By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



miércoles, 5 de diciembre de 2012

En la tradición judeocristiana el ser humano es polvo

El hombre es un ser frágil
Año 1348. Una terrible pestilencia asola el reino de Castilla sembrando la tierra de cadáveres. Leví Aben Yosef, un hombre de ciencia procedente de la aljama de Cuenca, se ve obligado a enfrentarse a la terrible enfermedad tratando de encontrar respuestas que permitan conocer el origen del mal y su remedio. Acusado de ser el causante del contagio, no le queda más opción que huir junto a su esposa de la pequeña villa de Cañete y abandonar definitivamente la judería de la ciudad de sus antepasados. Tras asentarse en Teruel, su familia tendrá que enfrentarse de nuevo a la peste, pero también al hambre y la guerra. Leví tratará de sortear todas las penalidades, obsesionado con la idea de dar descendencia a su linaje y transmitir a sus vástagos la ciencia aprendida de sus antepasados. "Como polvo de la tierra"es una novela que trasladará al lector a una de las etapas más oscuras de la historia, un período en el que los reinos de Castilla y Aragón quedaron asolados por la peste negra y la Guerra de los Pedros.

Miguel Ángel Badal habla de su libro "Como polvo de la tierra"

¿Por qué ha elegido la mitad del siglo XIV para ambientar su novela?
-En primer lugar porque me parece una época fascinante dentro de lo que es la Edad Media. Se trata de un período de crisis en el que irrumpen la peste bubónica y la Guerra de los Pedros, marcando de una forma trágica a toda una generación. Por otra parte, es una época en la que la zona de frontera entre Castilla y Aragón, en la parte que hace limitar las tierras de Cuenca con las de Teruel, adquiere un protagonismo notable. El rey de Aragón, Pedro IV, reivindica constantemente esta zona como propia y los continuos enfrentamientos se suceden de manera especialmente intensa en ella.

-¿En quién se ha inspirado para el personaje de Leví Aben Yosef?
-Esa es una muy buena pregunta. Leví Aben Yosef es un personaje ficticio, pero que está trazado a partir de personas reales de esta época o de fechas ligeramente posteriores. Sí que utilicé el nombre de Ioseph Halevi var Yanta Ana, que figura en la nómina de judíos más destacados de la aljama de Cuenca allá por la década de los treinta del siglo XIV, para encontrar las raíces familiares del protagonista. Principalmente su faceta de médico y poeta —mezcolanza profesional muy habitual entre los hebreos sefarditas— se deriva de dos interesantes personajes vinculados con el territorio conquense: Martín García de Cañete, un cirujano converso que llegó a ser procurador síndico de la ciudad de Cuenca en 1459, y Abraham Aben Selomoh, un cronista de la diáspora de 1492 que había nacido en la pequeña localidad de Torrutiel. Sin embargo, sí que me gustaría destacar que el perfil del personaje es un pequeño homenaje personal a ese gran sobreviviente que fue, en época reciente, Elías Canetti: un Premio Nobel de Literatura que reconoció mundialmente ser descendiente de una familia de judíos que, a causa del decreto de expulsión de los Reyes Católicos, hubo de abandonar la judería de la pequeña villa de Cañete, en tierras de Cuenca.

-¿Eran los judíos los verdaderos científicos del momento?
-Ciertamente la ciencia no era monopolio de los judíos, ni mucho menos, aunque es evidente que muchos hebreos destacaban en Medicina, así como en otras ciencias notables como la Astronomía o la Filosofía. Es verdad, no obstante, que los reyes cristianos, ya fueran de Aragón, Castilla o Navarra, preferían poner su vida en manos de físicos y cirujanos hebreos, lo que nos permite hacernos una idea de que quizá gozaban de un mayor prestigio que los cristianos. No obstante, los médicos cristianos abundaban y muchos de ellos se habían formado en grandes universidades europeas como la de Montpellier, Bolonia o Padua. Creo que Arnau de Vilanova o Pedro Hispano son buenos ejemplos de lo que digo. Sí es cierto, no obstante, que entre los siglos XI y XII tuvo lugar en los reinos hispanos una verdadera “Edad de Oro” de las letras entre los hebreos sefarditas, en la que destacaron innumerables literatos y poetas que también son recordados como reconocidos filósofos y médicos. Algunos nombres, como el de Maimónides, son sobradamente conocidos por todos, pero el ingente corpus literario y filosófico que conservamos de aquella época ha sido desgraciadamente menospreciado y apartado de nuestro acervo cultural, algo que sin duda ha castrado nuestra identidad a lo largo de los siglos.

-¿Por qué ha elegido la ruta Cuenca-Cañete-Teruel?
-Realmente porque tuve la suerte de criarme en “tierra de frontera”. Mi familia materna procede de Cañete, en Cuenca, y aunque yo nací en Valencia, con pocos añitos mi familia tomó asiento en esta pequeña villa amurallada situada en plena frontera entre tierras de Cuenca y Teruel y, por ende, límite fronterizo entre los reinos de Castilla y Aragón en la Edad Media. Luego pasé muchos años viviendo en Cuenca, aunque sin perder los lazos con Cañete. Por otra parte, mi familia paterna procede de La Puebla de Valverde, a pocos kilómetros de Teruel. Aunque nunca he vivido en Teruel, siempre he sentido también esa ciudad como muy propia. Suelo ir con mucha frecuencia y tengo muchos familiares allí. Cuenca, Cañete y Teruel son, de hecho, junto con La Puebla, los lugares más significativos en mi vida, y también los lugares que mejor conozco y que en mayor medida me inspiran. Crear una historia que se desarrolla en estos tres lugares ha sido sencillamente una experiencia única, y estoy seguro de que, cuando pasen muchos años, “Como polvo de la tierra” seguirá siendo posiblemente una de mis novelas de referencia, precisamente por ese motivo.

-¿Cómo se ha documentado para escribirla?
-Documentarse para escribir una novela histórica requiere abarcar campos muy diversos que en ocasiones tienen que ver poco entre sí. Evidentemente el estudio de crónicas, documentos y textos de época es una parte esencial del trabajo. Hay abundante material publicado, y muchísimos documentos rescatados por historiadores como Miguel Romero Saiz, Vidal Muñoz, el grupo de historiadores de la asociación Amigos de Moya ó el malogrado Antonio J. Gargallo. Luego ha sido esencial el conocimiento sobre el terreno y toda clase de fuentes para la reconstrucción del entorno urbano, tanto en Cañete como en Cuenca y Teruel. Finalmente, el-estudio de aspectos etnológicos, sobre vocabulario comarcal e incluso el análisis del carácter de las gentes de unos y otros lugares. Cualquier detalle es importante para conseguir que la historia sea creíble.

-¿Le ha llevado mucho tiempo?
-El proceso de creación ha durado unos dos años. Ello incluye tanto el proceso de documentación como el de creación literaria. Es cierto, no obstante, que la idea para la novela es muy anterior en el tiempo y se basa en cierto relato histórico qué escribí allá por el: año 2005. La intención de ampliar, ese relato lleva en mi mente desde entonces, y es obvio que muchas lecturas desde esa fecha ya iban encaminadas al propósito que acabo de hacer efectivo.

-¿A qué hace referencia el título de su novela 'Como polvo de la tierra?
-Cualquier persona que conozca de cerca los primeros libros de la Biblia sabrá que en la tradición judeocristiana el ser humano es polvo, y el polvo siempre vuelve a la tierra. Es sobradamente conocida la expresión “Polvo eres y en polvo te convertirás”. El hombre, por tanto, es como polvo de la tierra, lo que significa que es un ser frágil al que la muerte acecha constantemente.


P. F. La fragua del pensamiento

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