Los
ayuntamientos de toda Andalucía se fueron adheriendo en
distintas fechas y formas a este movimiento, en pleno celebrado en el
consistorio de Guadalcanal el 17 de Octubre de 1932, se designa al
Primer Teniente de Alcalde Francisco Parrón Romero para
comunicar la adhesión de esta corporación, según
oficio municipal con el escudo de la localidad de fecha 21 de Octubre
número 963, y firmado por Manuel Gálvez Murillo en
funciones de Alcalde.
A
continuación se transcribe parte del acta de la sesión
plenaría en la página 199 y siguiente del libro
custodiado por el Sr. Secretarío D. Adrían Salinas
Carrasco, celebrada la efecto:
En la villa de Guadalcanal á diez y siete de Octubre de mil
novecientos treita y dos, reunidos los concejales que constan al
margen (*), bajo la presidencía del Sr. Alcalde D. Manuel
Gálvez Murillo, siendo las nueve de la noche al objeto de
celebrar en segunda convocatoría, la sesión ordinaría
siguiente.
---
Dada lectura á la comunicación fecha 10 del actual, de
la comisión organizadora de la Asamblea Regional sobre el
Estatuto Andaluz, se acordó adherirse esta corporación
y designa representante a D. Francisco Parrón Romero--- (sic).
(*)
Sres. Asistentes.- Manuel Galvez Murillo, Francisco Parrón
Romero, Juan M. Pinelo Ortega, Ignacio Llanos Capellán, Jesús
Martínes Burgos, Manuel Pérez Trancoso, Antonio Bernabé
Gálvez, Andrés Romero de la Rosa, Eugenio Barrera
Chaves, Manuel Pérez Omenac, -Secretario Adrián Salinas
Carrasco-
La
Autonimía de Andalucía durante el primer tercio del
pasado siglo se convirtió en un movimiento reivindicativo con
el fin de conseguir mejoras sociales, ecónomicas y políticas,
no obstante, hasta la proclamación de la Segunda
República
y la promulgación de la Constitución
de 1931,
no se abrió la posibilidad legal de conceder cierta autonomía
política a las regiones españolas, centrada
inicialmente, y según lo acordado en el Pacto
de San Sebastián,
en el caso catalán.
En Andalucía, ya en abril habían resucitado las
primeras asociaciones del andalucismo,
los Centros Andaluces, los cuales se transformaron en la Junta
Liberalista de Andalucía,
con un programa federalista.
A propuesta de la Junta, la Diputación Provincial de Sevilla
convocó en mayo de 1931 una asamblea de municipios sevillanos
para abordar la consecución de la autonomía andaluza.
La asamblea, sin embargo, no tuvo lugar hasta después de las
elecciones
constituyentes,
el 6 de julio. En ella, se acordó redactar un proyecto de
estatuto de autonomía, al mostrarse la mayoría de los
municipios sevillanos favorables a la autonomía, pero siempre
que no se atentase contra la unidad de España. Esta
iniciativa, sin embargo, tuvo poco éxito. Al escaso respaldo
popular (sólo la débil prensa andalucista promovió
la autonomía) se unió la suspicacia del resto de
provincias contra un supuesto neocentralismo, basado esta vez en
Sevilla.
La debilidad del movimiento andalucista era patente. Por una parte,
la Diputación
Provincial de Granada
proponía a las de Jaén y Almería formar una
región autónoma oriental, en tanto que la de Huelva
dudaba entre permanecer al margen de cualquier autonomía o
vincularse a Extremadura.
A
pesar de todo, las diputaciones provinciales andaluzas aprobaron el
26 de febrero de 1932 en Sevilla un anteproyecto de Estatuto bastante
limitado, que proponía simplemente una descentralización
administrativa, similar a la de una mancomunidad.
Sólo dos fuerzas marginales como los andalucistas y los
federales consideraron este anteproyecto claramente insuficiente.
Nada se hizo hasta la Asamblea
de Córdoba del 29 al 31 de enero de 1933.
En esta asamblea se aprobaron, después de arduas discusiones,
unas Bases
para el Estatuto de Autonomía de Andalucía
que se alejaban del anterior anteproyecto y se aproximaban a los
estatutos catalán o gallego. Sin embargo, los representantes
de Granada,
Jaén
y Almería,
por un lado, y los de Huelva
por otro, volvieron a expresar su rechazo a una autonomía
andaluza, llegando los representantes de Almería, Granada y
Jaén a abandonar la asamblea. Con la llegada de las derechas
al poder en España, el proyecto quedó congelado y nada
volvió a hacerse hasta después del triunfo del Frente
Popular
en febrero de 1936. En abril de ese año, la Junta Liberalista
Andaluza volvió a hacer aparición creando Acción
Pro-Estatuto Andaluz y llevando a cabo una campaña de difusión
de las bases aprobadas en Córdoba en 1933. Tras la legislatura
radical-cedista, el Frente Popular se mostraba más partidario
de apoyar los estatutos de autonomía y eso se tradujo en su
apoyo al de Andalucía, si bien Granada y Huelva seguían
expresando sus reticencias al proyecto. El 5 de julio se celebró
en Sevilla una asamblea convocada por la Diputación sevillana,
sin que se alcanzasen resultados concretos. La sublevación
militar que se produjo poco después y dio origen a la Guerra
Civil
hizo morir el proceso. Durante la guerra Blas Infante fue fusilado.
Fuentes.-
Archivo Municipal de Guadalcanal, libro El Proceso Atónomico
de Andalucía Durante la Segunda República de José
Díaz Arriaga/Manuel Ruíz Romero y archivo del autor.
Rafa
Spínola R.
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