By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



sábado, 28 de enero de 2012

Verano 1964

Entrevista realizada al alcalde de Guadalcanal D. Francisco Oliva Calderón por el joven periodista Antonio Burgos el 26 de Agosto de 1964 con motivo del próximo homenaje al descubridor de la isla de Guadalcanal, el marino Pedro Ortega de Valencia.

Guadalcanal rendirá homenaje al descubridor Pedro Ortega Valencia. Participarán en él tropas de Infantería de Marina españolas y norteamericanas.
Cuando el tractor todavía no había sustituido a las caballerías en las faenas del campo, la feria de Guadalcanal tenía un tradicional abolengo ganadero. Hasta esta linde serrana de la provincia de Sevilla venían los tratantes de la Baja Extremadura –camperos de Llerena, de Zafra y de Azuaga-, y también subían los de la campiña. Pero los tiempos son otros y la vida agraria de la sierra ha cambiado. Para Guadalcanal han pasado las épocas de grandeza aceitunera. El pueblo está en regresión. El censo desciende al tiempo que se van irreparablemente cerrando los portales de las casas humildes del barrio alto de Santa Ana. Es la emigración.
Sin embargo, nada de esto es nuevo. Los eruditos locales señalan otros éxodos, en el tiempo en que los labradores extremeños se iban a las recién descubiertas Indias. O a las que estaban por descubrir. Este fue el caso de Pedro Ortega Valencia –un Guadalcanalense para la historia-, que se embarcó en El Callao y se topó más tarde con una isla desconocida del archipiélago de Salomón, a la que perpetuó con el nombre de su pueblo natal. O, mejor dicho, se la perpetuaron siglos más tarde –de rebote casi- los “marines” norteamericanos, al librar en ella, durante la segunda guerra mundial, uno de los hechos de armas más importantes de la batalla del Pacífico.
Guadalcanal va a rendir ahora homenaje a “su” Pedro Ortega Valencia, al descubridor de la isla homónima. Los actos se celebrarán el 6 de septiembre. Un homenaje que coincidirá con el mercado de ganados, al que dará nuevo impulso, en esta época en que las antiguas ferias se están convirtiendo indefectiblemente en ferias de muestras. En principio, esta conmemoración del descubridor es noticia por los cuatro costados. Solamente su ámbito internacional, al participar fuerzas estadounidenses, justificaría el que hayamos venido a este pueblo de la sierra para conocer en qué va a consistir el homenaje, para vivir el ambiente de unas vísperas de conmemoración grande. Para lo cual, preguntamos al alcalde, don Francisco Oliva.
¿Un avance del programa?
 Lo más interesante es la participación de fuerzas de las infanterías de Marina española y norteamericana. Las españolas llegarán el día 5, por tierra. Las norteamericanas, el 6, probablemente en helicóptero. Con asistencia de las autoridades, se dará el nombre de “Pedro Ortega Valencia” a un grupo escolar. Después habrá una misa de campaña y se descubrirá una lápida conmemorativa. Desfilarán las fuerzas de Marina y se inaugurará una exposición de motivos históricos sobre el descubridor.
Me dijo autoridades, ¿asistirán?
El almirante Cervera –que está prestando su total colaboración a estos actos-, el almirante Pardo, el coronel Walker, de las fuerzas norteamericanas. Probablemente asistirán las primeras autoridades sevillanas, así como un gran número de investigadores que por estos días estarán reunidos en Sevilla en un congreso de estudios americanistas.
¿Qué se pretende con este homenaje?
Sacar del anonimato a una figura histórica nacida en este pueblo y que tiene una indudable proyección universal.
¿Se conseguirá?
Mover el interés hacia el estudio de la obra del descubridor. Por otra parte, la exposición que se inaugura quedará como museo permanente.
¿Colaboración del pueblo, señor alcalde?
Por lo pronto, los oficiales de las fuerzas asistentes se alojarán en las casas ofrecidas por el vecindario.

Como en “El alcalde de Zalamea”...-, subraya uno, y así terminamos este diálogo de vísperas en un bello pueblo de la sierra. Por todas las calles, actividad de mujeres que encalan las fachadas de las casas. Guadalcanal se prepara para el homenaje del próximo día 6. Vendrán marinos por tierra y por aire. El campo donde se celebraba la feria de ganados va a ser habilitado como helipuerto. Una conmemoración eminentemente marinera, en el corazón mismo de la sierra. Un homenaje que por unos días está alterando la vida sosegada de un pueblo de la sierra. Cuando me vengo de Guadalcanal, todos hablan de los actos. En el escaparate de una tienda, un muñeco –mal que bien- vestido de marino y, pintado con tiza sobre el cristal, el nombre del descubridor. En una taberna también hablan del homenaje unos hombres de campo. Se preguntan que cómo va a poder el pueblo recibir a tanto forastero. Y tienen razón. Va a ser demasiada la alteración de la secular tranquilidad del pueblo. Que el caballo sea relevado por el tractor puede pasar. Pero lo que difícilmente puede asimilar la monotonía de un pueblo de la sierra es que donde antes cerraban sus tratos los feriantes aterricen ahora helicópteros con “marines” norteamericanos. De ahí nace la expectación que reina en Guadalcanal, en toda esta apartada comarca de la serranía sevillana.

Fuente.- Hemeroteca ABC

miércoles, 25 de enero de 2012

Aquellos maravillosos años


A Pepe "El Ditero"
El pasado uno de Octubre se cumplió el cincuentenario de la inauguración del Centro Emisor de Guadalcanal, este hecho puso en “antena” a nuestro pueblo y fue reconocido en toda Andalucía, cuando salía la carta de ajuste o “manta” del canal 4 de TVE en Guadalcanal, casi siempre coincidía con un partido de fútbol o una corrida de toros, la pantalla se detenía con un cartel escueto “repetidor de Guadalcanal -Perdonen la interrupción, permanezcan atentos a la pantalla-” y este hecho, aunque entonces no lo supimos, cambió el cuarto de estar y la convivencia de nuestras casas para siempre, llegó esa caja de madera con una pantalla de 625 líneas y que con el tiempo ha evolucionado, en la que permitimos que entren toda clase de gente a nuestras vidas y nos roban la agradable conversación familiar entre comidas o cenas.
YO En aquellas fechas apenas contaba con siete años, recuerdo perfectamente que la primera vez que vi aquel artefacto fue en el Bar de los Pepes (actualmente local de la Peña Sevillísta), me llevó mi abuelo Frasco a ver una corrida de toro, tal vez de “El Cordobés”, torero del régimen, recuerdo que por aquella época los domingos por la tarde bajábamos desde Santana a los Mesones para ver “el cine chico”, como bautizamos los niños a aquella caja de madera con una pantalla en blanco y negro con interferencias cuando pasaba alguna de las escasas motos o coches que había en el pueblo para ver “Bonanza” y saber que “Omo lava mas blanco”, “Cafés la Estrella... vamos chicos al tostadero”, “yo soy aquel negrito, del África tropical... la canción del colacao”, “las muñecas de Famosa se dirigen al portal”...
A principios del 63, llegó para mí la emigración, cuando llegué a Madrid con mi família al barrio de las Ventas, apenas había televisiones en las casas de los vecinos, naturalmente en la mía tampoco,  el Sr. Emílio que  tenía una tienda frente a mi casa, habría la ventana en aquellas noches de verano para que todos los vecinos viésemos “El Fugitivo”, “El Virginiano”, “Caravana” o "Noche del Sábado”, a las nueve de la noche antes del telediario, nos anunciaban con unos simpáticos dibujos animados “Ya va siendo hora de que los peques nos vallamos a la cama, ale” por aquella época las calles de los barrios periféricos de Madrid eran como la calle Minas de Guadalcanal, los vecinos nos sentábamos en un patio vecinal común al fresco y existía la convivencia.
Al año siguiente, mis padres por fin pudieron  comprar una televisión a plazos, una de aquellas Philips que costó unas 18.000 ptas. y que le adquirieron a Pepe “el ditero”, curioso, antes existían los diteros, esas personas de confianza que le comprabas los productos a crédito y se le pagaba todos los meses con “lo que Vd. pueda Sr. Andrés, la vida está muy difícil”, le decía Pepe a mi padre sentado en nuestra mesa camilla tomándose un vino y ofertando relojes, pulseras, anillos, ropa de cama..., recuerdo aquella libreta azul y su pequeño lapicero, “existe confianza, pero antes de irme prefiero que Vd. vea lo que apunto...”
Ahora después de más de cincuenta años, todo ha cambiado, las televisiones son de plasma, los programas en su mayoría son tele-basura o series de violencia, ya no se sientan los vecinos a tomar el fresco en sus puertas, a los peques no los envían a la cama y pueden alimentarse de toda clase de violencia en el telediario o en las series y “el ditero” se ha convertido en banco usurero que te niega pequeños créditos o te pide un aval diez veces superior al montante de la compra que tienes que financiar, todo ha cambiado..., la antena de nuestro pueblo se ha convertido en parte de un monumento a aquella época y la televisión la vemos a través de la TDT.
Rafael Spínola .-La Fragua del Pensamiento

viernes, 20 de enero de 2012

Minas de Guadalcanal Siglo XVI (4)


Contadurías generales, núm. 3072
30 de octubre de 1555


Comisión de Agustín de Zarate para ir á poner cobro y recaudo en las minas que se habían descubierto en término de la villa de Guadalcanal.

Don Carlos, &c. A vos Agustín de Zarate, mi criado, salud é gracia: Sepades que á Mí es hecha relación que en los términos é jurisdicción de la villa de Guadalcanal, que es de la Orden de Santiago y cerca de ella se ha descubierto una mina rica de plata, y se ha sacado y saca de ella mucho metal por el que la halló y descubrió, y por otras algunas personas á quien ha dado parte; y que Juan de Xuren, alemán, en nombre de Juan de Xedler, ansimismo alemán, con quien está fecho cierto asiento por los mis contadores sobre los mineros de algunos partidos de estos reinos, en que entra lo de la dicha Orden de Santiago, ha acudido á la dicha mina á poner cobro en lo que pretende que a pertenece de ella para me acudir con la parte que yo hoviere de haber del provecho que á él se le siguiere conforme al dicho asiento. Y porque hasta agora no está sabido ni determinado á quién pertenece la dicha mina, ni de qué manera se ha de repartir lo que procediere del metal que de ella se ha sacado y sacare, mi voluntad es de mandar que entretanto que esto se averigua é determina, se ponga recaudo en todo lo que ha procedido é procediere de la dicha mina y en la labor de ella, y confiando de vos que lo haréis con la fidelidad, cuidado é diligencia que soléis entender en las cosas de mi servicio, he acordado de os diputar para ello. Por ende Yo vos mando que vais con vara de mi justicia á la dicha villa de Guadalcanal y otras cualesquier partes que convenga, é averigüéis qué cantidad de metal se ha sacado de la dicha mina, y por qué personas, y si se ha fundido é afinado , y qué tanta plata ha procedido de ello, y hagáis luego depositar toda la plata, plomo é almártaga, é cendradas que de ello hoviere procedido, en poder de personas legas, llanas é abonadas, para que lo tengan de manifiesto , y se obliguen en forma de acudir con ello á quien de derecho lo hoviere de haber, cada y cuando por Mí les fuere mandado, y hagáis poner cobro en el metal que estuviere sacado y por beneficiar , y labrar y beneficiar la dicha mina, y sacar de ella todo el metal que se pudiere sacar, y que se labre y beneficie, y se funda y afine todo el metal que estuviere sacado y se sacare de ella, é lo que dello procediere se deposite como dicho es , y para que se haga y beneficie mejor y con mas brevedad, admitáis al dicho Juan de Xedler, ó á quien su poder hoviere, y los maestros y oficiales é otras personas que trujieren y quisieren que labren en la dicha mina, con los ingenios y artificios que para ello hicieren; y para que haya cuenta é razón de todo lo que ha procedido y procediere de la dicha mina, tengáis vos un libro donde se asiente la razón de todo ello, é de las costas é gastos que en el beneficio, é administración y fundición de ello se hicieren, y otro tal libro tenga el dicho Juan de Xedler ó quien el dicho su poder hoviere; y si la persona que halló y descubrió la dicha mina y las otras á quien hoviere dado parte quisieren que haya persona que en nombre de ellos asista á lo susodicho y tenga otro tal libro, le admitáis para ello; en los cuales dichos tres libros se asiente particularmente todo lo que se gastare, en lieneíiciar la dicha mina y metales de ella, é lo que ha procedido de la dicha mina, é lo que adelante procediere y se sacare, fundiere y afinare, y el día, mes é año en que se hicieren las fundiciones y afinaciones, é costas é gastos que en el beneficio de todo ello se hicieren, é nombréis para el beneficio , cobranza y ejecución de lo susodicho una persona ó dos que traigan mi vara de justicia y ejecuten nuestros mandamientos que en razón de lo susodicho dieredes; y ansimismo podáis nombrar para el buen recaudo de la administración de la dicha mina, y que no se pierda ni defraude en ella ninguna cosa las otras personas que fuere necesario, y señalar á todos salarios competentes por el tiempo que en ello se ocuparen ; los cuales dichos gastos y salarios mando que se paguen por vuestras libranzas por la persona ó personas en quien deposita redes la dicha plata é metales; y que para la paga de ello puedan vender y vendan la cuantidad de plata que vos les ordenaredes, que para todo lo susodicho é cualquier cosa é parte de ello vos doy poder cumplido, con todas sus incidencias é dependencias, anexidades é conexidades. Y otrosí, vos mando que hagáis buscar en los dichos términos de Guadalcanal otras cualesquier minas que en ellos haya, y ensayar las que parecieren; y si fueren de provecho, las hagáis beneficiar, é poner recaudo en ellas y en sus gastos, é depositar lo que de ellas procediere, y tener libros, cuentas é razón de lo que á ellas tocare distinta é apartadamente, según é por la forma y manera que suso va dicho que lo habéis de hacer en la dicha mina rica. E mando al Marques de Falces, mi gobernador en la provincia de León, en cuya jurisdicción cae la dicha villa de Guadalcanal, y á su alcalde mayor y otros cualesquier sus oficiales, é á los concejos, justicias é regidores, é personas particulares de la dicha villa de Guadalcanal y otras cualesquier ciudades, villas é lugares de estos reinos y señoríos , que no vos pongan ni consientan poner en lo susodicho embargo ni impedimento alguno, antes vos dejen y consientan hacer é cumplir y ejecutar lo en esta mi carta contenido , y para ello vos den todo favor é ayuda, y cumplan y ejecuten los mandamientos que en razón de ello diéredes, sin embargo de lo que envié á mandar al dicho Marques de Faitees por tina mi cédula que hiciese sobre lo tocante á la dicha mina. Y otrosí, mando á cualesquier personas particulares que parezcan ante vos á vuestros llamamientos y emplazamientos» y digan sus dichos y deposiciones, é vos den y entreguen cualesquier escrituras que estén en su poder tocante á lo susodicho, y entreguen el metal que se hoviere sacado de la dicha mina rica, y lo que de ello hoviere procedido ó procediere á la persona ó personas que por vos les fuere mandado todas las penas que les inpusiéredes, las cuales por esta carta les he por puestas, y vos dó poder y facultad para que las podáis ejecutar en las personas é bienes de los que remisos y no obedientes fueren; é los unos ni los otros non fagades ni fagan en de al pir alguna manera , so pena de la mi merced é de diez mil maravedís para la mi cámara á cada uno que lo contrario hiciere. E mando que se tome la razón de esta mi carta en los mis libros de rentas y relaciones de mi contaduría mayor; y que ansimismo la tome Francisco de Almaguer, mi contador. Dada en la villa de Valladolid á veinte y nueve días del me» de octubre de mil quinientos é cincuenta é cinco años. 

La Princesa  
Yo Juan Vázquez de Molina, secretario de su Cesárea y Católica Majestad, la fice escribir por su mandado Su Alteza en su nombre El doctor Velasco.
Francisco de Almaguer. — El licenciado Valderrama 

Documentación.-Centro de Archivos Turolenses (patrimonio siglo XVI)

miércoles, 18 de enero de 2012

Modorra

Anuncios revista de Feria 1970



Hombres de Pueblo

Sí, a mi forma de ver las cosas ésto es lo que le ocurre a Guadalcanal, que padecemos "modorra", no en su totalidad pero sí en su mayoría de habitantes, aunque por desgracia ya no seamos muchos.
Si miramos a nuestro alrededor podemos observar como "hombres de Pueblo" han hecho y están haciendo grandes cosas por los mismos, pero siempre colaborando con ellos un puñado de hombres que sienten grandes desvelos por su Patria chica.
Me refiero a la cantidad de cosas que hacen falta y se pueden hacer, quebrantando un poco esa postura cómoda que adoptamos en la vida de "estoy harto de hacer cosas", "bastante he hecho yo en la vida", "se van a reír de mí o me van a criticar", "no tengo tiempo", etc. etc.
No lo creo, si estás harto de hacer cosas es porque no has visto tu idea terminada, porque, que cosa más bonita que proponerse un trabajo y terminarlo con éxito, sigue y no te desanimes, procura rodearte de amigos que te alienten y te ayuden para después triunfar todos.
No digas que has hecho bastante en la vida, pues nunca se ha hecho bastante cuando del futuro se trata, pues lo demuestran los hombres que teniendo sus espaldas llenas de desengaños, calumnias y dolor siguen haciendo cosas muy buenas sin importarles lo que antes han hecho.
Nadie se reirá de ti, si alguno lo hace es seguramente por eso, porque padece "modorra" "sopor" y hasta le molesta que tú hagas algo bueno, pero eso no debe preocuparnos a nadie, tampoco la crítica, pues siendo buena es muy necesaria y si de mala se trata, crécete, porque siempre viene seguida de envidia, continúa tú en la brecha.
Mejor no decir nunca no tengo tiempo, porque eso parece que quiere decir "no cuentes conmigo" porque cuando de otras cosas se trata si que lo tenemos.
A mí no me cabe la menor duda de que, en Guadalcanal existen hombres con muchos deseos de hacer, de ayudar, de colaborar, pues se están viendo algunos resultados positivos, pero no debemos olvidar la base que todo esto necesita, crear puestos de trabajo, para que todo lo demás marche bien y para que no nos tengan que dejar más hermanos nuestros ni abandonar el hogar donde se hicieron hombres y que están dando el producto en otros sitios.
Creo que para remediar el mal que nos ocupa de "modorra" o somnolencia hacen falta varias cosas, pero, considero que las principales son, tener espíritu de lucha y de hermandad. pues también es importante el respeto humano que tenemos pero cuando se trata de una mejora común en el pueblo y para el pueblo debemos desecharlo, pues lo importante según mi modesta opinión es marcarse una pauta buena en la vida, seguirla adelante y rehacerse diariamente en los fallos que como humanos tenemos, y sobre todo eso, no padecer "modorra"

Rafael Rodríguez Márquez
Revista de Feria 1970

sábado, 14 de enero de 2012

Minas de Guadalcanal Siglo XVI (3)



LEY V .— En que se ponen las ordenanzas nuevas de las minas.



Yo el  Rey Felipe II,  En Madrid a, 18 de Marzo de 1563, sobre ordenanzas pragmáticas  de las mimas del imperio español y que se refieren a las de Guadalcanal:



Las Ordenanzas para las Minas del oro y plata. 

...XIV. Otrosi, porque en la dicha Pragmática, se dispone , que ninguno pueda buscar minas en una legua al derredor de la mina de Guadalcanal, i un quarto de la de Cazalla, i otro quarto de Galaroca, i otro quarto de Aracena, porque despues que se ha entendido que conviene á nuestro servicio alargar mas los dichos terminos del dicho quarto de legua, i declarar dende donde han de correr; mandamos que eu las dichas tres partes, i en la de Guadalcanal, i en cada una dellas no pueda ninguna, ni alguna persona tomar, ni tener mina en termino de una legua á la redonda en cada una de las dichas quatro partes ; i que las dichas leguas se entiendan, i midan en esta manera ; la de Guadalcanal desde la casa, que está hecha allí para la fabrica de las dichas minas; i la de Cazalla desde la casa, que está encima de la mina de Pedro Candil : i la de Aracena desde la casa, que está hecha en la mina del cerro de los azores ; i la de Gtlaroca de la mina primera, que se descubrió , que es cerca del Lugar ; i las dichas leguas han de ser legales de á quince mil pies, cada pie de á tercia, medidos por la tierra; i todas las minas, que se hallaren en el distrito dellas, han de ser para Nos; pero si hasta el dia de la promulgacion desta nuestra Carta se aviaren hallado algunas minas fuera de los dichos quartos de legua, i dentro de la legua, que agora se señala, han de gozar dellas Ioí halladores, conforme á la dicha primera Pragmática. (sic).
XVI. Iten ordenamos, i mandamos que qualquiera que descubriere mina de oro, ó plata, dentro de veinte dias despues que la uviere descubierto, ó hallado el metal, sea obligado de la registrar ante la Justicia, en cuya jurisdicion estuviere la tal mina, i por ante Escrivano, presentando el metal, que oviere hallado; i en el registro se declare la persona, que lo descubrió, i registró, i la parte donde está, i se halló el metal, que se presentó, i que dentro de otros sesenta dias despues de hecho el tal registro, el que lo uviere hecho, sea obligado de embiar, i embie un traslado autorizado del dicho registro ante nuestro Administrador General, si lo oviere, i si no, ante los nuestros Oficiales, que residieren en la fabrica de las minas de Guadalcanal, para que assiente, i ponga en el libro, i registro general, que ha de aver de las dichas minas, para que se sepa, i tenga razon de todas las minas, que oviere, i se descubrieren, i no haciendo dicho registro e.i la forma, i tiempo, como está dicho, i no guardando lo demás que dicho es, pueda otro qualquiera registrar la dicha mina, i aver, i adquirir el derecho , que el tal descubridor, ó qualquiera otra persona, que viniera á registrar, tuviera, haciendo el registro segun dicho es. (sic).
XVII. Iten, por quanto hasta la publicacion destis nuestras Ordenanzas se han descubierto, i registrado muchas minas, las quales están ocupadas, i embarazadas sin labrarse, ni beneficiarse, i sin que dellas se tenga entera noticia, i los registros se avrán hecho diferentemente : ordenamos, i mandamos que todos los que antes de la publicacion de estas nuestras Ordenanzas ovieren descubierto, i registrado minas, sean obligados dentro de dos meses á renovar, i tornar á hacer los dichos registros, segun, i por la forma, que en la Ordenanza antes desta está dicho, i ordenado para los que de aqui adelante descubrieren, i registraren; 1 dentro de otros setenta dias sean obligados á embiar, i embien los tales registros ante el dicho nuestro Administrador General, ó ante los dichos nuestros Oficiales de Guadalcanal, como arriba está dicho, so la pena en la dicha Ordenanza contenida. (sic).
XVIII. Iten ordenamos, i mandamos que los dichos nuestros Oficiales, que residieren en la Fabrica de Guadalcanal , tengan libro, donde se assienten todos los registros, que se hicieren de todas las minas descubiertas, i que se descubrieren, tomaren, i vendieren, 6 que en otraqualquiera manera se contrataren; i que embien á la nuestra Contaduria Mayor relacion firmada de su nombre del estado de las minas destos nuestros Reinos, i de lo procedido dellas; i que despues de aver embiado la primera Relacion, de dos en dos meses la vayan embiando de lo que en ellas uviere sucedido, procedido. (sic).
LVHI. Iten ordenamos, i mandamos que, quando acaesciere que, para fundir el metal de una mina, convenga echarle revoltura de metal de otra mina, se pueda hacer; con tanto que no exceda la lei del metal, en que se quiere hacerla dicha reboltura, de á marco por quintal de plomo plata : i si excediere, no se pueda hacer, ni haga sin licencia de los dichos nuestros Oficiales, que residen en Guadalcanal, só pena de perder los metales, que rebolvieren, i lo que dellos procediere con otro tanto, la mitad para nuestra Camara, i la otra mitad para el denunciador, i Juez, que lo sentenciare: i mandamos á los dichos nuestros Oficiales que, quando lo tal acaesciere, vean, i ensayen los dichos metales de las dichas minas, para que conforme á ellos se haga la liquidacion de lo que nos pertenesciere; i aviandolo hecho, i mirado, como sea cosa, que tanto importa, i averiguado la parte, que uvieremos de aver, conforme á la lei de los dichos metales, den lo dicha licencia, por ser tan conveniente á la buena fundicion de la dicha reboltura. (sic).
LX. Iten ordenamos, i mandamos que en cada una de las casas de afinacion de cada Partido aya los afinadores necessarios nombrados por los dichos nuestros Oficiales, que residen en Guadalcanal, los quales á costa de las partes, i dando las dichas partes el carbon que fuere menester, hagan las afinaciones de plomo plata de aquel Partido, i comarca, i no otros algunos, s6 pena á qualquiera otro , que hiciere afinacion sin licencia del dicho nuestro Administrador, ó de la persona por él nombrada, de cien azotes, i tres años de Galeras al remo de por fuerza; i los dichos nuestros Oficiales tassen lo que se ha de pagar á los dichos afinadores, i el carbon, que gastaren. (sic).
LXXIV. Iten ordenamos, i mandamos que todas las personas, que buscaren, hallaren, i tomaren minas de oro, assi los primeros descubridores, como los demás, en el tomar, registrar, i estacar las dichas minas, i en el señalar mina para Nos, guarden lo contenido en estas Ordenanzas, cerca del tomar, registrar, i estacar las minas de plata, i só las penas en ellas contenidas: i que conforme á las dichas Ordenanzas, i só las penas dellas, sean obligados á embiar los registros á los nuestros Oficiales, que residieren en Guadalcanal : i ellos tengan libros de registros de las minas de oro, segun, i como está proveído en lo de la plata. (sic). 

Documentación.- Centro de Archivos Turolenses (patrimonio siglo XVI)

miércoles, 11 de enero de 2012

El ocaso de un poeta



Luís Chamizo (1943-1945)

Como el Guadiana mismo -aquí se oculta, allí aparece- así es la vida de Luís Chamizo, sujeta siempre a un movimiento pendular que le lleva de la fama al silencio, del éxito al fracaso.
En los primeros días del año 1943 -momento en que comenzamos nuestra evocación- Chamizo se nos presenta, por decirlo con palabras de Machado, "pobre, cansado, pensativo y viejo". Se ha disipado en su espíritu la ilusión que antes le impulsara a acometer las más ambiciosas empresas literarias y en los ojos le asoma el velo del hastío. El corazón abierto por los dolores de la aún cercana guerra civil, ajada el alma por un mar de dudas y acosado por imperiosas necesidades económicas, Chamizo se ve obligado a trasladar su residencia a Madrid. Y tras la ventanilla del ferrocarril, que de Guadalcanal le lleva a la capital, contempla el poeta las tierras extremeñas, ateridas por el frío invernal. Ante sus ojos desfilan en loca carrera ondulados altozanos, suaves parameras, bosques de encinas, robustas y humildes, símbolo y blasón de toda una gloriosa raza; regatos, esquilas, paz, silencio... Extremadura, su Extremadura, queda definitiva y dolorosamente atrás. Partir es morir un poco.
Poblaban la mente de Chamizo los perfiles de un Madrid arnichesco que él conociera y viviera, todavía "último rincón romántico de Europa", a caballo entre la gran urbe cosmopolita y el franco lugarón manchego. Una ciudad que hoy reía con los lances licenciosos del duende la Montera, para llorar mañana la muerte de doña Emilia Pardo Bazán. Un pueblo llano y hospitalario, que a Chamizo le dispensó la más cordial de las acogidas cuando en el año 1921, publicó el poeta su "Miajón de los Castúos". El éxito alcanzado por la obra rebasó todas las previsiones, agotándose las dos primeras ediciones en un plazo inferior a quince días. Madrid vibraba con aquellos versos cuajados de aires rústicos, en un ansia de recuperar aquellas esencias propias que ya empezaba a perder. Que Madrid, antes que Corte, fue siempre y por encima de todo, Villa.
Veintidós años han transcurrido desde esos días de gloria, hasta esta desapacible jornada de 1943, en que Luís vuelve a la capital. El poeta se hospeda en el Hotel Gibraltar, y de allí partirán sus paseos mañaneros, perdido entre callejas y plazuelas, en las que parecen cobrar cuerpo sus nostalgias. Son todos itinerarios presididos por la añoranza y el recuerdo: Travesía del Conservatorio número 14, su primer aposento madrileño; Instituto Cardenal Cisneros, donde el poeta cursara parte de su Bachillerato; calle ancha de San Bernardo, sede de la Universidad Central en la que, con diversa fortuna, estudió la carrera de Derecho, y calle de la Madera Baja, la más entrañablemente guardada en el corazón del poeta. En ella -años atrás- existió una pensión en la que Luís vivió largas temporadas. Regentaban la misma dos ancianas a quienes Chamizo convertiría en las primeras lectoras madrileñas de sus poemas. Algo de su propio ser se encerraba en aquel barrio, apellidado Latino. Algo que no quería perder. Y por ello decide alquilar un modesto piso en la cercana calle del Escorial quince, en el que residirá hasta su muerte. A escasos metros de su hogar tiene el suyo Antonio Reyes Huertas, con quien le unió de antiguo una sincera amistad.
La vida cotidiana del poeta es sencilla, humilde, casi ascética. Por la mañana se levanta temprano y gusta de escribir hasta la hora de incorporarse a su puesto en el Sindicato Nacional del Espectáculo. Tiene Luís entre manos la elaboración de una obra teatral para la que ya ha encontrado un título: Ellos y nosotros, drama autobiográfico que por desgracia, fue destruido tras la muerte de Luís sin que sus hijas pudieran hacer nada por evitarlo.
No gusta. Chamizo de frecuentar los ambientes mundanos, y ama apasionadamente el recogimiento hogareño. Ello no es óbice para que acuda puntualmente a todos los estrenos teatrales que se celebran en la capital. De siempre el teatro fue una pasión para Chamizo, quien los sábados de nueve a doce de la noche suele asistir a la tertulia del Café Pombo.
Un doloroso suceso, la muerte de su madre, viene a sembrar de amargura el ánimo de Luís. Doña Asunción Triguero Bravo expira en Guareña el día 13 de agosto de 1943. A ella dedicó Luís Chamizo su primer poema, cuando aún no contaba ocho años de edad, y con su fallecimiento, el caudal poético de Chamizo queda seco. A partir de ahora se abrirá un largo silencio literario, antesala dramática de la muerte.
Un proyecto singular ocupa al poeta en los últimos años, meses ya, de su vida: la creación de una pequeña escuela de recitación, en la que el mismo poeta desentrañaba los secretos declamatorios de sus poemas.
El Chamizo decidor de sus composiciones, ha sido poco estudiado, a pesar de que su labor en este campo fue extensa y fructífera, según los testimonios conservados. Hay a este respecto un significativo artículo que Arturo Gazul publica en el Hoy y en el que puede leerse:
"Un recital de Chamizo en cualquiera de nuestros pueblos, tenía la rara virtualidad de desarmar nuestro feroz individualismo y de unirnos e identificarnos en una especie de comunión emocional. La voz del poeta era la voz ancestral de la tierra y a su conjuro las almas se fundían en una sola alma y los corazones en un solo corazón".
Gracias a aquellas clases, Luís consigue reunir un grupo de entusiastas de su obra, que con afán encomiable se entregan a la nada fácil recitación de las rapsodias castúas. Y Chamizo, como el más hábil de los maestros, se sirve de todo tipo de resortes pedagógicos de entre los que, por más frecuente y singular, destacaría la utilización de las suertes taurinas para el adiestramiento de gestos y aires de su alumnado. Y así no era extraño que los versos de "La Jilandera", "La Juerza d'un queré" o su magnífica "Nacencia", surgieran en un marco bordado de verónicas y chicuelinas.
De todos sus discípulos -verdaderos hijos en el corazón del poeta Luís Chamizo- honra a dos con el regalo de su amistad total. El primero, Manuel Pano, catalán de nacimiento, pero extremeño de corazón, por quien Luís siempre sintió un especial cariño. Al propio Pano encomendaría Chamizo el prólogo que habría de encabezar su libro Vibraciones, colección de poemas en castellano del vate guarenense que nunca vieron la luz en vida del poeta. El segundo de aquellos alumnos es Carlos Pérez Alonso, a quien Luís siempre calificó como el más dotado de sus discípulos y en quien el poeta encarnó sus ansias nunca colmadas de tener un hijo varón. El sería el compañero, lazarillo a veces del poeta, que caminaba ya al final de su vida.
En el mes de agosto de 1945 se le presenta a Luís una otitis que le ocasiona fuertes dolores. Aconsejado por sus familiares acule a la consulta del doctor Tapia quien le diagnostica la dolencia, aplicándole un tratamiento que en principio ataja el mal. Mas la infección, secretamente, continuará su paso. Chamizo soporta el dolor con resignación. Son estos días de profunda tristeza, que quedan bien reflejados en un documento hasta hoy inédito, y que tuve la fortuna de hallar en el archivo personal del poeta. El documento en cuestión es un dictado que Luís hace a la menor de sus hijas, Asunción, y que por mor de las circunstancias, se va a convertir en un verdadero testamento literario. Dice así: "Yo era feliz. Tenía veinte años. Me sonreía la vida. Todo un mundo de ilusiones y esperanzas se abría a mi paso. Mis versos eran famosos en todo el mundo. Hasta de Japón llegaron cartas ensalzando mi obra. Todo cayó y todo murió. Cuando yo deje de existir me harán la justicia que no me han hecho todavía".
El dictado lleva fecha del día cinco de diciembre de 1945.
Las últimas fuerzas de Chamizo se agotan. El día dieciocho de diciembre sufre un desvanecimiento, lo que le obliga a postrarse en cama de la que ya no volverá a levantarse. Una voraz septicemia se ha apoderado de su cuerpo.
Luís Chamizo entra en agonía en las primeras horas de la noche del día 24 de diciembre. Momentos antes de fallecer un fraile mercedario de la cercana iglesia de la Buena Dicha, le administra los Últimos Sacramentos.
En la madrugada del día 24 de diciembre, con el corazón repleto de Extremadura y el nombre de su madre en los labios, expiró. Fuera el aire se poblaba de un rumor de zambombas y sonajas y en la pequeña alcoba en que reposaban los restos del poeta parecían oírse estas palabras: "Cuando yo deje de existir me harán la justicia que no me han hecho todavía".

Fuentes.- Antonio Basanta Reyes

sábado, 7 de enero de 2012

PUEBLO EN PROFUNDIDAD

AQUÍ ME TIENE A SU DISPOSICIÓN PARA LO QUE GUSTE MANDAR

Andalucía derrocha la suficiente cantidad de cal en las paredes como para unir a su extrema fisonomía el color blanco, que viene a ser, según la hora, excitador de retinas al mediodía o fría palidez del mismo color en el desvelo de las noches con lunas.
Así es también Guadalcanal. Además, por su situación geográfica en la región está encargada de recibir al forastero que baja hacia el sur con los ojos cargados todavía de recuerdos romanos de Mérida y despedir al que sube con la misma tarjeta de visitas –paramentos, fachadas, azoteas- que exhibe desde su hondonada cuando se la contempla desde la altura de la Estación. Allí está como para ofrecerse al que entra en Andalucía y para el que la abandona, y su “aquí me tiene a su disposición para lo que guste mandar” no es ni más ni menos que ese efluvio blanco que desde abajo sube de tanta pared encalada y de tanto resplandor extendido como un pañuelo puesto a secar en tan buena tierra de olivos y encinares.
Presiento que en el pueblo todo se reduce también a saber calar el sentido de todas las dimensiones, porque este juego de las profundidades puede comprobarse además desde el mismo recinto de la población. Pongamos por caso desde la calle López de Ayala. Desde arriba hay un descenso de cal recortado tan sólo por el empedrado de la calle y los aleros de los tejados, entre uno y otro un complejo contraste de luces en el mismo tono blanco. Y en primer plano, un pozo –¡que palabra tan verdinegra!, como decía Juan Ramón Jiménez- viene a dar una nueva dimensión a la calle, la hondura. Entonces habrá que hacer otro contraste de color: del deslumbrante blanco de la cal en las paredes a la intensa oscuridad en el interior del pozo. Como para quedar cegados en un instante. Si no fuera por el reloj al fondo de la calle, en el campanario de la iglesia, hubiésemos perdido también la noción del tiempo. Al final, la sierra empinada como telón de fondo desde donde se podrán medir otra vez alturas insospechadas.
Otro poeta español, Jorge Guillén, decía que en los jardines está el “tiempo en profundidad”. A mí se me antoja que para describir la fisonomía externa de Guadalcanal basta con sólo dos palabras: pueblo en profundidad.

Por Juan Collantes de Terán
Revista Feria 1961

miércoles, 4 de enero de 2012

Aquellos años felices

Noche de Reyes


No hay duda de que la imagen de estos juguetes logra traernos a quines los contemplamos gratos recuerdos y nos despiertan nostalgias de aquella lejana niñez, con su presencia nos vamos trasladando al añorado mundo de nuestra infancia.
Hoy estas maravillosas piezas que plasmo en las fotos forman parte de muchos museos, pero en otros tiempos, protagonizaron nuestros juegos o la ilusión de verlos en aquellos escaparates con la utopía de poseerlos algún día. 
Hace poco leí un pasaje del pedagogo Manuel Siurot que decía: “A los juguetes de los pequeños les pasa lo que a la fruta, que siempre vienen a su tiempo, pero hubo un tiempo que los árboles daban poca fruta y los niños solo jugábamos con ilusiones”.Un día recordando con un amigo los juegos de nuestra niñez salieron a colación aquellos que no se necesitaban juguetes y se ejercían en la calle de nuestro pueblo, la villalta, los bolis, el trompo, el aro, piola… y tantos otros que se perdieron para siempre, ahora los niños tienen nintendos, móviles de última generación, consolas y otros infernales juegos electrónicos, claro que nunca vibraran jugando al escondite, al pañuelo o al tú la ligas con los amigos de su calle o del patio del colegio.
Recuerdo mi último año en Guadalcanal, antes del éxodo de la emigración cuado apenas contaba con siete años, fui un privilegiado, los reyes me trajeron un plumier de lápices de colores (que aun conservo), un carrito con dos caballos, un coche de carreras de latón y unos zapatos Gorila (esos que traían una pelotita de goma de color verde), luego al año siguiente todo fue distinto, en la tienda del Sr. Emilio que había frente a mi casa en Madrid, resplandecía un Scalextric a luz que andaba dirigido por cable y se le encendían las luces de los coches, yo durante muchos meses me paraba todos los días cuando venía del colegio a verlo en el escaparate y soñaba con la noche de Reyes para verlo junto a mí cama, aquel año decidieron sus majestades que las necesidades de mi casa eran otras y solo me trajeron alguna prenda de ropa y otros zapatos Gorila, no eran tiempos para que mis padres desembolsaran dinero en juguetes.
En aquellos años no existía Papa Noe, árbol de navidad con lucecitas de colores,  fiestas de cumpleaños, regalos de fin de curso y otros productos comerciales para agasajar a los pequeños, solo esperábamos la ilusión de aquella noche, nos acostábamos pronto y dejábamos en la mesa camilla polvorones y anís para los Reyes y agua y paja para los camellos.  
No pretendo reprochar a las nuevas generaciones la cantidad de regalos que le hacen a sus hijos constantemente, solo pretendo pensar que aquellos años con sus carencias y dificultades que generaciones anteriores nos tocó vivir también era maravillosa y que nuestros padres potencialmente hacían el mismo esfuerzo económico para poder regalarnos un solo juguete y en una sola fecha.
Solo quiero rescatar de la memoria y nostalgia los juegos y juguetes olvidados en el desván de nuestra infancia de aquellos difíciles años para los de la generación perdida a la que pertenezco y de la que tanto ha escrito Francisco Umbral, y que como epilogo de este pequeño recordatorio he querido ilustrar con fotos cedidas por mi amigo Nacho y recuperadas de su pequeño museo personal de las ilusiones.

Rafa Spínola.-La fragua del pensamiento