By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



sábado, 28 de septiembre de 2013

Contar quiero agora 2/3

Segunda parte                              
ISLAS DE SALOMÓN 1565-1574.


Descubrimiento.- A las 56 singladuras, el 15 de Enero de 1568, apareció en el horizonte una isla, que nombraron de Jesús poblada de gente de color obscuro, á juzgar por la que salió en canoas al encuentro de las naos. La situaron en la carta por latitud 6s/4 grados, y distancia á Lima 1450 leguas. Experimentaron desde aquel paraje turbonadas, aguaceros y contrastes de viento, y gobernaron algo al Sur hasta el 7 de Febrero, en que surgieron en puerto de otra isla alta, grande, poblada de indios antropófagos, que la nombraban Samba; los descubridores la denominaron Santa Isabel, y á orillas de un riachuelo empezaron á labrar un bergantín grande, mientras por el interior iban reconociendo destacamentos de soldados, que sostuvieron escaramuzas contra los indios hostiles. El bergantín, bautizado con el nombre de Santiago, sirvió á la exploración de la costa, yendo el Maese de Campo y el Piloto mayor á hacerla con treinta hombres durante un mes, tiempo en que vieron otras islas apellidadas Ramos, Galera, Buenavista, San Dimas, Flores, Guadalcanal (por la patria del Maese de Campo), San Jorge, San Marcos, San Jerónimo, Recifes. Parecióles que la de San Jorge tenía de bojeo 30 leguas, y la de Guadalcanal más de 300.
Acabó este reconocimiento primero el 4 de Mayo, y no dilataron más la estancia en el puerto que habían llamado de la Estrella por ser insalubre: pasaron á otro de la isla de Guadalcanal, repitiendo el examen por tierra y agua, con pérdida de 10 hombres muertos por los indios en emboscada; hallaron río grande, puertos, nuevas islas: Malayta, Urabá ó Atreguada, Tres Marías, Santiago, San Juan.
A 13 de Junio volvieron á la mar con las naos, deseando encontrar un puerto seguro en que carenarlas, y les pareció á propósito el hallado en isla nueva, San Cristóbal, que tendría 100 leguas de bojeo. En las faenas de descargar, dar lado, ó sea descubrir los fondos por ambas bandas, calafatear y reparar los aparejos, emplearon hasta el 11 de Agosto,.en cuyo tiempo anduvo el bergantín en descubierta, reconociendo islas más pequeñas, Santa Ana y Santa Catalina, con las que, al parecer, se completaba el archipiélago.
Divergencia de opiniones al tratar del regreso.—Hubo consejo de capitanes y pilotos, convocado por el General, con objeto de deliberar si habían de poblar donde se hallaban, continuar la exploración ó darla por suficiente y regresar al Perú, fuera con rumbos al Norte ó al Sur. Contra el primer punto se manifestaron todos conformes, opinando no tener elementos suficientes para fundar pueblo ni merecerlo lo que de la tierra se había visto. Discutieron en lo relativo á descubrir, sin que por las relaciones discordes, y amañadas quizá, resulte claridad en lo que se pensó ni en lo que se hizo. Dedúsese de las diferencias que Pedro Sarmiento y Pedro Ortega deseaban se continuara navegando, en la creencia de hallarse próximos á la Nueva Guinea, y que se inclinaran los rumbos hacia el Sur. Que el piloto mayor Hernán Gallego quería dar la vuelta remontando por el Norte,-sin que le convencieran las razones en contrario expuestas, dada la estación, la existencia de víveres y la distancia que tendrían que recorrer. ¿Cuál fue el acuerdo? No es difícil*afirmar, sin temor de equivocarse, que se siguió el plan de Hernán Gallego por el ascendiente que sobre el General ejercía; y habiendo demostrado la experiencia que erró, bien es de presumir que en las relaciones oficiales se omitieron los pareceres de Sarmiento, por los cuales la expedición hubiera alcanzado la costa de Australia, y más sonado fuera el nombre de Mendaña (7).
Habiendo salido del puerto de la Carena, en la isla de San Cristóbal, el 9 de Agosto, y visto con bastante detención el grupo que conserva el nombre de Islas de Salomón, y entre ellas las de Santa Isabel, Malayta, Guadalcanal, con pocos más de los que pusieron, navegaron algunos días al Sueste con mal tiempo y gruesa mar, que arrastraba palmas, palos quemados, atadijos, procedentes de tierras al Oeste; de Nueva Guinea, ajuicio del piloto Gallego. La gente insistió en el regreso, haciendo petición al General en debida forma, y éste accedió, empezándose desde el momento á ganar distancia al Norte. Cortaron la equinoccial á primeros de Septiembre; en 8º á 9º avistaron grupo de islas pequeñas con arrecifes, 15 ó 16, en las que buscaron agua, desembarcando en la mayor. Hallaron casas, lumbre, un escoplo hecho de un clavo, con otros objetos que indicaban el paso de españoles y la estancia de indios que habían huido en canoas al ver acercarse las naves. Nombraron los pilotos Bajos de San Mateo á los islotes a los islotes (8), cuya situación conviene con la del grupo de Namonuito, en las Carolinas, donde probablemente quedaron el piloto Lope Martín y compañeros, abandonados por el galeón San Jerónimo (9) Más adelante, en 21º de latitud toparon otra isla baja, de arena y matorral, deshabitada y de peligroso acceso por los arrecifes: llamáronla San Francisco por el día en el santoral.
Continuaban granjeando hacia el Nordeste, sintiendo los cambios naturales á la estación y á las latitudes boreales. Se paradas las naves, en la Capitana estuvieron á punto de perecer zozobrados por un ventarrón que durmió al barco, me tiendo en el agua la cubierta hasta la escotilla. Lanzaron fuera el batel, cortaron el palo mayor, deshicieron la parte alta de la popa consiguiendo adrizarse y correr con trabajos agravados por el frío, por la escasez de mantenimientos y las enfermedades desarrolladas por consecuencia (10). No pasaron de 32º al Norte: por esta altura avistaron la costa de California, y descendieron al puerto de Santiago ó Salagua, cerca de Colima, el 23 de Enero de 1569. La Almiranta llegó uno ú dos días después, rara casualidad, sin palo, sin batel, lo mismo que la Capitana, teniendo á bordo al fondear una botija de agua Murieron en la jornada 40 hombres, y en puerto algunos más de los dolientes.

(7) Dice la relación de Gallego: «Hubo en la junta diversos pareceres en razón del viaje que se había de hacer para el Perú, si había de ser por la parte Sur: acordóse que fuese por la parte del Norte y que no se perdiese más tiempo, porque no se acabasen los bastimentos ni desaparejasen los navíos, y esto se ejecutó.»
(Zaragoza, obra citada, t. i, pág. 17.)
Dice la de Mendaña : «Determinado por ellos que fuésemos en demanda de la Nueva España, dije muchas veces que mirasen bien la derrota que tomaban , que la navegación que hacíamos era al revés, porque nos metíamos al Norte en tiempo de invierno ; finalmente, con ninguna razón les pude mover á mudar el parecer primero.» (Zaragoza, obra citada, t. 11, pág. 39.)
La relación anónima de París: «Se determinó que pasasen adelante en demanda de la Nueva Guinea, que había descubierto Iñigo Ortiz de Retes.»
Relación incompleta de Pedro Sarmiento: «Pedro Sarmiento rogó y requirió al General que fuesen allá y la tomasen y reconociesen (la tierra); no lo quiso hacer él ni el Piloto mayor, y pasaron adelante, descayendo del altura » (Jiménez de la Espada, obra dicha.)
Memorial de Pedro de Ortega : «Yendo navegando, las veces que se juntaron los navíos para poderse hablar, dijo y persuadió muchas veces á grandes voces á Fernán Gallego, piloto mayor que iba en la nao Capitana, que no mudase de derrota, sino que subiese hasta los 25º que decía Pedro Sarmiento, cosmógrafo, que restaban las islas y tierra que iban á buscar , el cual no quiso subir los dichos grados ni hacer más que su parecer » (Jiménez de la Espada, obra dicha.)
(8) Según la relación de Mendaña; Bajos de San Bartolomé, por la de París.
(9) Don Francisco Coello, Conflicto hispano-alemán. Boletín de la Sociedad Geográfica, t. XIX, páginas 244 y 294.
(10) «Tasamos las raciones, dice Mendaña, a ocho onzas de biscocho, y estaba tan dañado que aun no nos aprovechábamos enteramente de las seis, y el agua tasamos a medio cuartillo por persona; y con esta ración pasamos tres meses Hinchábanse a muchos las encías y crecíales la carne de ellas sobre los dientes; a otros se les quitó la vista, echábamos cada día a la mar un hombre »
«Faltaba el agua, refiere otro, y la que había estaba tan podrida y hedionda de las cucarachas que se habían metido dentro, que no había persona que la pudiera beber, y el bizcocho tan frisado de la suciedad de las cucarachas, y tan carcomido y podrido que no había quien lo comiese, y así enfermaron de una enfermedad muy usada en esta mar, que es un crecer las encías de tal manera que se cubren los dientes, y cuando acuden con dolor de riñones, mueren, y cuando no, todavía escapan. Y vino otro mal á muchos, lo cual fue irse quitando la vista.»
Instituto de Historia y Cultura Naval

miércoles, 25 de septiembre de 2013

El culto al Rosario de la Aurora en Guadalcanal 2/2

La Capilla de San Vicente Ferrer de Guadalcanal y la antigua Hermandad del Rosario de la Aurora (segunda parte)




Ya en 1855 el Ayuntamiento de Guadalcanal había solicitado a las autoridades eclesiásticas de la Orden de Santiago la cesión de las ermitas de San Vicente y de los Milagros para instalar en estas las Casas Consistoriales y escuelas (5), lo que parece que no se lleve a cabo, aunque una década después, con motivo de la Revolución de septiembre de 1868, el templo fue incautado por la Junta Revolucionaria que tomó el poder en la localidad, siendo desmontados los retablos y púlpitos, todavía sin instalar cuando en 1874 es devuelta la capilla (6). Al año siguiente de 1875 el tempo estaba ya restaurándose y se preveía su pronta apertura al culto, para la cual el 10 de abril de dicho año el Párroco Don Juan Climaco Roda solicitaba permiso al Arzobispado de Sevilla jurisdicción eclesiástica a la que la localidad se había incorporado por entonces—, bendiciéndose finalmente la capilla el siguiente 18 de abril. Por esa época el capellán de la Hermandad celebraba en San Vicente la misa de los domingos y festivos, después de cantado el Rosario por  las calles del pueblo, además de los Septenarios de San José y de la Virgen de los Dolores, la Función anual de la cofradía el día de la Circuncisión del Señor, con sermón y exposición del Santísimo, y los oficios de Semana Santa el sermón de la institución de la Eucaristía (7).
Sin embargo no tardaron en presentarse nuevamente las fricciones entre la autoridad eclesiástica y la municipal. El 4 de febrero de 1876 el Gobierno Civil de la provincia exponía al Arzobispado sus quejas sobre el párroco de Santa María de la Asunción, quien se había negado a que el templo de San Vicente se utilizase coma colegio electoral, a lo que se respondió desde la Mitra alegando que el Ayuntamiento de Guadalcanal debería haberse dirigido al Palacio Arzobispal, "Única (jurisdicción) a quien corresponde ceder para un servicio profano las Iglesias abiertas y destinadas al culto público", y no al citado párroco de Santa María, con lo que se hubiese conseguido la pertinente autorización para instalar el colegio electoral en la citada capilla y se habrían evitado los enfrentamientos entre el párroco y el alcalde (8), agravados por la incautación de dicha ermita el 20 de enero de dicho año por parte del Ayuntamiento, quien la devolvió a las manos de la Iglesia el 13 de marzo del año siguiente (9).
Todavía a fines del siglo XIX la Hermandad del Rosario de la Aurora permanecía activa en su templo de San Vicente, saliendo en procesión  “todos los días de madrugada cantando el Santo Rosario por las calles de la población, y costeando el estipendio de la misa que se celebra por dicha ermita los días festivos terminada la procesión”, según informaba al Arzobispado el Mayordomo de la misma, Don Rafael Arcos Romero, al tiempo que solicitaba permiso para emprender en dicho templo la construcción de un coro en alto a los pies de la nave al objeto de albergar a los numeroso fieles que concurrían a los cultos, obra que había sido tasada en 900 reales por los alarifes locales (10).
No volvemos a tener más noticias de la capilla y hermandad hasta los primeros años del siglo XX. Todavía en 1914 salía diariamente el Rosario de la Aurora, celebrándose en noviembre la Novena de Animas (11). Sin embargo, la decadencia por la que atravesaba la cofradía del Rosario era Irreversible, llegando a disolverse en 1916 y pasando sus libros y objetos a la Parroquia de Santa María, aunque su extinción canónica no se plantea hasta el decreto dado por el Cardenal Ilundain el 4 de junio de 1926 año  en que el Arzobispado se plantea la venta de la capilla de San Vicente, cerrada al culto desde 1917 y sirviendo coma almacén, aunque conservando los retablos y algunas imágenes. Los pocos hermanos que perduraban de la cofradía del Rosario alegaron el siguiente 9 de  Julio la propiedad  de la Hermandad sobre el edificio, oponiéndose a su enajenación y nombrando una Junta de Gobierno interna  para reorganizar la corporación. No sabemos si la Hermandad logró salir de su postración, aunque si se consiguió paralizar la venta suspendida por decreto arzobispal del 16 de septiembre de dicho año. Ya en 1931 el Párroco de Santa María recibió algunas peticiones para destinar el edificio a escuela, lo que fue desestimado por la Mitra (12).
Finalmente, en los desgraciados sucesos de 1936 el edificio fue saqueado, destrozándose sus retablos e imágenes (13). Gracias a un inventario de 1924 podemos hacernos a la idea del patrimonio artístico perdido (14). El retablo mayor era de madera tallada, presidido por la Virgen del Rosario, acompañada a los lados por Santo Domingo de Guzmán y San Vicente Ferrer, imágenes todas de talla. En sendos retablos laterales se veneraban un Crucificado y San Antonio, respectivamente. Y ya en la nave, dentro de hornacinas formadas en los muros, las esculturas de San José, procedente del antiguo convento de Santa Clara e interesantísima obra atribuida a Juan de Mesa (15) y San Diego de Alcalá. Sobre las pilastras del presbiterio se situaban dos pinturas procedentes del desaparecido convento de San Francisco.
Hoy solo podemos contemplar, como recuerdo de esta desaparecida devoción del Rosario, la antigua capilla de San Vicente, sobrio y sencillo edificio barroco compuesto por una sola nave con planta de cruz latina cubierta por bóveda de cañón y lunetos y media naranja sobre el crucero (16), la cual se trasdosa al exterior por medio de tambor poligonal cubierto con linterna ciega, siguiendo un modelo muy difundido en la época por Extremadura. Al interior se accede por medio de simples portadas adinteladas, apilastradas y rematadas por frontones, destacando en la fachada de los pies una sencilla espadaña de vano único.

5) A.G.A.S., sección II (Gobierno), serie Asuntos Despachados, legajo 275 (1855)
6) A.G.A.S., sección II (Gobierno), serie Asuntos Despachados, legajo 327 (1874)
7) A.G.A.S., sección II (Gobierno), serie Asuntos Despachados, legajo 632, expediente nº. 11: Guadalcanal Ermita de San Vicente. Sobre su reedificación, bendición y Sagrado permanente (1875).
8) A.G.A.S., sección 11 (Gobierno), serie Asuntos Despachados, legajo 332 (1876): Guadalcanal. Parroquia de Santa María. Queja del Alcalde por haberse negado el Cura a ceder la ermita de San Vicente para colegio electoral.
9) A.G.A.S., sección II (Gobierno), serie Asuntos Despachados legajo 336 (1877).
10) A.G.A.S., sección II (Justicia), serie Hermandades, legajo 225.
11) A.G.A.S., sección II (Gobierno), serie Asuntos Despachados, legajo 414 (1914).
12) A.G.A.S., sección II (Gobierno), serie Asuntos Despachados, legajo 587: Expediente de venta de la ermita de San Vicente de Guadalcanal (1925-1935).
13) HERNANDEZ DIAZ. José - SANCHO CORBACHO, Antonio: Edificios religiosos y objetos de culto saqueados y destruidos por los marxistas en los pueblos de la provincia de Sevilla. Sevilla, 1937. Fag. 131.
14) A.G.A.S., sección IV (Administración General), serie Inventarios, legajo 693.
15) GOMEZ MORENO. María Elena: Escultura del siglo XVII, Vol. XVI de "Ars Hispaniae". Madrid, 1953. Pág. 179; HERNANDEZ DIAZ, José: Juan de Mesa. Escultor de imaginaria (1583 - 1627). Sevilla. 1983. Pág. 82.
16) HERNANDEZ DIAZ. José - SANCHO CORBACHO, Antonio-COLLANTES DE TERAN, Francisco: Catalogo arqueológico y artístico de la provincia de Sevilla, Vol. IV. Sevilla 1853. Pág.224, V.V.A.A.  Guía artística de Sevilla y su provincia. Sevilla 1981, Pág.583.
Salvador Hernández González
Revista de Feria 2000

sábado, 21 de septiembre de 2013

Contar quiero agora 1/3

Primera parte 

ISLAS DE SALOMÓN 1565-1574.
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Tradiciones indianas de la existencia de islas al Oeste del Perú.- ,  como el insigne cronista del Perú, Cieza de León, solía decir, que así que los españoles avecindados en aquella tierra aprendieron la lengua de los naturales y fueron imponiéndose de sus tradiciones, oyéronles decir por cosa cierta había en la mar austral muy grandes islas pobladas, y abastadas de oro y plata, y bien provistas de arboledas y de mantenimientos, y aun afirmaban que en grandes piraguas ó canoas venían, ó habían venido en otros tiempos á la tierra firme, sus gentes á contrataciones, trayendo gran cantidad de oro. Más decían: que Tupac-Ynga-Yupangui, deseando aumentar la gloria de su nombre, mandó juntar gran número de balsas, que eran las embarcaciones usadas en aquella costa; escogió los pilotos más expertos; se embarcó con los mejores soldados, y habiendo descubierto unas islas, llama das Hahuachumbi y Ninachumbi, volvió, pasado más de un año, trayendo mucha riqueza, prisioneros de cara negra y pieles de animales semejantes á los caballos, entre otras cosas. (1)Aunque por exageradas se tuvieran las consejas, sabiendo á qué atenerse en punto á la navegación en jangadas, siquiera fueran tan sólidas cual la vista por vez primera cerca de Tumbez, cuando el piloto de Pizarro Bartolomé Ruiz de Estrada tanteaba la costa, por aquello de que en toda tradición suele haber fundamento, la existencia de islas más ó menos grandes y más ó menos ricas se admitía, probado que muchas, muchas se habían descubierto en las expediciones despachadas desde Nueva España, y en las que de vuelta intentaron Hernando de Saavedra, Fernando de Alvarado, Bernardo de la Torre, Gaspar Rico é Iñigo Ortiz de Retes, con la particularidad de haber en las que por ello se llamaron de Nueva Guinea, papuas ó crespos como los que el inca Tupac Yupangui sometió, al decir. La tradición quichua, avivada por indicios y aun por islas realmente halladas en la navegación costera, se transmitió, pues, á los españoles, y corría válida entre ellos de manera que, refiriendo pormenores el presidente La Gasea al Consejo de Indias en 2 de Mayo de 1549» decía:
«Y siendo estas relaciones verdaderas, parece que esta mar del Sur está sembrada de islas muchas y grandes, pues en tan diversos parajes se hallan estas señales; y podría ser que en las que están abajo de la Equinocial, ó cerca della, hubiese especería, pues están en el mismo clima que las de los Malucos....» (2)
Hallazgo de las nombradas Galápagos.—Islas realmente halladas he dicho, porque con las de los Galápagos dio impensadamente Diego de Rivadeneyra años después de haberlas situado el obispo Fr. Tomás de Berlanga, y hacia la misma época notició el capitán Juan de Illanes que, remontando con un navío desde Chile con tiempo tempestuoso, fue á parar á una muy grande, por la cual anduvo bojando cincuenta días sin hallar el cabo, y que, habiendo echado un marinero (Juan Montañés) en tierra, anduvo nueve leguas, vio tres pueblos muy grandes é indios barbados de gran estatura, que le hicieron buena acogida, lllanes, lo mismo que Rivadeneyra, pidió la concesión de esta jornada, y habiéndosela concedido el Rey, murió á la vuelta del viaje á España.
Designaba el vulgo á las islas incógnitas, no ya con los nombres de Hahuachiimbi y Ninachiimbi, aprendidos de los indios, sino con el de Salomón, deduciendo de las leyendas que por allí debió de estar la famosa Ofir bíblica (3), y que no faltaban en el Perú vecinos acomodados que quisieran arrojarse á la empresa del descubrimiento, dice una carta del Gobernador accidental, Presidente de la Audiencia, Lope García de Castro, fecha en la ciudad de los Reyes á 23 de Septiembre de 1565, manifestando al Rey que Pedro de Ahedo, mercader, y Diego Maldonado, el rico, pretendían hacer á su costa la jornada. Casi al mismo tiempo la solicitó Pedro Sarmiento de Gamboa, acreditado marinero y cartógrafo, ofreciéndose á servir á S. M. con su persona, industria, hacienda y amigos, dando la triple oferta que pensar al lugarteniente del Rey (4).
Solicitudes de licencia para descubrir, Concesión á Mendaña. Por sí ó por no eliminó á los pretendientes, adjudicando la empresa á su sobrino Álvaro de Mendaña, joven de veintidós años, por sencillo modo, que consistía en sufragar los gastos de las cajas reales, contentar á Sarmiento con los títulos de capitán de la nao Capitana, descubridor y cosmógrafo de la expedición, conservándole el trabajo sin más reservas que la gloria y la utilidad, dado que las hubiera, para su deudo, encumbrado con la categoría de General, y razonar la resolución informando á S. M. que con ella echaba del reino parte de la gente ociosa perjudicial á la paz.
Preparativos, Salida del Callao.- Hiciéronse los preparativos en el puerto del Callao de Lima, armando dos navíos de mediano porte, que parece se llamaban Los Reyes y Todos Santos, si bien las relaciones los distinguen solamente con los dictados de Capitana y Almiranta (5), embarcando con el título de general Álvaro de Mendaña; de maese de campo, Pedro Ortega Valencia, alguacil mayor de Panamá; de alférez general, D. Fernando Enríquez; de piloto mayor, Hernán Gallego ; tres pilotos más, cuatro frailes de la Orden de San Francisco, 157 hombres de mar y tierra, muy galanes de trajes bordados y plumas, lastimen tos para un año, armas y munición bastantes (6). Dieron la vela el 19 de Noviembre de 1567, navegando al Oesudoeste hasta ponerse en 15o á 16o de latitud Sur, con vientos largos y mar bonancible; y no habiendo visto tierra en veinte días, determinó Hernán Gallego bajar de latitud á 70, contra la opinión de Pedro Sarmiento, que sostenía la conveniencia de remontar hasta 23 y seguir por este paralelo.

(1) Noticias recogidas pop D. Marcos Jiménez de la Espada, publicadas y comentadas en su estudio Las islas de los Galápagos y otras más á Poniente {Boletín de la Sociedad Geográfica de Madrid, año 1891), que cité en el t. 1, cap. xxii y que me ilustra y guía en éste.
(2) Jiménez de la Espada, obra dicha.
(3) Herrera. Décadas de Indias.
(4) Pedro Sarmiento de Gamboa, gran marinero, cosmógrafo, cartógrafo, humanista, historiador, anticuario, merece estudio biográfico más amplio que el primitivo de D. Martín Fernández de Navarrete, publicado en su Colección de Opúsculos, tomo i, y en la Biblioteca Marítima, t. II. Lo primero que era preciso dilucidar era la naturaleza, descubierta casualmente por D. José Toribio Medina al examinar los procesos del Tribunal de la Inquisición incoados en tierras americanas.
Hallábase en Lima Sarmiento á fines de 1654 gozando reputación de astrólogo) cuando el Arzobispo, como Inquisidor ordinario, le inició causa de fe, poniéndolo á buen recaudo en la cárcel- (J. T. Medina, Historia del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en Chile, Santiago, 1890, t. 1, pág. 310.) Estaba delatado por ni gromántico, apareciendo en los testimonios que había hecho ó sabía hacer cierta tinta simpática y anillos de oro con letras y signos cabalísticos, cuyo objeto no era precisamente el descubrimiento de la piedra filosofal, sino el de ser bien quisto de las damas. Halláronle libros y cuadernos manuscritos en pergamino en que se explicaban las propiedades de las piedras, amén del códice especial consagrado á la fábrica de las tumbagas. Al declarar dijo ser nacido en Alcalá de Henares (hacia 1532), hijo de Bartolomé Sarmiento, natural de Pontevedra, y de María de Gamboa, natural de Bilbao, y que hacia unos siete años que llegó al Perú «á buscar cómo ser aprovechado».
La venida á este mundo en Alcalá debió de ser eventual, toda vez que pasó la niñez viendo la pintoresca ria de Galicia en la residencia paternal hasta cumplir diez y ocho años, edad en que se inició en el servicio militar para guerrear en Europa de 1550 á 1555, imitando á los deudos que siempre (dice en uno de sus escritos) habían empleado la existencia en el real servicio. «A buscar cómo ser aprovechado» fue primeramente á Méjico y á Guatemala, donde hubo de pasar dos años antes de trasladarse al Perú, que por su declaración seria en 1557.
Debió navegar bastante por el mar del Sur hasta la llegada y posesión en 1561 del virrey Conde de Nieva, al que se hizo grato, y es probable sirviera oficios de su casa hasta ocurrir el misterioso asesinato perpetrado en una de las calles de Lima (20 de Febrero 1564). El proceso de la Inquisición comenzó á poco de llegar el nuevo gobernador Lope García de Castro, y á 8 de Mayo de 1565 recayó sentencia condenándole á oír una misa en la iglesia mayor «en cuerpo y con su candela en forma de penitente»; destierro de todas las Indias de S. M. perpetuamente, para los reinos de España, el cual saliese á cumplir luego que le fuese mandado, y que hasta tanto estuviese recluso en un convento y ayunase los miércoles y viernes de cada semana, y que no tuviese libros ni cuadernos de mano ni de molde que contuviesen las cosas sobredichas, y que abjurase de Levi.
Pocos días pasados tras la abjuración, conmutó el Arzobispo las penas de destierro y de reclusión, dándole la ciudad por cárcel y licencia para ausentarse al Cuzco por todo el año 1567, y entonces, deseando sin duda quitarse de en medio, escribía: «Como supe de muchas tierras incógnitas hasta mí no descubiertas, en el mar del Sur, por donde muchos habían procurado arrojarse y nunca se habían atrevido, y lastimándome de que tan gruesa cosa como allí hay se perdiese por falta de determinación, di dello noticia al licenciado Castro, gobernador que ha la sazón era deste reino del Perú, ofreciéndome á descubrir muchas islas en el mar del Sur si favorescia para ello.» (Carta al Rey de 4 de Mayo de 1572.)
(5) Don Justo Zaragoza, en la Historia del descubrimiento de las regiones atistriales, hecho por el general Pedro Fernández de Quirós, Madrid, 1876, tres tomos, 4.0, publicó dos relaciones del primer viaje de Mendaña é insertó noticia de algunas impresas ó manuscritas. Dos existen en el Archivo de Indias, notable la una, aunque incompleta, por haberla escrito Pedro Sarmiento de Gamboa, y en la Biblioteca Nacional de París (ms. Esp. 325, fol. 174 á 183) se conserva otra más, escrita por un amigo del piloto Gallego, de la que poseo copia, siendo de notar el titulo, Relación breve de lo sucedido en el viaje que hizo. Álvaro de Mendaña en la demanda de la Nueva Guinea, la cual ya estaba descubierta por Iñigo Ortiz de Retes, que fue con Villalobos de la tierra de Nueva España el año de 1544. La he dado á luz en el Boletín de la Sociedad Geográfica de Madrid, t. xxxvii.
(6) «Se sacaron sesenta arrobas de pólvora y los arcabuces y municiones que había en la caja-real, con los tiros gruesos.» Carta de los Oficiales reales.—Jiménez de la Espada, obra dicha.
Instituto de Historia y Cultura Naval



miércoles, 18 de septiembre de 2013

El culto al Rosario de la Aurora en Guadalcanal 1/2


La Capilla de San Vicente Ferrer de Guadalcanal y la antigua Hermandad del Rosario de la Aurora (primera parte)

La antigua capilla de San Vicente, destinada hoy a usos bien distintos de su función religiosa ordinaria, es uno de los monumentos de Guadalcanal de mas desconocida historia, vacío que queremos llenar aportando una serie de noticias históricas ciertamente dispersas y aisladas, pero evocadoras de su origen, sus vicisitudes y su desaparecido patrimonio artístico, todo ello bajo el denominador común del culto del Santo Rosario, aneja y olvidada devoción de otros siglos en la localidad.
Esta devoción, propagada por la Orden Dominicana desde la Baja Edad Media, se consolida en el siglo XVI gracias a la institución en 1573, por el Papa Pío V, de la festividad de Nuestra Señora del Rosario para conmemorar la victoria de Lepanto (7 de octubre do 1571) y alcanza su mayor auge durante los siglos XVII y XVIII gracias a los numerosos Rosarios públicos que se crearon entonces, especialmente en Sevilla y su archidiócesis. En efecto la religiosidad popular adquiere en Sevilla autentica naturaleza en torno a la segunda mitad del siglo XVII, fenómeno en el que jugó importante papel las misiones cuaresmales promovidas por las autoridades eclesiásticas, en las que el rezo del Santo Rosario, como devoción a la vez individual y comunitario, es fomentado por los propios misioneros. De esta forma el Rosario se convierte en signo visible y tangible de la presencia de Dios y en un autentico medio de salvación, por lo que esta practica piadosa se constituye en paradigma de la religiosidad popular (1). Tras el fallecimiento en olor de santidad del dominico Fray Pedro de Ulloa (1690), se genera todo un movimiento fundacional de congregaciones de marcado carácter penitencial y de culto interno en relación con esta devoción del Santo Rosario. Así se inicio una autentica explosión que se expandió por las diversas parroquias, iglesias y conventos en un cortísimo espacio de tiempo (2).
En el caso de Guadalcanal, los orígenes de la Hermandad del Rosario nos son conocidos gracias a unas notas históricas elaboradas por Don Antonio Muñoz Torrado e insertas en el expediente incoado en 1925 por el Arzobispado de Sevilla sobre la venta de la ermita de San Vicente (3). Según nos relata Muñoz Torrado, las reglas de la Hermandad del Rosario de Guadalcanal fueron aprobadas el 8 de octubre de 1691 por el Prior del convento Santo Domingo de Llerena, dada la pertenencia de la localidad durante aquella época y hasta fines del siglo XIX en lo eclesiástico a la antigua Provincia de León de la Orden de Santiago. Por ello los vínculos con la citada localidad pacense, donde residían las autoridades religiosas de dicha Provincia de León, eran estrechos, no debiendo extrañar que los dominicos del convento llerenense, como el más cercano a Guadalcanal, se encargasen de fomentar en la localidad la devoción al Rosario mediante predicaciones y la fundación de una hermandad de esta advocación mariana.
A principios del siglo XVIII y como nos sigue contando Muñoz Torrado, la Hermandad, instalada desde su origen en la parroquia de Santa María, entró en decadencia, de la que salió gracias al impulso del Venerable Simón el Ermitaño, muerto en 1711 y al que se debió la edificación de la capilla de la que tratamos, dedicada a San Vicente Ferrer —y no a su homónimo mártir—, santo dominico valenciano (1350-1419) famoso por sus fervorosas y multitudinarias misiones. El Venerable Simón, que vivía retirado en la ermita de San Benito, consiguió enfervorizar de nuevo a los cofrades y devotos del Rosario mediante la salida procesional por las calles de la localidad al amanecer. Y para tener un templo propio donde celebrar sus cultos. Poco después de su muerte la Hermandad del Rosario de la Aurora comenzó a labrar el templo de San Vicente, que vino a finalizarse en 1739. Ya a fines de siglo, el 1 de enero de 1792, la cofradía aprobó nuevas Reglas.
A lo largo del siglo XIX !a cofradía permanece activa en San Vicente, aunque sufriendo diferente altibajos y vicisitudes. En los primeros años de dicha centuria ocurrió un curioso episodio relacionado con esta iglesia, que igualmente nos es relatado por Muñoz Torrado:
“Por los años de 1818 vino a Guadalcanal a residir una ilustre dama que ocupó cargo en la Corte, cerca de la Reina. Presentose un día festivo en Santa María a la hora de la Misa Mayor, con traje poco honesto. Pasaba el tiempo y los fieles se impacientaban, acercándose alguno a la Sacristía para preguntar la causa de no celebrarse la Misa. Era Vicario D. Paulino de Caro. Caballero Santiaguista y Vicario y Juez Eclesiástico de la villa, y salió altar y dijo que no saldría la Misa hasta qua no se retirara aquella Señora que no vestía conforme a la honestidad. Salió la is Señora del templo humillada en su soberbia, y retirose a su casa. Desde aquel día vistió honesta y humildemente, y asistía todos los días a Misa en la iglesia de San Vicente, y obtuvo privilegio del` Obispo —Prior (de Llerena) para que hubiese Reservado allí. Su cadáver recibió sepultura en el Centro del crucero".Dicha señora era Doña Rosa Maffeito, fallecida en 1838. Su hija, Doña Ana Espinosa de los Monteros y Morales, esposa de Don Leandro López y Ayala, ambos vecinos de Guadalcanal, consiguieron en 1851 autorización eclesiástica para que en la ermita de San Vicente se establezca el sagrario donde rendir continuo culto al Santísimo (4). El 22 de enero de dicho año dicho matrimonio se dirigía por escrito al Gobernador Eclesiástico del Priorato de San Marcos de León ofreciéndose a mantener el culto eucarístico en dicho recinto sagrado. Tres días más tarde el citado Gobernador Eclesiástico pidió informes sobre el asunto al Párroco de Santa María de la Asunción, quien el siguiente día 27 contestó en sentido positivo a la propuesta de dichos señores, "pues además de ser bastante crecido el numero de cofrades y devotos del Santo Rosario de la Aurora, sito en dicha ermita, y de concurrir diariamente a sacar por las calles y hora de la madrugada el Santo Rosario, se celebran en dicha ermita funciones de iglesia y misas rezadas en todos los días del año, a las que concurren muchos fieles, lo mismo que a recibir el Sacramento de la Penitencia, particularmente en la Cuaresma". El 1 de febrero siguiente dicho Gobernador pidió a los solicitantes que otorgasen, ante notario, escritura de obligación de sus bienes, por lo cual se comprometen al mantenimiento del culto eucarístico en San Vicente, que en efecto, fue otorgada el 6 del propio mes ante el escribano Antonio José Calleja, siendo testigos Dionisio Palacios, Juan Pérez y Narciso Calleja. Los bienes con que se garantizaba el cumplimiento de los devotos propósitos de Don Leandro y Dona Ana eran sus casas en la calle Valencia, "que lindan a mano derecha entrando en ellas con huerto de casas de Doña Joaquina Sánchez y por la izquierda y espaldas con el mismo huerto (...) "y la finca "La Jayona". Finalmente, el 3 de marzo siguiente el Doctor Don Genaro de Alday, Provisor del Obispado —Priorato de San Marcos de León, concedió su permiso para que se estableciese sagrario con Sacramento perpetuo en San Vicente, encomendando su inspección al Párroco de Santa María, corriendo a cargo del matrimonio López de Ayala y de sus sucesores el mantenimiento de la lámpara que habría de iluminar al Santísimo, de los vasos sagrados y de otros enseres del culto.
1) ROMERO MENSAQUE, Carlos José: "La conformación popular del universo religioso: los Rosarios públicos y sus Hermandades en Sevilla durante el siglo XVIII en Religión y Cultura, vol. I de la Consejería de la Junta de Andalucía – Fundación Machado, Sevilla. 1991). Pág. 428.
2) Ibidem, págs. 428-429.
3)ARCHIVO GENERAL DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA (en adelante A.G.A.S) Sección 2 (Gobierno) serie asuntos despachados, legajo 567. Expediente de venta de la ermita de San Vicente de Guadalcanal (1925-1935).
4) A.G.A.S. sección III (Justicia), Legajo 3703: Guadalcanal. Sacramento en la ermita de San Vicente (1851).
 
Salvador Hernández González
Revista de Feria 2000
 

sábado, 14 de septiembre de 2013

Articulos con historia 2/2

Autonomías, Constitución y monarquía
2ª parte

Hacia el estado.- El primer Parlamento de la restablecida democracia, siguiendo en esta cuestión el espíritu y la letra de lo que se había propuesto la República del 31 incluyó como elemento principal de la nueva Constitución la organización territorial del Estado en comunidades autónomas.
Antes de la actual Constitución, en cuanto hubo un Parlamento nacional elegido democráticamente, el 29 de septiembre del 77, el Gobierno de Suárez, con la aquiescencia de «la mayoría de las fuerzas políticas parlamentarias» que habían reconocido la conveniencia de «proceder urgentemente al restablecimiento» de la Generalidad de Cataluña, dispuso por decreto-ley que así se hiciera, con carácter forzosamente provisional, mientras España no tuviera su nueva «Ley Magna». Se derogaba la ley del régimen anterior de 1938 que la había abolido y en seguida un real decreto firmado por don Juan Carlos, nombraba presidente de la restablecida institución al «honorable Josep Tarradellas», que ostentaba ese cargo, más nominal que real, en el exilio, al renunciar a él el antiguo presidente del Parlamento catalán de la república, Josep Irla, que había sucedido al infortunado Luis Companys.
Pocos meses más tarde, con una fórmula legal distinta se creaba el Consejo General del País Vasco y se aprobaba el régimen preautonómico que desde enero del 78 disfrutaría esa comunidad. Seguidamente, y sin que las respectivas regiones y territorios hubieran poseído nunca antes una autonomía política o administrativa, el Gobierno, meses antes de la Constitución, entre marzo y octubre de ese mismo año 78, aprobó, siempre por decreto-ley, los regímenes preautonómicos de Galicia, Aragón, Canarias, Valencia, Andalucía, Baleares, Extremadura, Castilla y León, Asturias, Murcia y la región castellano-manchega. Cuando el Rey, el 27 de diciembre de 1978, promulgó la Constitución estaba ya de hecho casi ultimada de trazar, y aceptada por la nación, la nueva organización territorial del Estado que con ese diseño u otro la República no había sido capaz de llevar a la práctica.
(Es curioso el hecho de que, casi sin excepción, las provincias se juntaran en «preautonomías», y después en las nuevas comunidades, tal como las distribuía en «regiones» el famoso decreto del ilustre político y humanista, y también antiguo «afrancesado» Javier de Burgos en 1833).
La creación de las comunidades durante la legislatura constituyente de 1977 fue posible gracias al consenso político, responsable y constructivo, de lo que se llamaba «las fuerzas políticas parlamentarias»: UCD, socialistas, comunistas, Alianza Popular y nacionalistas vascos y catalanes. Con ese mismo espíritu de acuerdo entre partidos, se crearon más tarde las comunidades de Cantabria, Rioja y Madrid, las de Ceuta y Melilla, y se reforzó el peculiar e histórico régimen de Navarra con «el amejoramiento del Fuero», que hizo del antiguo Reino una autonomía más, sin especiales privilegios políticos.
Novedad en Cataluña.- El nuevo «Estatut» es largo y fastidioso de leer en castellano y en catalán. Está cargado de reiteraciones y no exento de contradicciones, y en él se dedican páginas y páginas a repetir, no siempre con fidelidad ni lealmente, párrafos de la Constitución y de las Declaraciones de Derechos Humanos y tratados internacionales que la Constitución ya había incorporado al ordenamiento jurídico general de toda España. Basta considerar que los cincuenta y siete artículos y quince disposiciones adicionales del Estatuto de 1979, que lleva ya veintisiete años funcionando y desarrollándose progresivamente con bastante aceptación, son sustituidos por un nuevo documento que comprende doscientos cuarenta y cinco preceptos entre artículos y disposiciones complementarias.
Ya en los preámbulos de los Estatutos del 79 y de 2006 se trasluce una diferente filosofía política en relación con «esa Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles», que se define así en el artículo 2 de la Constitución de 1978. Aunque, como decía hace casi dos mil años el filósofo y político hispano Lucio A n n e o Séneca, en carta a su amigo y discípulo Lucilio, no habría que hacer mucho caso de los preámbulos, ya que «no hay nada más soso ni más tonto que una ley con prólogo», esos párrafos no imperativos de un texto legal ayudan a entenderlo correctamente y revelan el espíritu y la intención con que se ha elaborado.
En el Estatuto del 79 se hablaba de «un marco de libre solidaridad con las restantes nacionalidades y regiones «del Estado». Porque «esta solidaridad — se afirmaba— es la garantía de auténtica unidad de todos los pueblos de España». En el actual se dice que se quiere hacer posible una sociedad «solidaria con el conjunto de España», pero sobre todo «incardinada en Europa». (El contexto de estas ambiguas y no comprometidas expresiones parece apuntar a que se aspira a una «incardinación» directa de Cataluña en Europa).
Esta interpretación de las confusas palabras prologales es avalada por algunos de los primeros y más definitorios artículos del «título preliminar». En el tercero de ellos se dice que las relaciones de la «Generalitat» con el Estado (se supone que el español) «se rigen por el principio de autonomía (sin duda la de Cataluña), por el de bilateralidad (se entiende que de igual a igual, Estado y "Generalitat") y también por el de multilateralidad», «en el Estado español y en la Unión Europea» que son, según el artículo cuarto, «su espacio político y geográfico de referencia».
Un lector atento y con cierta experiencia política encuentra que en numerosos lugares del Estatuto no parece una «ley orgánica» sino un reglamento administrativo, de carácter intervencionista, en la vida social, en el régimen de la economía, en el de las corporaciones de derecho público y profesiones tituladas, de las actividades artísticas y culturales, etc. Al mismo tiempo en el Estatuto, pero no en la Constitución española, se da por creada una «Comisión bilateral "Generalitat"-Estado que sería el marco general y permanente de relación —se supone que en pie de igualdad— entre los gobiernos de Cataluña y del Estado». Esa Comisión tendría incluso funciones de política exterior, por ejemplo, mediante «el seguimiento de la política europea para garantizar la efectividad de la participación de la "Generalitat" en los asuntos de la Unión Europea».
Un deseable y nuevo consenso.- No es propio de un comentario periodístico extenderse en más asuntos concretos, aunque sí deba subrayarse en estas páginas la tajante expresión de que en las escuelas de titularidad pública «la enseñanza es laica», si bien se asegura que se ha de respetar el derecho que asiste a madres y padres «para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus convicciones». O lo que en el artículo 20 se titula como «el derecho a vivir con dignidad el proceso de la muerte», que significa una especie de subrepticia legalización de la eutanasia.
Con todas esas objetables extralimitaciones de lo que para todos los españoles reconoce como derechos y deberes la Constitución, el Estatuto revela la voluntad de sus redactores de sustituir al Estado nacional en el «espacio catalán», como gustan de decir ellos, en el ejercicio de los que suelen llamarse los «cuatro ases» del poder político de las naciones, que son irrenunciables para el gobierno de un Estado, si ha de preservarse la unidad de la nación. Son el as de espadas (defensa y política exterior), el de bastos (justicia y orden público), el de oros (hacienda, dineros y mercado) y el de copas (cultura, libertades personales y sociales).
Pese a lo que se lee en el nuevo Estatuto catalán y a la avalancha de «realidades nacionales» que amenazan la paz política y la solidaridad ciudadana, España no se va a romper. Nuestra nación y su monarquía tienen una historia de siglos y no se ponen en riesgo fácilmente. Pero el «Estado de las Autonomías» se resquebraja con grave daño de los intereses políticos y sociales, incluso culturales y económicos de los españoles.
Hace falta un nuevo consenso nacional como el de hace casi treinta años, aunque no hay que olvidar que aquél lo propició el Gobierno, y el «poder» de ahora parece preferir la confrontación. Pero al final la última y definitiva responsabilidad es de todos los ciudadanos; no sólo de «ellos» sino también de nosotros.
Antonio Fontán

Julio 2006 - Nueva Revista

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Un viaje histórico a las islas Salomón 2/2

 Dos culturas hermanadas por el mar
segunda  parte

Cédulas 
1557.-Real Cédula del rey a la Audiencia de Lima y al gobernador de Castilla del Oro para que se guarde y cumpla la cédula sobre casados a petición del licenciado Agreda, fiscal del Consejo de Indias, porque en Indias hay muchos casados que viven sin sus mujeres sin querer venir a España a hacer vida con ellas, especialmente en el caso de Pedro de Ortega, que tiene a su mujer en Guadalcanal.
05-07-1563. Madrid. .- Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que permitan pasar a Tierra Firme a Pedro de Ortega, llevando a su mujer, e hijos, tres hijas de Alonso de Valencia, dos mujeres y dos criados. (Extracto)
22-06-1563. Madrid.- Real Cédula por la que se da licencia y facultad a Pedro Ortega, electo alguacil mayor de Panamá, para que entretanto se instala en dicha ciudad la Audiencia Real que reside en Santiago de Guatemala, según está mandado, pueda entrar en el cabildo y regimiento de ella como los demás regidores, y sea recibido como tal con el juramento y solemnidad que se acostumbra.
18-12-1566. Madrid. Real Cédula al presidente y oidores de la Audiencia de Panamá, para que permitan que Pedro de Ortega Valencia, alguacil mayor de Panamá. 
24-02-1572. Madrid. Real Cédula a Pedro Ortega Valencia, alguacil mayor de Panamá, para que, en atención a sus méritos y a los gastos que ha hecho en la jornada de descubrimiento de las Islas Salomón, pueda renunciar su oficio en su hijo Jerónimo de Ortega Valencia.
11-06-1572. San Lorenzo el Real. título de Contador de Nombre de Dios a Pedro de Ortega Valencia.
1575. Regidor, factor y veedor de Panamá.
1578.- Real Provisión por la que se nombra a Pedro de Ortega Valencia capitán general de la gente que ha de aprestarse para la lucha contra los negros cimarrones.
En 1582, guerra de Vallano, Panama.
24-04-1584, Aranjuez.- Cédula Real, Mariscal de campo del Bayano, a Pedro de Ortega Valencia en atención a los méritos contraidos en la derrota de John Hawkins y en la guerra contra los cimarrones.
1593.- vecino de la ciudad de Cuenca (Peru). Información de los méritos y servicios del mariscal Pedro de Ortega Valencia, que se halló en Panamá contra los Contreras en Perú, contra Francisco Hernández Girón en compañía del licenciado Hernando de Santillán y en el descubrimiento de las islas de Salomón.
27-10-1593, San Lorenzo. Real Cédula por la que se concede que Pedro de Ortega Valencia, nieto del mariscal del mismo nombre, le suceda en segunda vida en una encomienda que dicho mariscal tiene en Quito, ya que no puede hacerlo su hijo Jerónimo de Ortega Valencia.
1593.- Real Provisión concediendo título de factor y veedor de Tierra Firme a Diego de Ortega Funes, en lugar y por dejación que hizo de dicho oficio, Pedro de Ortega Valencia.
1567.- Expediente de Confirmación del oficio de Regidor de Panamá a Gerónimo Ortega Valencia.
1571.-Gerónimo de Ortega Valencia, hijo de Pedro de Ortega Valencia.
1571 Panamá. Contador de Nombre de Dios, (cerca del rio Chagres)
(1573).- Alguacil mayor de Panamá.
Pedro de Ortega Valencia (16-03-1594) Quito. Real Cédula para que si Pedro de Ortega Valencia, hijo de Jerónimo de Ortega Valencia, hereda las encomiendas de su abuelo, pueda permanecer en España hasta cumplir los catorce años.
Pedro de Otega Hidalgo, primo de Pedro de ortega Valencia, 1583, Panamá. 
Nació hacia 1520 y murió hacia 1598, embarcó hacia 1540 para América
PEDRO DE ORTEGA VALENCIA (mercader)= Isabel Rodríguez la Hidalga (01-05-1555)Valladolid
Jerónimo de ORTEGA VALENCIA = María de Arellano Ana de Cabrera? 1647 viuda
Mientras tanto en el punto donde se habían asentado los españoles, el Adelantado Mendaña iba conociendo algunos puntos de la isla y obteniendo información sobre ella a través de Bile Banara. Hubo un momento en que Mendaña fue atacado por los nativos de otra tribu, pero fueron reducidos gracias a Bile Banara. Mendaña conoció muchas de las costumbres de la tribu. Comían vinahu, que según Mendaña «una rayz que comen en lugar de pan». Una de las partes más curiosas de este viaje fue que cuando un cacique del poniente de la isla traía como presente al almirante español «un cuarto de carne humana, que parecía de un muchacho» según Hernando Gallego, que enterró allí mismo ante el asombro de los indios, diciendo Mendaña en la lengua nativa que no lo comía. Otro detalle significativo fue que Bile ofreció al Adelantado tres mujeres rechazándolas Mendaña.
La mayor parte de los españoles trabajaba en la construcción de un bergantín de reconocimiento, «el Santiago de 30 toneles», mientras que Mendaña seguía mandando exploradores al interior de Santa Isabel, enviando a los soldados Gabriel Muñoz y Diego de Ávila. Pedro de Ortega, con 35 hombres, dio con un cacique llamado Meta. Ortega sacó información al cacique llevando a uno de sus hijos hasta Mendaña haciéndole saber que en la isla había nuez moscada y clavo. A su vez, Mendaña le mostró perlas y oro y el nativo las reconoció, diciendo a Mendaña que había en abundancia.
El bergantín estaba ya listo para navegar, y el piloto Hernando Gallego y Pedro de Ortega, con doce marineros y diez y ocho soldados, durante un mes costearon Santa Isabel hasta avistar la isla de Ramos (hoy Malaita). Mendaña recibió en su barco un par de veces a Bile. Mendaña le habló en la lengua nativa del rey de Castilla Felipe II y le enseñó en un mapa todos los territorios que poseía su monarca y todos los vasallos. También tuvo la ocasión de hablarle del dios de los cristianos diciéndole que por fin llegaba a las costas y cerebros de aquellas nuevas tierras. Al cabo de un mes, el bergantín de reconocimiento volvió a Santa Isabel con buenas noticias. Gallego y Ortega Valencia habían descubierto todo un archipiélago. Hallaron una gran bahía con siete u ocho islas pequeñas (probablemente la isla San Jorge). Se dirigieron hacia el sur de Santa Isabel y divisaron dos isletas, y luego divisaron una gran isla (hoy Malaita), a la que bautizaron con el nombre de Ramos por descubrirse en su día. Costearon la isla y al sureste de allí divisaron otras dos islas que llamaron La Galera y Buena Vista. Más tarde saltaron a tierra en la isla Flora, la mayor de las islas Floridas. Los españoles observaron que los habitantes de aquella isla «...se enrubian el cabello, huyen del arcabuz, tocan arma con caracoles y tambores y comen carne humana». Más al este los españoles vieron, pero sin desembarcar, San Germán y Guadalupe. Desembarcaron un poco más al sur, en Sesarga (isla de Savo) y descubrieron que en aquella isla se encontraba un volcán en erupción, por lo que tuvieron que abandonarla.
Tras zarpar de Sesarga los exploradores de Mendaña dieron con una isla de grandes proporciones a la que llamaron Guadalcanal debido a que Ortega la descubrió y le puso el nombre del pueblo sevillano Guadalcanal del que es natal. Cuando arribaron a la isla, numerosas canoas y hombres a nado se acercaron al bergantín. Sin embargo, los isleños empezaron a tirar desde tierra piedras a los españoles, los cuales con los arcabuces mataron a algunos indígenas, provocando que el resto se retirase. Ortega saltó a tierra y descubrió numerosos recursos naturales. Se bautizó como Ortega a un río2 y Gallego a otro en los que descubrieron pepitas de oro. Cuando terminaron de inspeccionar la isla, pusieron rumbo a Santa Isabel. En la vuelta fue cuando dieron con la isla Varnesta a la que bautizaron como isla San Jorge. Hernando Gallego relató las noticias más interesantes sobre aquella isla. Su cacique se llamaba Benebonafa y según Gallego en su puerto podían «caber mil naos». Los españoles cambiaron baratijas por perlas con los indios de allí.
El bergantín siguió navegando y descubrieron más islas. Descubrieron una isla, también importante, a la que bautizaron como San Nicolás (probablemente Nueva Georgia). Durante el camino descubrieron y exploraron muchos islotes. Gracias a que costearon Santa Isabel pudieron obtener sus medidas. Más tarde los españoles del bergantín alcanzaron a divisar una gran isla, ya casi confinante con la isla de Nueva Guinea, a la que bautizaron San Marcos (puede ser la actual Choiseul). Conocieron y exploraron mucho, pero no estaban satisfechos y Ortega mandó efectuar una exploración por tierra. La canoa que Ortega mandó explorar a tierra, en la que iban nueve soldados, un marinero y un indio amigo, encalló en los corales y naufragaron. Esos náufragos estuvieron perdidos tres días hasta que el bergantín los recogió.
Los españoles del bergantín consiguieron volver sanos y salvos a la bahía de la Estrella donde seguían ancladas sin novedad las dos naos de Mendaña.
Mendaña relataba que “La música que ellos tienen son muchos canutillos de cañas, juntos, puestos por su orden, unos mayores que otros, a manera de órgano, los cuales tocaban con la boca, como quien toca pínfano, y unos caracoles grandes a que ellos llaman coflís. Luego mandé que tocasen (los nuestros) alguna trompeta y pífano, y después cantaron algunos soldados, tocando una vihuela; admirándose de ver nuestros instrumentos, y más de oír cantar. Danzaron luego, que son muy amigos de danzas”. 
Fondea en la isla de GUADALCANAL (Gaunbata para sus habitantes) el dia 20, y también llaman Ortega un río, con una superficie de 6500 km2, la estimaron tan grande como la Española, muy poblada y rica en jengibre, frutas, puercos y otros productos muy estimados por los descubridores.
Surgieron frente a Guadalcanal, al abrigo de una punta y cerca de un rió que llamaron Gallego. Hernández Catoira, escribano mayor, narra que “ la gente de Guadalcanal hace gran ventaja a la de Santa Isabel, porque son más robustos y negros que ellos y aun tienen mejores pueblos y casas. Y tendrá más de 250.000 hombres de pelea.
Pedro de ORTEGA VALENCIA, alguacil mayor de Panamá, y maese de campo,
Perlas = DAUI, oro=CEREQUE y ABURU, taro= FILA, clavo=AGURU, nuez moscada=AGATARI. Espiritu=KESOTO 
Auspició la famosa expedición marítima de Álvaro de Mendaña que partió del Callao el día 19 de noviembre de 1567 y que condujo al descubrimiento de las islas Salomón, en Oceanía. Mendaña (quien era sobrino del gobernador) reconoció las islas que bautizó con los nombres de Guadalcanal, San Cristóbal y Santa Isabel. En septiembre de 1569, retornó a Callao, tras recorrer más de 27.000 kilómetros. Años después emprendió otra expedición a la Oceanía.
Para esta expedición se alistaron 160 hombres, entre ellos numerosos oficiales como el capitán Pedro Sarmiento de Gamboa, al mando de la nao capitana; Francisco de Gálvez, vicario castrense; ; el alférez general Hernando Enríquez .
Francisco Mellén Blanco
Guadalcanal, 26 de Julio de 2013

sábado, 7 de septiembre de 2013

Campitur entrevista a Eduardo Cordobés



Entrevista  a Eduardo Cordobés, organizador del Hermanamiento de Guadalcanal con las Islas Salomón

El Delegado de Patrimonio del Ayuntamiento de la localidad sevillana nos habla sobre este hecho que marcará un hito en la historia de Guadalcanal.
Las islas Salomón, ubicadas en el remoto Pacífico cerca de Australia, tienen una entrañable conexión con los vecinos de Guadalcanal, ya que su isla principal lleva el mismo nombre que el pueblo sevillano. Y es que hace 500 años, el explorador Pedro Ortega de Valencia, vecino de Guadalcanal, descubría para los pueblos de occidente estas lejanas islas y bautizaba con el nombre de su pueblo la mayor de ellas.
Ahora, gracias a los esfuerzos de las autoridades de ambos lados del mundo, se produce un hermanamiento entre las dos Guadalcanal del que nos habla Eduardo Cordobés Chaves, delegado de Patrimonio del ayuntamiento de Guadalcanal (el sevillano) y organizador de las Jornadas Patrimoniales de Santiago y Santa Ana y de los actos de hermanamiento con la isla.

Cuéntanos cómo surge el proyecto…
Ante todo deja que os comente que este hermanamiento es un sueño que hemos tenido, yo diría que todos, los habitantes de Guadalcanal desde hace décadas y que la velocidad de las nuevas tecnologías de comunicación por fin han permitido, ya que una carta ordinaria de correos tarda unos 25 días en hacer el trayecto de aquí hasta allí. Hace un año más o menos un periodista de aquí que estaba en Australia se puso en contacto con nosotros y nos propuso servir de intermediario para entablar contacto personal con los gobernantes de las islas, conocernos y realizar por fin los actos de hermanamiento. Cosa que tuve el honor de comenzar a perfilar y llevar a cabo hace tan sólo unas semanas.

¿En qué han consistido los actos?
Los actos se han enmarcado en la realización de las VI Jornadas Patrimoniales de Guadalcanal que se celebraron del 21 al 28 de julio.
El hermanamiento ha sido posible gracias también a la participación del gobierno de nuestro país que ha colaborado a través de los Ministerio de Asuntos Exteriores y Turismo y la Embajada de España en Australia.
Los actos en los que el pueblo de Guadalcanal y sus visitantes se ha volcado, han consistido en actuaciones de todas las agrupaciones musicales de nuestro pueblo además de un concierto del Hijo Predilecto de Guadalcanal, el guitarrista Vicente Amigo.
También se firmó un memorándum y se inauguró una estatua conmemorativa de Pedro Ortega y se pudo contemplar un desfile de las Fuerzas Terrestres del ejército español.
Por último se inauguró una fuente, “Fuente de Agua” conmemorativa del hermanamiento y se cerraron los actos con un desfile de Victorio y Luchino.
Por otra parte se ha propuesto que las dos Guadalcanal se conviertan en Paraísos de la Humanidad con su logo y emblema registrados.

¿Qué representantes enviaron las Islas Salomón?
Contamos con la visita de 15 ministros de las islas, dos de ellos pertenecientes al gobierno de las Islas Salomón y, por otra parte, el Primer Ministro Stepfhen Panga y todo el gobierno de la isla de Guadalcanal, que equivaldría a un rango de presidente autonómico y su gabinete en nuestro país.

¿Cuál es el futuro de este hermanamiento, que se puede prever?
Pretendemos seguir en contacto permanente con los representantes de las islas y que es te hermanamiento sea el inicio para organizar y programar proyectos de turismo y culturales bilateralmente, de manera que se beneficien ambos pueblos aunque nos separe un mundo de distancia que Internet y las nuevas tecnologías han reducido considerablemente.

¿Estás satisfecho con el resultado?
Muy satisfecho. Tanto por el resultado final como por la gran participación y apoyo que ha mostrado el pueblo de Guadalcanal asistiendo masivamente a los actos. Como comentaba antes para mí ha supuesto la realización de un sueño.

Publicado el 07 de Agosto de 2013, Miércoles por CampiTur.com 

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Articulos con historia 1/2



Autonomías, Constitución y monarquía
1ª parteDesde la aprobación de la Constitución de 1978 que supuso la organización territorial española, ha habido algunos cambios. La reciente aprobación del nuevo Estatuto de Cataluña ha generado consecuencias que trascienden los límites geográficos y políticos catalanes.

Las dos mayores novedades institucionales de la Constitución del 78 son la monarquía parlamentaria y las comunidades autónomas. Para casi todos los demás títulos y artículos de su texto se encuentran precedentes en otras constituciones democráticas, también en las españolas desde 1812. Pero esos dos importantes y operativos componentes políticos del actual Reino de España no se habían enunciado nunca antes en esos términos, y menos encabezando los primeros párrafos de una ley tan principal. Desde entonces son los dos pilares sobre los que se asienta el arco del Estado español de los últimos treinta años.
Parlamentarias son todas las actuales monarquías europeas y las repúblicas no presidencialistas del continente y de otras regiones desarrolladas del mundo como India o Japón. Pasaron ya definitivamente a la historia el «antiguo régimen» y las soberanías compartidas que habían estado vigentes en algunos países europeos hasta después de la Primera Guerra Mundial.
La monarquía parlamentaria española es, oficialmente, una creación de la Constitución del 78. Pero la prudencia y el sabio realismo de don Juan Carlos se adelantaron a los cambios de la legalidad. Desde el principio el Rey quiso contar con las instituciones que operaban en el seno del Estado, actuando como árbitro y moderador entre ellas y las otras realidades sociales que de hecho existían, guiándolas a todas en el tramo preconstitucional del cambio político. Antes de terminar el año 75 se eligió un nuevo presidente de las «Cortes orgánicas» y se nombraron nuevos ministros. Poco después, en el 76, se cambió al presidente del Gobierno, se suscribieron con la Iglesia católica los acuerdos que sustituían al Concordato, se autorizaron partidos y sindicatos, y se adoptó y sometió a referéndum la ley para la reforma que daría paso a las primeras elecciones generales de las que saldría el Parlamento constituyente.
Años más tarde, el 23 de febrero de 1981, cuando en un intento de golpe de Estado los insurgentes secuestraron a los parlamentarios y a los ministros, el Rey, con la disciplinada asistencia de las Fuerzas Armadas y la colaboración de los subsecretarios, únicas instituciones centrales que estuvieron a su alcance, restableció la situación en pocas horas y repuso en sus funciones a diputados, partidos y gobierno.
La monarquía parlamentaria española goza de buena salud política como se suele reconocer dentro y fuera del país. Bajo ella se han sucedido ministerios democráticos de distinta u opuesta orientación y es la institución pública más apreciada por los españoles según confirman periódicamente las encuestas. El Rey es respetado por los políticos de los más diversos partidos y generalmente apreciado por la ciudadanía. Ni siquiera los que se declaran republicanos son antimonárquicos y mucho menos «antijuancarlistas». En algún jaleo de calles aparece un agitador que levanta bandera republicana, pero casi nadie le sigue ni se le toma en serio.

Crisis en las Autonomías.- No ocurre lo mismo con esa otra gran novedad política de la Constitución del 78 que es la organización territorial de la nación española. Crece la impresión de que, a menos de treinta años de la Constitución, su filosofía y su práctica empiezan a dar señales de una crisis que afectaría a los principios básicos que la sustentan. Esa sensación se ha extendido como una mancha de aceite por todo el país —instituciones, partidos, opinión pública— desde que el nuevo «Estatut» de Cataluña inició su tramitación en el Parlamento barcelonés generando una inquietud que no se calmó sino que culminó con la celebración del referéndum de 18 de junio, en que sólo fue apoyado con más pena que gloria por los socialistas catalanes, los nacionalistas liberal-conservadores y los rojiverdes o neocomumistas de ICV. Esa nueva y contradictoria también efímera— alianza tripartita «pro-Estatut», que en algunas elecciones generales o autonómicas había llegado a recibir, sumados los tres grupos, sesenta de cada cien votos, ahora apenas ha rozado un treinta y seis por ciento de «síes», mientras que más de la mitad del electorado optó por dar la espalda a las urnas y dedicarse a descansar o a sus asuntos particulares en el último soleado fin de semana de esta primavera. Con ello ha quedado demostrado que el nuevo «Estatut» no era necesario ni respondía a una demanda social de la ciudadanía de Cataluña.
Las consecuencias de su aprobación trascienden los límites geográficos y políticos catalanes. Desde que se anunció su presentación al Parlament de Barcelona ha dado lugar a una especie de carrera entre las asambleas, políticos y gobiernos de otras comunidades para alcanzar más altas cotas de poder en sus respectivas regiones y no quedarse atrás de lo que parece que podría ser un ventajoso privilegio de los catalanes. Lo cual no es bueno para España, como ese «Estatut» de 2006 tampoco es bueno para la misma Cataluña.
La organización territorial del Estado en comunidades autónomas es obra de la historia nacional, de la voluntad democrática de los ciudadanos interesados por estar cerca de la gestión de los negocios públicos, y del consenso constitucional de los partidos que en la Transición aspiraban a lograr un sistema político de convivencia nacional tras las dolorosas y dramáticas experiencias de las últimas épocas.

Antecedentes históricos de la Experiencia Republicana.- En la Constitución de 1931 se había diseñado un «Estado integral» en que «provincias limítrofes, con características históricas, culturales y económicas comunes» podrían acordar «organizarse en región autónoma para formar un núcleo político-administrativo dentro del Estado español» y «presentar un Estatuto» para su aprobación final en las Cortes. Esos artículos del 11 al 22 de la Constitución de 1931 sirvieron de pauta para el título VIII de la del 78, en la que incluso se reprodujeron literalmente algunos párrafos.
En aplicación de esos pasajes constitucionales se constituyó Cataluña en región autónoma recuperando para su gobierno el histórico nombre de «Generalitat». Después habría de vivirse allí una más que accidentada historia a lo largo de cuatro años —desde septiembre de 1932 a julio de 1936—, con una cierta prolongación nominal hasta septiembre del 37.
Ya en plena contienda y con más de la mitad del territorio de las provincias vascas ocupado por las tropas «nacionales», el gobierno y los diputados republicanos que pudieron reunirse en octubre del 3 6 aprobaron el Estatuto del País Vasco que apenas tuvo vigencia, sólo en una tercera parte del territorio y durante menos de un año. (En Galicia se inició el procedimiento previsto para ser región autónoma y se vivieron sus primeras fases, hasta la celebración del plebiscito regional que preveía la Constitución republicana, pero sin que al estallar la guerra fuera posible llegar a la discusión y eventual aprobación en el Congreso de los Diputados).
Antonio Fontán
Julio 2006 - Nueva Revista