By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



sábado, 31 de octubre de 2009

CAMINO DE SANTIAGO 4ª ETAPA

UN GUADALCANALENSE EN EL CAMINO DE SANTIAGO

4ª Etapa Monasterio de Samos -Portomarín ( distancia 28 km.)

Nos levantamos la mayoría a oír las maitines, durante media hora estuvimos oyendo unos maravillosos cantos gregorianos desde el coro que hay al fondo de la capilla, separado de los monjes por una gruesa reja y en un silencio impresionante, después de desayunar abandonamos el Monasterio cuando aun era de noche oscuro, volví la vista atrás e hice una fotografía del Monasterio iluminado.Continuamos el camino para hacer el primer tramo hasta Sarria y comprar provisiones, cogimos una senda alternativa para adelantar, la niebla de nuevo nos amenazaba según bajábamos al valle y nos adentramos por un pequeño páramo que no se parecía nada al paisaje del día anterior para salir nuevamente al camino primitivo en la aldea de Pintín e evitar el alto de Río cabo, que nos han comentado que es bastante duro.

Cruzamos el puente sobre el río Sarria y subimos la escalinata de los penitentes para adentrarnos el pueblo, era demasiado pronto para que las tiendas estuviesen abiertas, continuamos algo mas de un Km. por el alcen de la carretera y nos adentramos nuevamente en el camino primitivo, dejando atrás las impresionantes imágenes de un pueblo muy cuidado y bonito, nuevamente los bosques de hayas, pinos y robles nos acompañan y nos dan sombra, el día es completamente distinto a los anteriores y empieza a calentarnos un sol que se agradece.

A unos dos Km. cruzamos el río Celeiro por un puente romano lleno de encanto y el camino se habría nuevamente hacia una pradera con abundantes campos de labranza y vacas diseminadas por el campo, el sol empezaba a apretar y tuvimos que aligerar algo de ropa, nos encontramos con un grupo de holandeses que no veíamos desde Villafranca del Bierzo, era gente bastante mayor y bien equipada, nos comentaron que llevaban un autobús de apoyo que les servía para descansar y para aligerar peso, después de un breve descanso continuamos el camino todos juntos hasta Barbaledo.

En la entrada de Barbaledo se encontraba el albergue de la Xunta, hacemos un breve descanso para almorzar y compramos fruta, galletas y pan para los bocadillos en la pequeña tienda que había al lado y continuamos el camino, nuevamente se corta el camino primitivo y continuamos por asfalto, un mojón en el Km. 104 y un mapa de cerámica nos indica que hay dos caminos alternativos para llegar a Porto Marín, uno paralelo a la carretera el más largo pero aconsejable, otro mas corto y más vello que se adentra por pequeñas aldeas y núcleo de casas aisladas, cogemos el segundo.

La verdad no nos ha defraudado la elección, nos hemos adentrado en la Galicia “profunda”, unos paisajes y aldeas que parecen anclado en la edad media, pasamos por le mojón de los cien Km. lo que nos da consuelo y nos indica que nos queda lo peor, las fuerzas empiezan a decaer pero animo sigue en pie llenamos las botellas en una fuente en forma de enorme concha y continuamos.




Pasamos Ferreiros, nos paramos con un aldeano que nos da una breve explicación de su aldea, nos comenta que el nombre se lo pusieron ¿los romanos?, ya que era un asentamiento de herreros que prestaban sus servicios a las caballerías de caminantes, y nos lleva hasta la Iglesia para que veamos que es verdad lo de “los romanos” porque el pórtico de la iglesia es de esa época.





Dejamos al aldeano que nos ha entretenido casi media hora con sus historias de caminantes y personas “extrañas” que ha conocido pasar por su aldea en casi noventa años y continuamos, según la guía nos quedan nueve kilómetros para llegar al Porto Marín, como hemos almorzado bien, acordamos no hacer mas paradas, y si al llegar seguimos con fuerza, continuaremos hasta Gonzar que nos han comentado que hay un buen albergue.




Por fin llegamos a Porto Marín, cruzamos el puente sobre el Miño y continuamos por un camino perfectamente asfaltado y bien señalizado cruzamos primero por un polígono industrial y luego por un inmenso parque bordeando el pueblo, paramos en una especie de refugio municipal, a este albergue se accede por un puente que curiosamente hay que alcanzar, no sin antes sortear los coches de una carretera bastante transitada, merece la pena las vistas desde allí son muy interesantes y nos acogen bien, finalmente damos por finalizada aquí la etapa ya que la tarde amenaza lluvia y  nos comentan que el próximo albergue está en Gonzar y nos quedan pocas fuerzas.
Pueblos y aldeas de esta etapa.-Furela, Pintin, Calvor, Aguiada, Sarria, Barbaledo, Rente, Peruscallo, Cortiñas, Brea, Ferreiros, Mirallos, Rozas, Mercadoiro, Parrocha, Vilachá y Porto Marín.

miércoles, 28 de octubre de 2009

EL POETA TINAJERO



LA VOZ DEL TINAJERO DE GUAREÑA

LUIS CHAMIZO (1894-1945)


“-¿Quién te jizo campesino, desgraciao?
¿Quién te trujo pa estos cerros?
Güervete pa tu Sanroque deseguía,
güervete pa tus tinajas, tinajero?”
Luis Chamizo.


Luis Chamizo -como nos decía el académico Ortega Munilla en el prólogo de El miajón de los castúos- es ocasionalmente poeta y fundamentalmente tinajero. Es decir, que su verdadero oficio en la sociedad, es construir, allá en sus talleres de Guareña, recipientes para el aceite y para el vino. El poeta tinajero ha querido contar cosas de su raza, en el estilo de su raza, con el decir de los rudos extremeños. Luis Florencio Chamizo Trigueros nace en Guareña, provincia de Badajoz, el 7 de noviembre de 1894.
El padre de Chamizo comenzó su vida pobremente y trabajó porque la tinaja ventruda se estilizase. El padre de Chamizo, el inventor de la tinaja cilíndrica, fue un revolucionario de la alfarería. A muy temprana edad Chamizo compone sus primeros versos. El poeta de Extremadura se traslada a Madrid, donde cursa el bachillerato, que finaliza en Sevilla, donde prosigue los estudios de Perito Mercantil.
En los veranos de estudiante frecuenta Guareña y realiza visitas a la finca de su padre en Valdearenales. También visita la finca de Valdelapeña, donde se relaciona con varias familias de pastores. A los veinticuatro años termina la licenciatura en Derecho y vuelve a su pueblo natal y se dedica a la venta de tinajas, especialmente en la provincia de Ciudad Real. Posteriormente se colocó de pasante en la notaría de Victoriano Rosado Munilla.
En 1913 escribe la poesía “En el remanso”, en lengua castellana, que es la primera de la que se tiene noticia del poeta.
Posteriormente escribe Vibraciones, libro que permanece inédito, y en el que se aprecia la influencia de Rubén Darío y de otros poetas modernistas. Colabora en el periódico La Semana en Don Benito. En 1921 marcha a Guadalcanal, provincia de Sevilla, donde conoce a Virtudes Cordo Nogales, con quien contrae matrimonio al año siguiente. Tuvieron cinco hijas.
En 1924 es elegido, circunstancialmente, alcalde de Guadalcanal, en ese mismo año, es designado miembro de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. Durante los primeros meses de la guerra civil provocada por la rebelión militar del 18 de julio, Chamizo estuvo escondido en Guareña en uno de los hornos de cocer conos, protegido por los obreros de su alfarería, y pasó el resto del periodo de la guerra en Guadalcanal con su familia. Terminada la guerra civil marcha a Madrid y trabaja en el Sindicato de Espectáculos. Luis Chamizo muere en Madrid, el 25 de diciembre de 1945.
El cadáver fue trasladado al cementerio de Guareña, conforme al deseo expresado por el poeta. El poeta tinajero, mientras sus máquinas laboran, allá en una cuartito de su casa escribe. Escribe copiando la manera de hablar de los trabajadores extremeños. Y viaja el poeta para vender sus tinajas, y anda por las montaneras y por las dehesas, y pernocta a veces en chozas pastoriles, y se satura del espíritu racial en la conversación de los mercados.
Y luego, de todo este caudal de ideas, de sentimientos y de frases expresivas, él realiza el empeño noble de convertir en páginas perdurables lo que de otra suerte quedaría en el olvido. Y además dignifica, ennoblece, cubre de gloria esas maneras de la actividad del pueblo extremeño. Chamizo, en frase de Zamora Vicente, representa para la región extremeña “la mejor voz del terruño”. Chamizo contactó con el movimiento modernista a través de Salvador Rueda, Villaespesa, Carrere, Amado Nervo, etc. Coetáneo de la generación del 27, Chamizo siguiendo la línea de Gabriel y Galán y de Vicente Medina, cultivó el localismo en dialecto popularista. Su obra poética dedicada a cantar el terruño materno comprende Poemas extremeños y El miajón de los castúos (Rapsodias extremeñas) (1921). En 1942 apareció su poema épico Extremadura.
También es autor como hemos dicho de un drama rural, Las brujas (1932). En 1967 se editó en Madrid una antología poética con el título de Obra Poética Completa. Todavía permanecen inéditas una zarzuela andaluza, Gloria, y una zarzuela extremeña, Flor de Luna. El poeta Chamizo tiene el secreto de la expresión brava. Tiene también el secreto de la expresión tierna. El feliz tinajero de Guareña posee dos cualidades eminentes y dominadoras: la originalidad y la vehemencia expresiva. Y ha acertado recogiendo del ámbito extremeño sus dos modalidades: la energía y la delicadeza. En unos poemas de extrema sencillez, Chamizo supo captar el espíritu extremeño. Según un estudio de José Luis del Barco, profesor de la Universidad de Málaga, la autenticidad es para Chamizo el rasgo antropológico fundamental como se desprende del título de su obra más conocida, El miajón de los castúos.
Luis Chamizo utiliza frecuentemente el término “castúo”. Así, en Compuerta, habla del “miajón que llevan los castúo por bajo e la corteza”. En Consejos del tío Perico, de “una raza / de castúos labraores extremeños”. En El porqué de la cosa, una mujer dice a su esposo, llena de alegría que habrá de darle un hijo que “será campusino mú castúo”. En El Chiriveje se refiere a los “muchachos castúos de tu tierra”.
Expresiones parecidas aparecen en La viña del tinajero, donde habla repetidamente de “los castúos labraores”. Otras semejantes se pueden hallar, en fin, en diversos lugares del poema dramático Las brujas, así como en el poema Extremadura. Luis Chamizo nos ha enseñado que en las montaneras extremeñas hay un hálito espiritual maravilloso. Y él nos lo ha entregado. La queja extremeña late en la profundidad de su poesía.
Semos probes, hija mía, porque icen
que son probes los que no tienen dinero:
semos probes, semos probes, ¡que sé yo! eso icen de nusotros, icen eso”.
Pero su bellísimo poema La viña del tinajero es una prueba excelente de que el hombre puede sobreponerse a las circunstancias y de que su voluntad es un atributo poderosísimo para vencer los obstáculos sin abdicar de sí mismo como “ser que siempre decide lo que es”:
“Era sangre d’otras épocas su sangre;
sus agallas parecían d’otros tiempos;
era un hijo de estas tierras, de la raza
de castúos veteranos extremeños.
Y trunfó de lo que tanto se burlaron,
y trunfó de los que tanto se riyeron,
y las cepas dieron uvas
remojás con el süor del tinajero”.
Y es que, como dijo el poeta “mú castúo”:
“¡Qué saben d’estas cosas
los señores aquellos!”


Francisco Arias Solis
La Comunidad

martes, 27 de octubre de 2009

EL ECO DEL PALACIO

MANUEL MACHADO Y GUADALCANAL

Mezcla plata, gloria,
risa, azul, y sal…
y tendrás el cielo
de Guadalcanal


(Manuel Machado en
Ars moriendi, Pintura)

Versos para una definición luminosa del cielo de Guadalcanal. Estas hermosas palabras del Machado olvidado y ninguneado por los mandarines culturales de los medios de comunicación, aparecieron en la pantalla de mi ordenador, en una fecha que no puedo precisar, hace unos quince a veinte años. Las encontré en una página, de contenido variado. Simplemente aparecían firmadas por Manuel Machado (1874-1947) (algunos lo llaman irónicamente el Machado malo), pero no indicaban a que poemario pertenecían ni cuando fueron escritas. En su día imprimí el texto y apunté la
dirección de la página web, pero la hoja se extravió y cuando la volví a encontrar hace
unos meses la página ya no existía.
Tras el reencuentro tenía que hallar el poemario, lo que no ha sido difícil ya que los estudiosos de la poesía que ven con los dos ojos, han sabido aquilatar los valores intrínsecos de la poesía de este Machado, independientemente de la opción política que escogió. En estos tiempos de telebasura abundante e índices de lectura deficientes parece necesario, -hay que fastidiarse-, informar de la existencia de este Machado silenciado, cuando no vapuleado e injustamente oscurecido por la fama de su hermano Antonio, de cuyo valor como literato nadie que tenga dos dedos de frente debería dudar, independientemente del signo de su opción política. El escritor Dante Pombo expresaba magistralmente esta situación refiriéndose a Manuel.
<<<"Un buen poeta menor": condescendencia bien injusta, la de cierta crítica, con Manuel Machado. Esto pensaba Borges, cuando contestó así, con exquisita vehemencia, a un crítico español en Madrid: “¿Dice usted Antonio Machado? ¡No sabía que Manuel tenía un hermano!». Mientras Antonio se exiliaba en Collioure, oteando los cielos de España desde su ventana, a Manuel Machado le reprocharon adhesiones y versos que, con el paso del tiempo, suenan como latigazos contra la legitimación literaria del “hermano”, desde “Al sable del Caudillo” hasta “¡José Antonio! ¡Maestro!”. Sin embargo, es tan absurdo juzgarle por ello como lo sería el invocar las odas a Stalin de Louis Aragón o Pablo Neruda, o las soflamas fascistas de Louis-Ferdinand Céline, a la hora de enjuiciar el talento de tan geniales autores>>>
El poema en que aparecen los versos es Ars Moriendi (Arte de morir) que data de 1921, y cuya última edición, del Profesor Pablo del Barco en Cátedra1, es de 1995. A su magnífica introducción me remito para más información.
Los versos que encabezan estas líneas referentes a Guadalcanal me sugieren las dos siguientes interrogantes. ¿Estuvo alguna vez Manuel Machado en Guadalcanal? ¿quiso decir cal en lugar de sal?.
Respondo a la primera diciendo que probablemente Manuel Machado estuvo en Guadalcanal. Para ello me baso en que su padre el conocido folclorista Antonio Machado Álvarez, “Demófilo” (1848-1893) era íntimo amigo del también folclorista, uestro paisano, Juan Antonio Torre Salvador, “Micrófilo” (1857-1903). Por tanto no parece descabellado afirmar que Demófilo habría estado en Guadalcanal en casa de Micrófilo. Cuando muere su padre en 1893, Manuel Machado Ruiz tenía 19 años, por lo que tuvo tiempo de conocer a Micrófilo que murió diez años después que su padre, cuando Manuel cumplía 29 años. Claro está que un buen poeta no tiene que haber estado en un lugar determinado para dedicarle un gran poema. Sirva como ejemplo nuestro llorado amigo Andrés Mirón, que nunca estuvo en la maravillosa ciudad de Florencia, lo cual no fue impedimento para que escribiera un poema memorable sobre
el Arno corriendo mansamente bajo el Ponte Vecchio.
En cuanto a la palabra sal es probable que el manuscrito, posiblemente custodiado en la Fundación Machado de Sevilla, corrobore que esa es la palabra que escogió el poeta, pero no me cuadra. Reconozco que, tras leer y releer los Calicantos de Andrés Mirón, veo la cal de nuestras paredes con otros ojos, como elemento definitorio de la esencia paisajista y vital de Guadalcanal. En cambio, la sal, en mi opinión chirria en este verso porque, al contrario que la plata, ni tenemos minas de sal gema, ni somos especialmente salados, aunque tal vez haya gente que así lo crea.
Para quienes desconozcan la obra de este poeta silenciado, baste añadir que escribió junto con su hermano Antonio comedias como “La Lola se va a los puertos” (1929), que si la memoria no me falla fue llevada al cine con Juanita Reina de intérprete y que recuerdo haber visto en el antiguo cine Moderno allá por los años 50 del pasado siglo; así como “Las Adelfas”(1928) y “La Duquesa de Benamejí” (1932) entre otras.
Para concluir estas líneas recordemos su magnífica poesía sobre las ocho capitales andaluzas.
Cádiz, salada claridad; Granada
agua oculta que llora.
Romana y mora, Córdoba callada.
Málaga cantora.
Almería dorada.
Plateado Jaén. Huelva a la orilla
de las tres carabelas.
Y Sevilla.
(Canto a Andalucía)

Quimiófilo
Marzo 2008
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1.- Alma. Ars moriendi. Manuel Machado. Edición de Pablo del Barco, Cátedra. Letras Universales. 2º edición. Madrid 1995, página 167.

*Articulo cedido por José María Álvarez Blanco publicado en el periódico “Guadalcanal Información” de Marzo 2008 y que completa el publicado por mí en este blog con fecha 27/09/09 “Y tendrás el cielo de Guadalcanal...”




lunes, 26 de octubre de 2009

LA EPÍSTOLA DE EMILIO ARRIETA



ADELARDO LOPEZ DE AYALA

( Guadalcanal 1828- Madrid 1879)

Ya no codicio fama dilatada,
ni el aplauso que sigue a la victoria,
ni la gloria de tantos codiciada...”
Adelardo López de Ayala.

La Epístola a Emilio Arrieta de este poeta sevillano figura entre “Las cien mejores poesías líricas de la lengua castellana”, escogidas por Menéndez Pelayo, entre lo mejor de la literatura española antigua y moderna, pero son muy pocos los que se interesan por los versos de López de Ayala.
El nombre de Adelardo López de Ayala figura entre los importantes nombres de autores que se hicieron famosos en el teatro durante la segunda mitad del siglo XIX, imprimiendo a aquél una tendencia en que el recuerdo del moribundo teatro romántico se mezcla con una especie de realismo y con otros influjos de toda clase. Ayala fue aplaudidísimo en su obra Consuelo (1878) que se hizo popular, durando esa popularidad largos años, por lo sentimental de la obra, por su bella forma, por sus cualidades de fina observación que el público sentía realmente. La protagonista abandona un amor sincero, pero pobre, a cambio de otro capaz de satisfacer sus ansias de lujo: dejada por su marido y despreciada por su antiguo amador, la vida sentimental de Consuelo concluye: “cercada de ostentación, / alma muerta, vida loca, / con la sonrisa en la boca / y el hielo en el corazón”.
El manifiesto de Cádiz, 19 de septiembre de 1868, (que terminaba con la famosa frase “Viva España con honra”) presentando al país los acontecimientos de aquella revolución llamada Gloriosa, lo escribe Adelardo López de Ayala. Para agradecerle sus servicios la septembrina hace a López de Ayala ministro de Ultramar.
Adelardo López de Ayala y Herrera nace en Guadalcanal, provincia de Sevilla, el 1 de mayo de 1828. Siete años antes que Bécquer. Hasta los veinte años pasa su vida en Guadalcanal, en Sevilla y Villagarcía (Badajoz). A los catorce años comienza en Sevilla sus estudios en Leyes, pero los abandona. Se traslada a Madrid en 1849 con la idea de estrenar su primera obra dramática Un hombre de Estado, acerca de la figura de Rodrigo Calderón, favorito de Felipe III, que una vez corregida se estrena en el Teatro Español en 1851.
Alternó su vocación literaria con la política y fue elegido diputado por Mérida (1858), por Castuera (1863), por Madrid (1863) y por Badajoz (1871). Fue ministro de Ultramar con los gobiernos revolucionarios, con Amadeo de Saboya y con Alfonso XII (en la órbita del conservador Canovas), Presidente del Congreso en 1878, y antes de su muerte se le ofreció ser Primer Ministro. Adelardo López de Ayala muere en Madrid el 30 de enero de 1879.
En su tiempo estuvo considerado como un gran orador, y fue, sin duda, uno de los más importantes autores teatrales de su época. Con él alcanzó su más alto rango la llamada alta comedia, típica del teatro realista, que no estuvo exento de algunos caracteres románticos, entre ellos el efectismo y tono pasional.
El propio López de Ayala empezó haciendo teatro romántico más o menos adulterado, Un hombre de Estado (1851), Los dos Guzmanes (1851) y Rioja (1854); pero mayor importancia tiene su teatro realista, El tejado de vidrio (1856), El tanto por ciento (1861), El nuevo don Juan (1863) y Consuelo (1878), tal vez, su mejor obra. Ayala refleja la sociedad de la época, centrándose sobre todo en la burguesía, de la que toma argumentos y personajes; su carácter escasamente romántico y el cuidado en la construcción de sus obras supone un avance hacia el teatro moderno. Su novela Gustavo fue prohibida por la censura en 1852.
Los poetas realistas, al renunciar en gran modo a la fantasía y a la evocación no sólo se apartan de los motivos medievales y caballerescos o no retornan al mundo mitológico sino que también se apartan de lo sobrenatural cristiano que alentaba en la poesía romántica. Durante el periodo realista, la amargura y el desengaño romántico no llevan a la desesperación o al suicidio: se resuelven en una irónica y filosófica sonrisa. Para los poetas realistas, el mundo es tal como se muestra y así hay que aceptarlo.
Todavía guardo en mi memoria unos versos de López de Ayala que aprendí en la adolescencia: “Brote la clara luz del desengaño / iluminando mi razón dormida. / Para vivir me basta un año”.

*Francisco Arias Solís
La Comunidad 20/07/09
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sábado, 24 de octubre de 2009

CAMINO DE SANTIAGO 3ª ETAPA

UN GUADALCANALENSE EN EL CAMINO DE SANTIAGO
3ª Etapa O Cebreiro-Monasterio de Samos (Total etapa 28 Km.)
Hoy nos hemos levantado un poco mas tarde, a las 7,30 de la mañana, ya que durante toda la noche ha estado lloviendo y con una tormenta de rayos y truenos que asustaban, finalmente, después de desayunar en la cocina del albergue, iniciamos el camino, queremos terminar en el Monasterio de Samos o en Sarria, dependiendo de las fuerzas y de las inclemencias climatologiítas, ya sabemos por experiencia que si ahora tenemos los primeros rayos del sol y el cielo casi completamente raso, esto puede cambiar en diez minutos.
Comenzamos una bajada bordeando la montaña para llegar a Hospital de la Condesa, lugar que paramos para hacer un breve descanso y almorzar, pues tenemos que comenzar la subida al alto del Poio por un sendero abrupto pero de gran vegetación y encanto, por donde empezamos nuevamente a dejar atras peregrinos y otros que naturalmente nos adelantan, formándose una curiosa hilera, por este camino nos encontramos bastantes vacas sueltas que parecen “no tener dueño”.
Tomamos un camino bordeando la montaña para llegar a Hospital de la Condesa, lugar donde hacemos un breve descanso y almorzarmos, pues tenemos que comenzar la subida al alto del Poio por un sendero abrupto pero de gran vegetación y encanto, por donde empezamos nuevamente a dejar atras peregrino y otros que naturalmente nos adelantan, formándose una curiosa hilera, por este camino nos encontramos bastantes vacas sueltas que parecen “no tener dueño”.
Pasamos el Alto de San Roque (1270 metros de altitud) y llegamos al Alto do Poio que con una altitud de 1300 metros nos comentan y leemos en las guías que es el punto mas alto de todo el camino, abandonamos la senda y seguimos durante diez o quince minutos por un camino paralelo a la carretera LU-634, depues de diez o quince minutos abandonamos nuevamente la carretera y cogemos la senda, pasamos Fonfria y nos marcamos llegar a comer a Triacastela y allí decidir se terminamos la etapa en Samos o en Sarria.
Durante cuatro o cinco kilómetros parece que el camino nos favorece, hay rampas y subidas pero poco prolongadas, lo que nos hace recuperar bastante tiempo y empezamos a agruparnos nuevamente y encontrar a gente que no veíamos en dos o tres días, bien porque iban mas rápido que nosotros o habían preferido hacer las dos últimas etapas por carretera, algo mas largo en kilómetros pero mucho mas suave que por los senderos originales que nosotros hemos elegido. Hacemos un descanso de esta muy larga etapa, y precisamente su longitud no es una de sus mayores dificultades. El perfil es irregular, pero el paso por los altos de San Roque y Poio no ha supuesto mucha complicación, en cambio, el descenso a Triacastela es más duro, porque hay tramos de camino malo, aparece nuevamente la lluvia y además no hay apenas vegetación.
Pasamos el precioso valle de Filloval y comenzamos una nueva y dura subida hasta As Pasantes, con una curiosa ermita que se introduce en el monte con una gruta llena de nichos alumbrados por pequeñas velas que los peregrinos encienden al pasar y da un ambiente un poco siniestro, nos encontramos un pequeño grupo de casas de piedra con aspecto de abandono, pero un cartel en castellano y en gallego a la entrada nos advierte: Peregrino estas casas tienen dueño, en este momento tú que lo esta leyendo, utiliza su servicios, muebles y enseres, pero que todo quede como lo encontraste, el patrón vigila.
Por fin llegamos a las 13,15 horas a Triacastela, un pueblo algo más grande que los anteriores o como le llaman en la zona parroquia principal, paramos a comer y a descansar en el albergue de la Xunta y el hospitalario nos aconseja que sigamos el camino por la carretera hacia el Monasterio de Samos, el camino va paralelo a la carretera y no es tan bonito como el antiguo camino que llega hasta Sarria, pero que merece la pena hacer noche en el Monasterio Benedictino. Triacastela, la ciudad de los tres castillos (de los que no encontramos ni rastro), fue fundada por el conde Gatón del Bierzo en el siglo IX. En el interior de la iglesia parroquial barroca de Santiago del siglo XVIII, aunque también muestra hechuras románicas, hay una imagen del apóstol, patrono de la villa, y un retablo plateresco.
Tal y como nos han comentado el camino hacia Samos tiene poco interés, transcurre por un valle y un camino asfaltado paralelo a la carretera y durante diez kilómetros apenas nos encontramos alguna pequeña aldea o casas aisladas por el campo, pero el camino es casi llano y avanzamos bastante, llegamos al valle de Samos sobre las cinco de la tarde y nos dirigimos al Monasterio, el paisaje es idílico y los edificios son mayores de lo que nos podíamos imaginar, cruzamos un pequeño puente que atraviesa un arroyo y entramos en el patio principal por la puerta del peregrino. El Albergue lo tienen instalado en las antiguas caballerizas, nos acompaña el novicio Hospitalario y nos invita a acomodarnos.
A las seis treinta nos comentan que si queremos visitar el Monasterio podemos hacerlo con una visita guiada, nos enseñan la biblioteca, la iglesia, las celdas y gran parte del interior y nos emplazan a las ocho de la tarde en el comedor de la acogida para cenar. La cena es a base de pote gallego, alubias con grelos y filetes de ternera empanados, buen vino de sus viñedos y abundante fruta de la huerta. En cada mesa se sienta un monje que nos acompaña en la velada y nos relata las historias de este Monasterio.
El Monasterio de Samos sufrió varios incendios y saqueos a lo largo de su historia. De este centro de espiritualidad han salido siete obispos, entre los que destaca el ilustrado Benito Jerónimo Feijoo. A principios del siglo XIX se constituye como sede de la orden de los Benedictinos. La fachada de la iglesia data del siglo XVIII y está sin finalizar. En el Monasterio de Samos destaca el Claustro de Feijoo de estilo clasicista, así como una estatua de este personaje ilustrado. El monasterio alberga en su interior una puerta de una vieja iglesia románica que fue destruida en el siglo XVII.
Después de la cena nos dan unas instrucciones precisas, podemos salir a dar una vuelta al exterior, pero la puerta se cierra a las 21,30 de la noche y no se abre hasta las seis quince de la mañana después de las maitines, el peregrino que quiera asistir a dichas maitines (solo hombres) tendrá que poner una toalla en la cabecera de la litera y será despertado a las seis de la mañana, la salida del Monasterio será a las 7 en punto después del desayuno, que es cuando empieza las tareas diarias de los monjes, la comida y la estancia es gratuita, el que quiera puede contribuir con un donativo o comprando productos que ellos mismos hacen, vinos, quesos, dulces etc., la mayoría acordamos dar un donativo, ya que llevamos mucho peso en las mochilas para comprar nada.
Pueblos y aldeas que hemos cruzado en la 3ª etapa: Liñares, Hospital de la Condesa, Padorneiro, Alto del Poio, Fonfria, Filova, As Pasantes, Triacastela, San Xil y Monasterio de Samos.

RAFAEL CANDELARIO REPISA

jueves, 22 de octubre de 2009

CRISTO DE LAS CLARAS



EL CRISTO DE LAS CLARAS
El personaje que guarda relación con mí artículo es el Primer Almirante de Castilla D. ALONSO ENRÍQUEZ, nacido en Guadalcanal en 1354 y fallecido en Guadalupe (Cáceres) en 1429 y que fue bisabuelo del Rey Fernando el Católico.Podría aportar más datos biográficos sobre D. Alonso Enríquez, pero ya lo han hecho anteriormente nuestros paisanos, Dr. Antonio Gordón Bernabé (1987) y José María Álvarez Blanco (1991) en dos interesantes artículos.En la ciudad de Palencia, se encuentra el Monasterio de Santa Clara y aquí en dicho Monasterio se encuentran enterrado el Almirante D. Alonso Enríquez y su esposa Doña Juana de Mendoza (insigne bienhechora del Monasterio). Comenzaron la fundación del Monasterio Enrique II de Castilla y su mujer la Reina Juana Manuela, pero fallecidos prematuramente, dejando la obra en sus comienzos, pasó el Patronato del mismo a su sobrino D. Alonso Enríquez y a la esposa de éste Doña Juana de Mendoza (La Rica Hembra), quienes hacia 1395 iniciaron la construcción de la actual Iglesia, siendo proyectada para ser Panteón de los Almirantes de Castilla.Entrando en la Iglesia de Santa Clara por la fachada principal y a sus pies, comunicando con el Coro se encuentra la Capilla del Santísimo Cristo. Aquí se venera, depositado en una antigua urna de cristal, un Cristo Yacente, de escaso valor artístico, talla probablemente de madera, que mide 1,40 m.; juego de cabeza y brazos por hombros y codos, con dos argollas y dos cadenas en la espalda, lo que nos inclina a creer que durante algún tiempo se utilizó en las funciones del descendimiento. Tiene, además, cabello natural y uñas que imitan las naturales con tal realismo que han hecho creer al pueblo sencillo que le crecen.La historia de este patético Cristo, de gran devoción en Palencia y su comarca, es la siguiente:Navegaban las naves de Don Alonso Enríquez (nacido en Guadalcanal), Almirante de Castilla, en sus correrías por el Mediterráneo los años 1407-10, en la guerra contra los moros, cuando el vigía divisó a lo lejos un bulto que emitía un resplandor extraño. Ordenado el abordaje, pudo comprobarse que se trataba de la Imagen de un Cristo Yacente encerrado en una urna de cristal. Sorprendido el Almirante por semejante hallazgo en lugar tan insólito, dispone que dicha Imagen Sagrada, sea llevada a Palenzuela, al objeto de darle allí culto. Una vez la nave llegó a puerto, fue escoltada por caballeros y soldados para ser conducida a Palenzuela, pero al llegar a Reinoso, frente al Castillo que había servido de Monasterio a las Clarisas, se detuvo el animal que portaba el Cristo sin que hubiera forma de hacerle seguir adelante. En vista de novedad tan extraña, dedujeron los presentes ser voluntad divina que la Imagen recibiera culto en el Monasterio de Santa Clara, de Palencia, lo que quedó confirmado al comprobar que el animal, dejado a su arbitrio, se dirigió pacíficamente con su carga a dicho Monasterio, donde desde entonces es venerado por toda la ciudad de Palencia.Se cuenta que debido a su dramática expresión, hizo exclamar al Rey Felipe II cuando el año de 1592 visitó Palencia lo siguiente: “Si no tuviera fe, creyera que este era el mismo cuerpo de Cristo que había padecido al arbitrio de la malicia; pero sé y creo que resucitó y esta es su Imagen; pero tan parecida que estando difunto le retrata al vivo». A lo largo de los cinco siglos, que lleva el Cristo en el Monasterio de las Claras, se cuentan infinidad de hechos milagrosos sobre personas que se curaron, epidemias, sequías catástrofes y plagas en Castilla.Este es el Cristo de las Claras, a quien Miguel de Unamuno dedicó una poesía fría y racionalista; el mismo Cristo que el pueblo sencillo castellano acude a Él, en demanda de solución y ayuda a sus necesidades espirituales y materiales. .

*Miguel Grillo Martín
Publicado en la Revista de Feria 1993 y Diario Digital de Guadalcanal 6/10/2005



miércoles, 21 de octubre de 2009

NOTICIAS DE GUADALCANAL



Un Gran Danés sirve de terapia a los mayores de Guadalcanal

El equipo técnico ha comprobado que los ancianos responden favorablemente a la presencia de este animal.La terapeuta estrella de la Residencia de Mayores de Guadalcanal tiene 15 meses y pesa 68 kilos.Aranka, que así se llama esta Gran Danés del Parque Nacional de Monfragüe, se ha convertido en la mejor amiga y animadora de los residentes de este centro. Cuando Aranka llega a la residencia que Asisttel tiene en Guadalcanal es recibida con alegría, sonrisas y caricias por los residentes. “Tienes que verla saludando a cada uno de ellos, a los que están en sillas de ruedas se les acerca y se sienta al lado para que puedan acariciarla y a los que usan andador o tienen una movilidad reducida se les acerca muy despacito y se queda quieta para que puedan tocarla. Es capaz de adaptarse con gran facilidad a las circunstancias particulares de cada uno de los usuarios”, nos comenta Jennifer Gómez, fisioterapeuta que junto a la integradora Social, Miriam Rivero y a la directora, Carmen Álvarez -dueña de la perra-, llevan a cabo este novedoso proyecto puesto en marcha a mediados de junio y que ya arroja los primeros resultados positivos.La integradora Social considera que “es muy gratificante trabajar con ella ya que el efecto que produce en los mayores es inmediato. Se puede decir que contamos con una terapeuta de lujo que nos facilita el trabajo”.Esta innovadora idea, orientada a fines terapéuticos, fue gestada en el centro por el equipo técnico, compuesto por la fisioterapeuta, la Integradora Social, la enfermera, Inés Muñoz, la trabajadora social, Rocío López, y por la directora.
*Publicado en Sierra Norte información Digital

lunes, 19 de octubre de 2009

LA IMPORTANCIA DEL NOMBRE Y EL PEDIGRÍ



LA IMPORTANCIA DEL NOMBRE Y EL PEDIGRI

En la reciente entrega de premios Nóbel alternativos, ha sido premiado el trabajo de dos británicos, Catherine Douglas y Peter Rowlinson, por demostrar que las vacas que tienen nombre propio producen más leche y de mejor leche que las que no lo tienen.
He hablado con un experto en vacas, el padre de un amigo gallego que tiene contactos en el Servizo de Producions Gandeiras de la Xunta y me ha confirmado que lo que estos británicos cachándos han demostrado científicamente, en Galicia se conoce empíricamente desde los tiempos del rey Ordoño, igualmente me informa de que, según los registros veterinarios, los nombres más comunes, y que hacen producir más leche a las que lo llevan, son Paloma, Cielo y Linda. Hace unos años, para ver si trincaban alguna subvención, algunos ganaderos bautizaban a sus vacas con nombres de políticos autonómicos pero pronto se dieron cuenta de que las Fragas, Quintanas y Touriñas lo único que tenían era poca productividad y muy mala leche.
Las modas también influyen en los nombres que se les ponen a las terneras, me comenta, hubo una época en la que era muy frecuente llamarlas Sue Ellen, Lady Dí o Bertha, ahora se lleva más Chenoa, Elena o Leticia, y se está empezando a ponerles apellidos y así podemos encontrar a novillas que se llaman Angelina Jolie de Pitt o Georgina Clooney.
Es todavía pronto para sacar conclusiones y ver cómo influyen estos nuevos nombres en la producción láctea, tanto en cantidad como en calidad, y no hay estudios, o al menos yo no los conozco, que traten de la influencia que tiene el nombre en el comportamiento de otras especies.
Solamente puedo opinar sobre este tema de lo que conozco, un vecino mío tiene un perro de segunda mano, un caniche de buena familia, con algo de pedigrí, cartilla con árbol genealógico, padres premiados en algún concurso de peinados caninos horteras y todo el belén, que se llamaba Ramsél II, se niega a comer bolas de perro, sólo le gustan la paleta de jamón cocida y los yogures griegos y para beber, agua mineral, no se tumba en ninguna toalla que no sea Lacoste o Tommy Hilfiger, lo que se viene llamando un pijo de cuidado.
Tras estas experiencias vacunas y perrunas, urge un estudio en humanos para determinar si los nombres "modernos" que les pongamos a nuestros hijos los convertirán en hombres y mujeres de provecho o en unos perfectos gilipollas, con mala leche y camisetas de la marca del ardacho o fardacho, para que se sientan en un futuro orgullosos de la importancia del nombre y del pedigrí.

Rafael Candelario Repisa

jueves, 15 de octubre de 2009

JOSEITO



MERECIÓ LA PENA
Sentado en la escalinata que antecede a los soportales del templo de Santa Ana, José Hernández observa a sus pies la impresionante estampa que le ofrece la vista del pueblo que lo viera nacer hace ya muchas decenas de años. Puede adivinar desde su privilegiada atalaya el espacio que va desde el Coso hasta el cementerio de San Francisco, y también cada una de las calles que conforman el núcleo urbano de un Guadalcanal que, a pesar de los años, no ha perdido aún su identidad y mucho menos ese gracejo que albergan en su interior los habitantes de este pueblo de casas impecablemente blancas haciendo contraste con el enrojecido de sus tejados.

Como si fuera la torre del homenaje de un gran castillo, emerge el campanario de “Santa Maria”, torre desmochada y sobria, que parece llevar de la mano a su pequeño hijo, rubio y gracioso que nos recuerda la medición del tiempo cada cuarto de hora, con la alegría de sus tres campanas que con distintos tamaños y melodías nos recuerda que el tañer de su bronce es mucho mas agradable que esos fríos y monótonos pitidos que emite el perfecto reloj del observatorio astronómico. ¡Donde va a parar!

Al fondo y como una muralla, la “Sierra del Agua” sobresale en el horizonte dejando a su derecha la de “Lo Cazalla” con sus tonos azules que contrastan con el oscuro de la ladera que sobresale sobre el arroyo de San Pedro pudiendo distinguirse claramente el “Cerro Monforte” en primer termino y mas a la derecha el cortijo de “la Florida” así como los parajes de “las Lapas” sobresaliendo por encima de sus colinas un gran pino. Luego “la Otrera” que casi se toca con las estribaciones de la sierra de “El Viento” obstáculo que impide ver la belleza de los campos de de la” Zarza” “San Julián” “Santa Marina” “La conejera” Y “Guaditoca” entre otros así como las tierras extremeñas. Mientras por su ladera sur se puede ver como se desliza el camino que llega asta “La Venta de la Salud” y la ermita de “El cristo” para entrar en el pueblo por el “Espíritu Santo”

José, (Joseito como le llamábamos los que lo queríamos) enciende un pitillo mientras disfruta de todo ese paisaje que tanto quiere y comienza a recordar los años transcurridos en ese pueblo. Las vivencias se agolpan en su mente, pero poco a poco las va desgranado en un mosaico de recuerdos que abarcan desde 1908 año en el que nació, asta meses antes del 2005, año en que la naturaleza se impuso a la cruda realidad y la materia inerte de aquel hombre de cuerpo diminuto pero de gigantesco corazón y extraordinaria nobleza tubo que sucumbir ante la poderosa muerte. Pero eso sí: con la elegancia y el honor de haber cumplido la condición que todo ser humano ha de tener en la vida: respeto, tolerancia y una gran dosis de ironía ante cualquier adversidad.

Ejerció de monaguillo en esa misma iglesia que ahora tiene a su espalda y fue con las propinas de los casamientos y los bautizos con lo que se compró los primeros zapatos de su vida, que su madre solo le permitía ponerse los domingos. Luego guardó cerdos, trabajó con una yunta de mulas, segó las mieses de los “baldíos” cogió el fruto de los bellos olivos de la “la hombría” y los taló uno a uno piqueta en mano haciendo frente al riguroso invierno de la sierra.

Igual que tantos hombres de nuestro pueblo el fue un niño yuntero y tuvo que dar fatigosamente con sus huesos en la tierra teniendo que arar los rastrojos mientras devora un mendrugo y preguntar con los ojos que porque es carne de yugo, pues nació como la herramienta, a los golpes destinado de una tierra descontenta y un insatisfecho arado.

Estos fragmentos del poema que escribiera hace muchos años Miguel Hernández han venido a la mente de quien desglosa estas líneas porque veo en “Joseito” la imagen de ese niño del que nos habla el poeta como la de tantos otros de su generación a los que les toco vivir una de las peores etapas de nuestra reciente historia pero a los que hay que rendir un sincero homenaje.

Vinieron los tiempos en que las dos Españas ya no podían aguantarse más la una a la otra, así que tomó el camino de la libertad que la ”República” le ofrecía a muchos de los de su generación poniendo todo su entusiasmo en aquella aventura, pero la intolerancia y el odio acumulado durante siglos no hizo posible ese sueño que tantos jóvenes de aquella época albergaban en su interior y todo se vino al traste teniendo los niños yunteros (y los que no eran yunteros) que verse envueltos en el peor de los acontecimientos que un pueblo ha vivido a lo largo de su historia: un enfrentamiento fraticida en el que no hubo sitio nada mas que para la razón de la sinrazón.

Tuvo Joseito que liarse la manta a la cabeza aquel día en que el comandante Rodrigo con sus moros y legionarios entró en Guadalcanal, aquel caluroso 19 de agosto de 1936 y poner los pies en polvorosa porque no eran buenas las noticias que llegaban a través de las hondas de radio Sevilla, donde las arengas del general Quipo de Llano no eran una patraña sino todo lo contrario. Estas se hacían realidad lo mismo que realidad eran los desmanes cometidos por aquellos otros que irresponsablemente se escondían tras la bandera tricolor para poner en practica la irracionalidad mas absoluta. Todo era un incomprensible desconcierto y cada cual se puso en el lado que mas oportuno creía para luchar por algo que en el fondo creían era ilógico, pero aquello no fue más que el espíritu de un pueblo que se ponía al servicio de la tragedia y de la barbarie.

Después del largo calvario vivido en aquellos fatídicos años llegó el final, pero no fue la paz lo que vino, aquello era la victoria y con ella el exilio, la cárcel, el hambre y mas odio si cabe que en los años anteriores porque la vieja piel de toro se había dividido en vencedores y vencidos y eso tampoco era la solución.

Pasó por las peores situaciones que el perdedor de una guerra pueda pasar: desde los campos de concentración vigilados por soldados senegaleses en Francia hasta las cárceles de Zaragoza, Yeserías en Madrid y finalmente Sevilla de la que salió para volver a su pueblo.

Había que empezar una nueva vida en Guadalcanal y tal vez se encontraría con alguien que pudiera hacerle rendir cuentas por sus ideas, pero no fue así, se tragó su orgullo como también lo hicieron su hipotéticos enemigos y haciendo valer su gran sentido de la tolerancia supo coger la mano de quien se le extendió.

Joseíto sabía que esa era la única forma de que aquellas dos España de las que tanto nos habló Antonio Machado se unieran en una única patria en la que la concordia y el respeto estuvieran por encima de cualquier ideario ya sea político o religioso.

Vino la llamada transición y esta le cogió viviendo en Madrid en donde trabajaba como portero de una finca en la que en muchas ocasiones tuvo que comulgar con ruedas de molino, pero poco a poco fue descubriendo que la victoria no era ya un pretexto para que la intransigencia siguiera haciendo de la suyas y pudo ver como sus antiguos compañeros luchadores como él por la libertad salían de las cárceles y otros regresaban del extranjero en donde tuvieron que sufrir un largo exilio.

Ahora sentado en los escalones de la iglesia de santa Ana, “Joseíto” ve como su pueblo ha conseguido que esa tolerancia sea una realidad y disfruta viendo como derrocha belleza por sus cuatro costados. La restaurada iglesia ahora brilla con luz propia, además de la que un verdadero artista de la iluminación ha sabido darle. Mientras ve como los niños juegan en la cuesta con un balón a ser Joaquín del Betis o Reyes del Sevilla (bueno ahora ya no), ajenos a todos los recuerdos de aquel que con el pitillo entre los labios ve como su sueño se hizo realidad y así los niños de Guadalcanal han dejado de ser yunteros creados para dar con sus huesos en la tierra para ser niños felices, alegres y libres.

Entre dientes y con lágrimas en los ojos Joseito los mira satisfecho y dice para sus adentros “ahora sí ha llegado la paz, ha sido largo el camino pero ha merecido la pena”.

El día 12 de septiembre del año 2005 José Hernández Veloso fue enterrado en el cementerio Jardín de Alcalá de Henares. Pero solo es su cuerpo lo que en aquella sepultura descansa pues su espíritu estará presente en todos los que pensamos que debemos mucho a aquella generación a la que él perteneció y a la que debemos la libertad de la que disfrutamos.

Sea este un homenaje a todos aquellos que como “Joseito” fueron victimas de la locura que les tocó vivir sin distinguir en que lado se encontraron en aquel momento. Gracias a ellos ahora las nuevas generaciones podemos sentirnos orgullosos de la libertad de la que disfrutamos. ¡¡Gracias a todos, abuelos!!
Manuel Barbancho Veloso

miércoles, 14 de octubre de 2009

LA MUERTE


LA MUERTE






Se desdibuja y retuerce,
se acongoja ante la ola uniforme.

El contraste de la vida muere,
entre líneas rectas y grices tonos.

Llora, por los brillos que ha perdido
llora, por lo oculto al alma,
purificada, filtrada, ultrajada, despreciada,
reducida a la forma, abstracta carga.

Ese frío vacío de la razón,
los cálidos tonos que ya no sentimos
la calidez invisible a nuestros uniformes de ismos.

Se hunden en conformismos y consumismos
camuflando nuestros deseos de vértigo
y fríos vientos desde el mar
que mitiguen nuestra pusilánime angustia,
de ser solo nosotros mismos,
aquí y ahora tan propios y tan íntimos.

Tan contrastantes y tan invisibles.
Tan sedientos de voz y tan mudos.
Tan alertas al fin y tan suicidas.
Tan tontos.
Tan cobardes.

La vida muere entre nuestros cadáveres vivos,
sin un latido de compromiso siquiera,
sin una lágrima de pérdida,
tan crueles y tan hipócritas,
ocultos a nuestra naturaleza,
nos convertimos en monstruos…
tan humanos.

Loli Trancaso
Gaudalcanal Verano 2009



domingo, 11 de octubre de 2009

BEBEAGUA




BEBEAGUA.-Especie nativa de Guadalcanal, que habita en todo el territorio español.

Aquel año 62 no fue bueno, hacía meses que pasaba por su cabeza la idea de huir hacia adelante, cuando llegó el verano vinieron al pueblo familiares y amigos que ya habían dado el “paso”, habían emigrado haca cualquier ciudad hostil y extraña en busca de trabajo.

Aquel Hombre cuando llegó la feria vendió la burra y algunos enseres del campo y el tercer dia, llenó su maleta de cartón y madera con alguna ropa y muchas ilusiones, en su bolsillo 1.000 Ptas. y cogiendo el primer tren empezó su “huida”.
Llegó a la gran ciudad, le esperaba un trabajo de peón, jornada de 16 a 18 horas diarias de lunes a sábado y alguna chapuza los domingos.

Aquel Febrero del 63, fue frío, muy frío, las familias estaban terminando la recogida de la aceituna y los niños que aun no tenían edad para ayudar, estaban en la escuela.

Aquel niño con tan solo 9 años, no entendía lo que estaba pasando, fue por última vez a la escuela de la calle Camacho, se despidió de su maestro D. Francisco Oliva Calderón y de sus compañeros, no hubo fiesta de despedida, por aquella época todos los meses se repetía esta historia.

Aquella mujer terminó el “destajo” de la aceituna, cogió a su hijo, nuevamente un destartalado tren, un vagón de tercera sin separaciones de compartimentos, asientos de madera y veinte horas de frío, olor a carbonilla y humanidad, y ante sus ojos la gran ciudad, con sus edificios altos, humos, ruidos y el sentimiento en sus mentes de estar fuera de sus mundos.

Aquella familia, después de siete meses se volvió a unir, pero aquel niño, seguía sin entender nada, ya no vivían en una casa grande con corral de un pueblo pequeño, ahora vivían en una pequeña habitación con derecho a cocina para toda la familia de una gran ciudad, sin su escuela, el Palacio, el Coso, sin sus amigos de Santana, sus lúrias con los del Pilarito...

Así podía empezar cualquier historia de los libros “LA JUNGLA” de Juan Madrid, “TIEMPOS DIFICILES” de Concha G.Campoy, pero esta historia no es ficción, es mi historia, la de mi familia y la de muchas otras familias que un día dejamos Guadalcanal para vivir en un mundo mejor, pero ¿Cuántos lo hemos conseguido?, ¿Cuántos hemos conseguido ahogar nuestra desilusión en las lagrimas de la añoranza?, El Puerto es testigo mudo de nuestras lágrimas, las que después de cada Feria, Semana Santa o Romería, dejamos los “bebeaguas” cada año, cuando partimos nuevamente, cuando “huimos” hacia delante.

Esto es parte de nuestras pequeñas historias, vivencias que no debemos olvidar, porque…
BORRAR EL PASADO, ES MORIR LENTAMENTE.

Rafael Candelario Repisa
Revista de Feria 1994

PLANTAR UN ARBOL, TENER UN HIJO Y ESCRIBIR UN LIBRO








Faça xixi no banho

Lo dice bien claro una ong brasileña: “faça xixi no banho”. Mea mientras te duchas y ahorrarás 4830 litros de agua al año. Con las leches que habré recibido yo de crío por orinar en la ducha y ahora resulta que ya en mi tierna infancia tenía conciencia ecologista. Según una encuesta de esta ong, el 73% de los entrevistados mean mientras se duchan. Y no resulta una guarrada porque la orina es en un 95% agua y el resto urea y sales minerales. Igualito que las bebidas isotónicas que nos venden por un ojo de la cara. El xixi y llenar las piscinas son los mayores consumidores de agua, con lo que si nos bañamos en el río y meamos en la ducha, ahorraremos miles de litros que se podrán destinar a otros usos. No sirve mearse en la piscina por si algún espabilado había pensado en esa opción. Y si queremos multiplicar el efecto, en las familias o entre amigos de confianza, podemos ducharnos en grupo. Se evitarían los atascos y las discusiones matutinos para ver quién pilla primero el baño. Recomiendan los expertos que primero la micción y después la ducha, y no al revés, que en este caso el orden de los factores sí altera el producto. Otra alternativa sería volver al orinal de toda la vida, rediseñado por Javier Mariscal, Santiago Calatrava, Philippe Starcko André Ricard. Para los menos exigentes, siempre estaría la opción del orinal de Ikea o el de los chinos de la tienda de la esquina. Los que son de pueblo y tienen corral o los que viven en adosados con jardín, dedicar un pequeño espacio para las aguas menores también sería una solución. Hacerlo en la puerta del vecino o en la tapia del convento de las monjas no es aceptable. En los lugares públicos, los hombres debemos aprender de las mujeres: ir siempre al baño por parejas, aunque no sé si con ese método se ahorra agua. A los niños que se hacen pis no hay que decirles que esperen a llegar a casa y a los que se hagan pis en casa hay que decirles que esperen hasta que salgan a la calle. Gracias a la ong brasileña y a las ideas que les he dado, podremos hacer de este mundo un lugar más habitable. A las tres cosas que según el poeta cubano José Martí debería hacer cada persona durante su vida—plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro—habría que añadir la de orinar en la ducha: Xixi no banho.

Evaristo Torres


* Evaristo Torres.- Es columnista del Diario de Teruel y colega mío en el grupo de opinión “Tertulias en la fragua de los pensamientos”


sábado, 10 de octubre de 2009

DEL PASADO QUE SE FUE


Ramona Yanes


OJOS PARDOS.

Los tristes ojos pardos,
Azules fueron.
Y la sonrisa alegre,
Pasó a ser hielo.

También el pelo endrino,
se tornó plata,
y de sus labios dulces,
no queda nada.

Como un otoño frío,
yo me he quedado,
sabiendo que no eres,
aquel muchacho.

Sólo tu sombra veo,
por las esquinas,
y palidece el cielo,
cuando nos mira.

EL AYER.


Tenemos siempre el recuerdo
del pasado que se fue.
Sólo el presente nos queda,
para mirar el ayer.

Mira la vida su tiempo,
y alegra nuestro pesar,
nada ha de quedar despierto,
con los años morirá.

Y sigue la vida el ritmo,
sin cosas que destacar,
te olvidé la tarde aquella,
y ahora, te vuelvo a olvidar.

Tenemos siempre el recuerdo,
del pasado que se fue.
Sólo el presente nos queda,
para mirar el ayer.


viernes, 9 de octubre de 2009

CAMINO DE SANTIAGO 2ª ETAPA

UN GADALCANALENSE EN EL CAMINO DE SANTIAGO

2ª Etapa Pereje-O Cebreiro 28 km.

Nos levantamos a las 6 de la mañana pues nos han comentado que nos esperaba la etapa más dura de todo el camino que nos resta por cubrir, tomamos un café y un desayuno ligero en la cocina del albergue que habían preparado unas peregrinas holandesas y que amablemente nos invitaron, media hora más tarde salimos ataviados para la lluvia, pues una intensa niebla nos esperaba y nos comentan que terminará en lluvia.
Los caminos que forman esta etapa son duros, así que salimos con la mente puesta en O Cebreiros. Esta jornada tiene dos partes muy diferenciadas, la primera transcurre por una vía amarilla adaptada casi en su totalidad sobre el camino primitivo y tramos s de carreteras locales, de forma paralela a la nacional VI, este carril amarillo nos acompaña a lo largo de ocho kilómetros, el tramo con ligeros desniveles y rampas de subida y bajada se considera como una preparación para los kilómetros más duros que vendrán después, llegamos a Trabadelo donde abandonamos la carretera y nos metemos por el camino primitivo, empezando el primera subida del día al Cerro de Aldares por un camino de espeso arbolado compuesto de castaños, pinos, nogales y espesa vegetación, empieza a llover lo que hace más dificultosa y penosa la subida, una ligera rampa de bajada y nuevamente ascendemos por el angosto Valle del Valcárcel con un desnivel de 620 metros hasta llegar a La Portela, cuando acaba de amanecer, ha desparecido la niebla y tímidamente quiere salir el sol.

No nos ha decepcionado lo que nos habían comentado de la preciosa Ermita de San Froilán y su ermitaño, a unos trecientos metros percibimos que estamos llegando, ya que con una carencia de tres minutos suenan las campanas de llamada al peregrino, nos recibe mosén Agustín y nos ofrece café caliente y pastas caseras, allí nos volvimos a concentrar casi todo el grupo que iniciamos la etapa de hoy, cuando nos disponíamos a continuar el camino, el padre Agustín nos dice que el ha cumplido su parte del trato, acoger al peregrino y darle “refugio y viandas”, así que los peregrinos estamos obligados a oír misa, con más o menos ganas y pocos argumentos para negarnos oímos misa y continuamos el camino.

Continuamos a las 12,30 horas, nos proponemos hacer los próximo 5 Km. antes de hacer una parada larga para descansar y comer , según los folletos y guías que llevamos coinciden que son los más duros de la etapa y la última fase del camino, nos adentramos por un espeso bosque y la lluvia y los continuos repechos hacen mella en nuestra moral, llegamos a Las Herrerías, nos dice un aldeano que el ascenso no ha hecho más que comenzar y cuando lleguemos La Faba nos faltará el aire y decaerá verdaderamente la moral, allí es el legar donde esperan los taxis a los que abandonan, no nos ayuda demasiado este comentario a subir la moral.
Ruitelán es un pequeño poblado rodeado de bosques de castaños en plena subida a O Cebreiro, administrativamente pertenece a León, pero sus casas y habitantes nos induce a pensar que ya estamos en Galicia; La iglesia parroquial está consagrada a San Juan Bautista y una capilla a San Esteban. En la falda del monte hay un lugar donde se dice que vivió retirado el ermitaño lucense San Froilán (833-905), que tuvo como único compañero a un lobo que domesticó cuando éste le atacó.



Por fin llegamos a La Faba en el cruce del camino primitivo por el que nosotros venimos y el de asfalto, está el mojón de Galicia y el de la despedida de Castilla-León, efectivamente el desanimo y cansancio se apodera de nosotros, nos dirigimos al albergue municipal para comer, descansar un poco y cambiarnos de ropa, vamos empapados, la lluvia fina y la neblina nos acompañan desde hace horas. La segunda parte de esta etapa comienza en el Cruce de la Faba. En este punto se recomienda la subida por carretera pero la mayoría continuamos el camino primitivo, nos esperan 6 Km. de senderos, caminos y duros repechos, pero siempre abrigados por un precioso bosque. Entre La Faba y O Cebreiro se encuentra la Laguna de Castilla, allí nos encontramos una fuente en la que se puede leer “agua no fiable”. Nos acercarnos a llenar las cantimploras y un aldeano nos comenta que en esa fuente bebió San Froilan y expulsó por la boca sus pecados, aquel que se atreva a beber de su agua, será pecador para siempre. (curiosa leyenda).



A las cuatro y media de la tarde con el estomago lleno y la ropa seca decidimos continuar la etapa, a la salida de la aldea en el puesto de información del Ayuntamiento nos invitan a café y nos entregan una pequeña bolsa con nueces pelada y manzanas, cosa que agradecemos, nos encontramos una hermosa pradera, pero solo nos acompaña algo menos de un Km., enseguida un nuevo repecho y continuamos subiendo, a unos 3 Km. de la Faba a la entrada Lagunilla de Castilla nos encontramos un monolito que nos indica que estamos a 1300 metros de altitud en el “Monte de Febrauri” y abandonamos la Provincia de León para entrar en Galicia por la provincia de Lugo quedan 7 kilómetros por caminos embarrados, lo más recomendable es disfrutar del estupendo paisaje y, sobre todo, dosificar las energías. De todas maneras todo el esfuerzo se ve recompensado con la proximidad de la localidad de O Cebreiro, disfrutando del estupendo paisaje que vemos a nuestro alrededor y las fuerzas justas para llegar.

Parece que el final de la etapa se acerca y a la vez se nota que estamos en la ruta de los caminantes, O Cebreiro es un poblado de piedra, dicen que probablemente de origen prerromano, y portal de Galicia por la provincia de Lugo. Es otro de los lugares míticos del Camino. O Cebreiro corona una plataforma a cerca de 1.300 metros de altura del macizo galaico-leonés. Todo en este paraje es mágico: un paisaje misterioso, pallozas, hórreos cuidados, lluvia, niebla... Es uno de los lugares que primero acogió peregrinos en su ruta a Santiago. Destaca el simple y primitivo templo prerrománico de Santa María la Real. En su interior se venera la hermosa imagen bizantina de Santa María la Real (s. XII), patrona de la comarca. En una de las pallozas se ha instalado un Museo Etnográfico.
Cruzamos el pueblo por la “Rua de Galiza” para llegar al albergue y poder entrar nuevamente en calor, el tiempo curiosamente ha cambiado y a pesar de la altura y lo que llagamos pasado de agua y frío, nos recibe un calido sol del final de la tarde y una temperatura no muy fría, al llegar al camino que nos conduce al albergue un cartel me llama la atención, lo copio:
Peregrino, tú llegaste a O Cebreiro por lo tanto, siente el placer de los últimos cien pasos de esta etapa, no te reocupes de las cotas que aun te quedan por superar, crees que no tenemos delante de nosotros nada, ¿o sí?, apenas un camino para ser disfrutado en cada instante.

Pueblos y aldeas que hemos cruzado en la 2ª etapa: Pradela, Trabadelo, La Portela, Ambasmesetas, Vega de Valcarcel, Ruitelán, Las Herrerías, La Faba, Laguna de Castilla y O Cebreiro.

RAFAEL CANDELARIO REPISA

sábado, 3 de octubre de 2009

VIVENCIAS SANTANERAS


PENSAMIENTO LÚDICO

Hablando del pasado…


Este verano me encontré en El Palacio un amigo Santanero que hacía treinta años que no nos veíamos, después de tanto años, nos reconocimos por la pinta, como dicen en nuestro pueblo, nos ubicamos en el pasado y charlamos animadamente de nuestros recuerdos de niños en Santa Ana y él sarcásticamente me dijo que nosotros pertenecíamos a la “Generación de los Arrancaos”, le pedí una explicación de porqué nos había bautizado con ese nombre y me convenció.
Efectivamente, los que abandonamos de niños Guadalcanal durante la década de los sesenta y principio de los setenta fuimos arrancados de nuestro hábitat natural para padecer la maldita emigración a ciudades y pueblos hostiles y desconocidos.
Durante el tiempo que estuvimos sentados en la poza vinieron a nuestra mente recuerdos, vivencias y amigos con los que por circunstancias hemos perdido el contacto y que el único lazo de unión que nos queda es vernos de vez en cuando en nuestro pueblo, demasiado de vez en cuando, me dijo, una eternidad, le apunté.
Dejamos libre la mente y aforaron los recuerdos infantiles en el barrio de Santa Ana, me decía ¿te acuerdas cuando vinieron las catequistas y nosotros la subíamos por el resbaladero?, ¿y nuestras lúrias con los del Pilarito?, recuerdos, recuerdos… la charla se fue animando y me vino a la memoria cuando Cantero se calló de la Alcazailla y se hizo una pitera en la cabeza que cabía una culebrilla o un cristaleño, el día de las cruces…, y lo bien que lo pasábamos a pesar de las carencias, jugando a la villarda, o a los bolindres, tratando de cazar algún gorriato con el tirador o lo torpe que era yo jugando a piola.
Le comenté la restauración que habían hecho en la iglesia de Santa Ana y quedamos aquella tarde para pedir la llave y ver el interior, yo ya la había visto terminada y no le quise dar mí opinión hasta que el no la viese, me dijo al despedirse, bueno Candelario, ¿subiremos a la torre para ver si hay nidos de gorriatos o de palomas?, le sonreí y nos despedimos.
Por la tarde, puntualmente me estaba esperando en los soportales, la primera impresión que me transmitió fue de decepción, ¿Qué han hecho con los escalones?, me comentó, yo simplemente le respondí, cosas de los de patrimonio, abrimos la pesada puerta con la llave de cuarto de kilo y la segunda decepción, ¿Qué pinta esta cristalera para entrar, parece la entrada de un bar?, cosas de los de patrimonio le respondí, el interior decepcionante, nos han secuestrado nuestros recuerdos, me dijo, habían desaparecido los bancos, el altar, los cuadros y todo lo que recordábamos, a esto no lo supe responder, no sabia donde habían ido, se quedó pensativo y me dijo, bueno al menos el suelo está limpio aun no siendo el más apropiado.
Salimos y nos sentamos en un poyo, seguimos con nuestros recuerdos, según hablábamos, a mí se me venían imágenes de la Velá y de las travesuras con muchos amigos, Rafa Nieto, José Parra, El Mosco, El Tortolo, Cantero y su hermana Julia, Manolo el de La Mora (Q.P.D.), Bautista, los Gazpachitos y tantos otros a los que nos arrancaron de las calles y la plazas del barrio Santana.
Nos vimos varias veces más en esos días, me dijo que había leído los pensamientos lúdicos en la página del pueblo y que sería bueno que escribiera algo sobre nuestra niñez y vivencias Santaneras, yo le prometí que lo haría, han pasado varios meses y había dejado aparcado un poco este tema, pero he recibido un correo de Rafa Nieto y me he puesto a escribir.
Leyendo el correo, nuevamente aforan recuerdos de nuestra niñez, cuando quedábamos en la puerta del cuartel viejo para ir a la escuela por la calle Costalero (antes General Mola), y que nosotros conocíamos por la calle de la chicharra, la mayoría íbamos a la escuela de Dña. Paquita (escuela de los cagones) y después a las de D. Francisco Oliva, D. Francisco Maltrana y otras, siempre llegábamos tarde, pues nos quedábamos jugando a los bolindres entre las piedras de la citada calle, no hacía falta que nos acompañaran nuestros padres, me comenta, añora la libertad que disfrutábamos en aquella época y el respeto que le teníamos a nuestros maestros, si te daban algún capón, que te lo daban y más de uno, no se lo podíamos contar a nuestro padre, él sin preguntar el motivo, nos daba otro o se quitaba la correa, por no hablar de las piteras que nos hacían en la cabeza con un lápiz afilado en la escuela de los cagones, o como repartían la mayoría de los maestros con las reglas y las varitas de olivo, ni lo de antes ni lo de ahora, pienso.
Igualmente me comenta que si me acuerdo cuando hicieron las acometidas en la plaza de Santa Ana y empezaron a salir huesos cerca de la pared de la iglesia, pues claro que me acuerdo Rafa, una noche cogimos una calavera y varios huesos más para junto con un trozo de sábanas hacer “una pantasma”, recuerdo que nos vio el de las vacas que vivía al principio de los escaloncitos, se le dijo a nuestros padres y cobramos por descontado, fue una idea de Manolo El Tortolo que era el de las malas ideas.
Bueno termino, si algún otro Santanero se pone en contacto conmigo, seguiremos recordando, claro que nuestros hijos nos dirán que nos parecemos al “Abuelo Cebolleta”, hablando del pasado…