casa como escenario de tales amores. Una de dichas entrevistas se ve interrumpida por la presencia del marqués de Guadalcanal, a quien acompaña el conde de Robledo, su futuro yerno, llegado de Sevilla. Ha de esconderse el valiente capitán en tanto la de Ríotinto afea al marqués su conducta imponiendo a su hija un matrimonio que no es de su agrado. El de Guadalcanal justifica con razones de nobleza su oposición a los amores con don Juan de Velázquez. Este, según ha indagado el marqués, carece de títulos legítimos en su paternidad. El capitán ha salido de su encierro profiriendo el doble juramento de arrancar la vida al conde de Robledo y averiguar quién fué su padre legítimo.
No ha tardado D. Juan de Velázquez en realizar uno de ambos juramentos; el conde de Robledo se ha negado a batirse con persona que carece de antecedentes familiares, y el capitán le ha matado de la manera más leal y noble.

De militar a bandido.-
Pero la muerte que ha consumado, por muy presumibles indicios que acuse de nobleza y lealtad, no le redime de la fiscalización de un juez para depurar su responsabilidad. No es hombre D. Juan de Velázquez que se resigne a los desaciertos y molestias de la justicia de los hombre. Y en esta fecha de 12 de diciembre de 1816 se dirige por las vertientes de Sierra Morena, por la parte de Cazalla, en busca de Juan Palomo.
El bandido le ha recibido cortésmente, pero a su pretensión de ingresar en la cuadrilla se opone la preferencia de 278 solicitantes. Sin embargo, una influencia decisiva rompe por esta vez el justo turno que se observaba para el ingreso, y D. Juan de Velázquez presta juramento de fidelidad en la ermita de Nuestra Señora do Araceli.

Una historia de familia.-
La persona que decidió la entrada del ex capitán en la cuadrilla de bandoleros fué Clavellina, la gitana, madre de Juan Palomo, establecida en el cortijo de Los Aparecidos, entre Fuente La Lancha y Fuenteovejuna. Clavellina ha reconocido a don Juan de Velázquez, de quien sabe muy bien la historia, y decide que se incorpore a los bandidos. Más tarde, Juan Palomo, en una conversación con su madre, inquiere sobre el interés de ella por D. Juan de Velázquez, y el bandido oye de boca de Clavellina la narración de un pasado desconocido para él hasta entonces.
Clavellina, gitana nacida en Triana, tuvo un amor: D. Gabriel Aranda, y un fruto de él. La gitana tenía sus ahorros y el buen amante, siempre atento, la alivió de su peso, huyendo a Cuba con lo robado. Clavellina no podía mantener al hijo de sus amores y decidió buscarle una protección que hiciera del niño un hombre de provecho. Vivía en Sevilla D. Juan de Velázquez, caballero poderoso, que tenía una fortuna siempre dispuesta a remediar desdichas ajenas, y así Clavellina entendió que no lo pasaría mal su hijo traspasándole a la adoptiva protección de don Juan de Velázquez. Una mañana, en efecto, los criados del señor de Velázquez sorprenden a un niño de corta edad durmiendo en el inicio de la puerta de la casa. Es llevado el infante a presencia del señor, y donde aquel momento D. Juan de Velázquez pone bajo su patrocinio al niño perdido y hallado en su portal, adoptándole con su propio nombre y apellido. La gitana no perdió de vista al hijo de su amor primero. Ha seguido paso a paso la vida de él, cuando se hizo militar, cuando, al fusilamiento por los franceses de D. Juan de Velázquez, hereda su hijo al padre adoptivo, y, últimamente, cuando, en lucha fratricida, el capitán de miqueletes persigue a su hermano Juan Palomo.
La revelación ha quedado en el Secreto de uno y otro. Nada sabrá de ello D. Juan de Velázquez.

Por ingreso del capitán de Miqueletes en la cuadrilla, El rapto de la marquesita de Guadalcanal.-Don Juan de Velázquez no puede olvidar a Luisa, la hija del marqués de Guadalcanal. Su proyecto de raptarla tiene una buena acogida por parte de sus compañeros. Los Niños de Ecija han dejado sus caballerías en la posada de La Herradura, a las fueras de Sevilla; atraviesan el puente de barcas, y entran repartidos por las puertas del Arenal y de Jerez. Ya a la hora de queda, los faroles del alumbrado público se han agotado y consumido. La oscuridad propicia les facilita el asalto al palacio del marqués de Guadalcanal, por la parte del jardín. En un santiamén han herido a los criados, han amarrado al propio marqués, y tras robar en la casa huyen con Luisa. En la plaza del Salvador se reúnen con Clavellina y D. Juan de Velázquez. Y pocos momentos después escapan de Sevilla por el Postigo del Carbón, que se le abre al mágico conjuro de unas onzas, dejando a la izquierda la Torre del Oro y llegando por la acera del Malecón hasta el puente de barcas, para internarse en Triana.
La Sala de señores alcaldes del Crimen y de Casa y Corte de la Real Chancillería de Granada, que entiende en el proceso por asalto, robo con fractura, rapto y asesinato en la casa del marqués de Guadalcanal, ha dictado sentencia de muerte contra los Siete Niños de Ecija, presuntos culpables, para que se cumpla a su captura. 

Una niña de Ecija. Parricidio.-
Luisa no ha tardado, por el amor de D. Juan de Velázquez, en identificarse con aquella vida aventurera. Monta a caballo, empuña el trabuco y tiene decisión para echarse a los caminos en compañía de su amante. Una confidencia informa a los bandidos que a Fuenteovejuna ha llegado un indiano riquísimo. Se trabaja en prepararle la emboscada para el robo. Pero no es necesario. Caballero en una jaca torda, el indiano sale de Fuenteovejuna, camino de Fuente La Lancha, al cortijo de Los Aparecidos. Nadie sino él con su conciencia saben que va en busca de Clavellina a solicitar un perdón y una reconciliación por su abandono al huir a Cuba. En el camino D. Juan de Velázquez y Luisa han encontrado al indiano; no es empresa difícil matarle y robarle.
La voz de la sangre no ha respondido por esta vez al imperativo categórico familiar. Cuando Clavellina y Juan Palomo se informan que el robado y muerto es D. Gabriel Aranda callan en su conciencia el crimen que D. Juan de Velázquez ha realizado en la persona de su padre.

María Francisca, el amor de Juan Palomo.-
En el pueblo de Quejigales vive Pedro Caracol (el Greñudo), tratante en ganado de cerda. Cuídale, al propio tiempo que se dedica a las faenas de la casa, su hija María Francisca, una andaluza de las de rompe y rasga. La hija del Greñudo oyó hablar, primero, y más tarde vio de cerca a Juan Palomo. Su bizarría, su generosidad y la belleza física del bandido fueron prendas a conquistarla. El jefe de los Niños de Ecija ha celebrado varias entrevistas con María Francisca. Ella, cautelosa, sale de su casa cuando el tratante en cerdos anda de viaje en sus negocios, y se reúne con el bandolero en plena sierra, donde la Naturaleza les ofrece el más amplio palacio donde viva su amor unas horas. Como de costumbre, María Francisca ha salido a reunirse con Juan Palomo. El día de crudo invierno ha hecho sentir a los lobos el hambre, que les lleva camino de los poblados para satisfacerla. La hija del Greñudo se ve atacada por una manada de lobos, y mal lo hubiera pasado si no es por la providencial presencia de su amante, que mata a unos cuantos y pone en huida al resto. No ha padecido afortunadamente María Francisca herida alguna, pero el susto ha sido a desmayarla en una entrega al amante, que la monta sobre su caballo y la conduce al cortijo de Los Aparecidos, donde Luisa, la marquesita de Guadalcanal, y Clavellina la reciben con cariño.
El Greñudo se ha visto sorprendido con la desaparición de su hija. Los pastores han referido la presencia de los lobos por las proximidades de las majadas. El padre atribulado sale en busca de su hija, a quien juzga muerta, hasta que un oficioso vecino de Fuente La Lancha le informa que su hija se halla sana y salva en poder de los bandidos.
Ofendido y, al propio tiempo, iracundo, se dispone a rescatar a su hija y con una valentía desacostumbrada se dirige solo al cortijo de Los Aparecidos. Mientra Juan Palomo pe ha presentado con María Francisca, Luisa, Clavellina, D. Juan de Velázquez y Tragabuches al alcalde de Fuente La Lancha. Con la violencia de sus razonamientos obliga a la autoridad municipal a que le acompañe a la iglesia, donde asimismo se le impone al cura la función de casar a Juan Palomo con María Francisca. No hay remedio. Momentos más tarde la familia del alcalde de Fuente La Lancha obsequia al nuevo matrimonio y a los invitados. Juan Palomo ha pagado al cura sus derechos de pie de altar otorgándole un salvoconducto para que pueda transitar por los caminos sin que le molesten los Niños de Ecija.

La sombra del comendador.-
Juan Palomo se ha visto obligado a separar a María Francisca de su madre y de su cuñada. Con ésta particularmente no se lleva bien. La educación exquisita de Luisa, la marquesita de Guadalcanal, tiene rozamientos constantes con el áspero trato de María Francisca, hija de un cochinero y criada en el ambiente rural de Quejigales. Para su vida aislada, Juan la lleva al cortijo del Jabato, en la vertiente opuesta de la sierra. En el mandó construir el bandido una casa de piedra, en donde se guardan víveres y dinero para cualquier contingencia Juan ha depositado allí a María Francisca, y se despide de ella con la promesa de venir diariamente a verla.
El Greñudo sigue en busca de su hija. Ahora se hace acompañar de sus pastores. La partida que armó tuvo un encuentro con los Niños de Ecija sufrió aquella un descalabro. Pero no cede el padre airado. Para más soliviantar a las gentes les anima con el precio que se ha puesto a la cabeza de todos los de Juan Palomo. Los 36.000 duros a que tarifaron los jueces sus vidas no son de despreciar. Esto arma nuevas partidas contra los Niños de Ecija. No obstante, son invencibles. Tragabuches, el teniente de Juan Palomo, captura al Greñudo. Al ser conducido a la presencia del jefe, éste le ofrece la paz, lo abre las puertas de sus cortijos y le muestra a su hija, complacida en su vida matrimonial. El Greñudo no se aviene a la deshonra de un yerno capitán de bandidos. Vuelve a su casa libre, en tanto los de su partida, creyéndole en poder de los bandidos, se vengan, poniendo fuego al cortijo de Los Aparecidos. Juan Palomo se ve contristado ante el final que espera a su suegro. En efecto, un tiro certero de uno de los Niños de Ecija, en un nuevo encuentro, deja sin padre a María Francisca.

El indulto y el caballero Don Justo.-
Don Justo Paniagua es agente de los bandidos e intermediario entre ellos y los ocultos poderes que les mantienen y patrocinan. Requiere a Juan Palomo para que entregue una parte del robo del convoy de la Real Hacienda. Al negarse a ello el bandido es sentenciado a muerte por la propia Sociedad protectora, estableciendo la discordia entre los bandidos, a quienes se aconseja la rebelión contra su jefe. Juan Palomo tiene una habilidad que le acredita de gran político. Se va al alcalde de Fuente La Lancha; con él de acuerdo se redacta la solicitud do indulto al rey. El corregidor da traslado a los bandidos por mediación del alcalde de la regia merced que les perdona, Al día siguiente entran a caballo, desempedrando las calles de Sevilla los Siete Niños de Ecija para ponerse a las órdenes del señor corregidor.
Luisa, la marquesita de Guadalcanal y D. Juan de Velázquez, que ha descubierto, por fin, su parentesco de hermano con Juan Palomo, no han querido ofrecerse a la pública curiosidad. Con un abrazo fraternal se despiden y se trasladan a Roma. Clavellina queda con María Francisca y su hijo Juan Palomo.
A los pocos días por caminos y cañadas cruza el nuevo cuerpo creado para perseguir malhechores, y que se titula Escuadrón Franco de Protección y Seguridad Pública de Andalucía, al que pertenecen los extintos Niños de Ecija. Estamos en el mes de agosto de 1810.

Publicado por A. Suárez Guillen
Heraldo de Madrid, 28 de mayo 1930